Wednesday, August 3, 2011

VIRTUOSOS ASCENSOS HACIA DESTINOS INCIERTOS



Por Chaliang Merino


Durante toda una vida no he buscado más que la esencia del vuelo…El vuelo, ¡qué felicidad!
                                                                                            Constantin Brancusi [1]



“Sobrevolar” significa violentar la muralla de lo mundano para adentrarnos, quizás, en la esencia más pura de nuestra realidad. Y entonces desde arriba, sobrecogidos ante tanta finitud, disponemos ese viaje de añoranzas hacia la ciudad de donde venimos y hacia donde vamos, allí donde se mixturan las historias y se configuran nuevos senderos, trayectos, narraciones. Esta vez, los invito al “ascenso” desde las poéticas individuales de Carlos González y Gustavo Acosta.
Flights of Fancy constituye una gran evocación a la orgánica unidad de la existencia. Empeñado en desarrollar una imaginería tendiente a exaltar la relación metafórica hombre-naturaleza-ciencia, Carlos González logra regodearse en las excelencias técnicas de artilugios elaborados con refinada pericia artesanal. El acero esmerilado aliado a tensores, cuerdas, grapas y tornillos transmuta su pesantez en una ligereza espeluznante y las luces le confieren cierta propiedad del lenticular printing.  Ya sea desde insectos voladores llevados a su mínima expresión o desde ingeniosos artefactos creados para levantar vuelo e inspirados en modelos biológicos, las piezas de Carlos González emanan ricas alusiones simbólicas y siempre apelan a la limpieza formal, a la factura virtuosa, al goce estético del espectador. 


Carlos González: Finding Light, stainless steal, 72 x 86 x 80 in.
2009

Perfect Flight, Flights of Fancy y Finding Light -cual dandelion volador- devienen obras monumentales que instan al más desinhibido disfrute sensorial. Entre la gravedad de “menudas” alas o de alineadas aspas que remedan remos, ¿podremos sujetarnos a la duda de emprender una nueva travesía, reanudar el camino perdido, encontrar la libertad o apuntalar las grandes utopías?
Gustavo Acosta, en cambio, se alza entre los retazos y retrasos de una ciudad dormida, vejada, devastada que sólo puede ser percibida desde lejos. La Habana, “ciudad de lo inacabado, de lo cojo, de lo asimétrico, de lo abandonado” -diría el escritor Alejo Carpentier en sus “Crónicas del regreso”- es observada a través de un lente peculiar. La gestualidad expresiva y la experimentación con el color verde en su gama más amplia nos insinúan no sólo fragmentos velados a la luz, sino también de un alusivo y sugerente sustrato de recuerdos y sensaciones imprecisas. Obras como The Last Chance, The Mirror and the East View, The Art of Illusion y The Great System muestran vistas aéreas de una ciudad vigilada a tientas. La insistente exploración del verde nos sitúa ante atmósferas enrarecidas por ese filtro polarizado que se empeña en conducirnos hacia un viaje de añoranzas, desasosiego e ilusiones perdidas. Mientras The Big Splash amenaza en salpicarnos, Trompe L’oeil reproduce el ensordecedor silencio de un desolado paisaje urbano.
Desde otra perspectiva, la serie Secret Codes manifiesta instantáneas nocturnas de ciudades desveladas por vastas urdimbres de luces, abstractos segundos de vuelos y viajes, memoria infalible de inciertos destinos. 

 
       Gustavo Acosta: The Last Chance, acrylic on canvas, 50 x 50 in.
  
Notas

[1] Eliade, Mircea. La prueba del laberinto. Madrid: Ediciones Cristiandad, S. L., 1980, p. 187.




Chaliang Merino es especialista y crítico de arte. Recibió su licenciatura en Historia del Arte en La Universidad de La Habana, Cuba. Actualmente cursa estudios de maestría en la especialidad de Art Management en Saint Thomas University y funge como directora de Imago Art Gallery, Miami. (http://www.imagofineartgallery.com/)

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