Saturday, April 27, 2013

CIUDAD SIN NOMBRE




 
Por José Manuel Domínguez
 
En otro de mis viajes de regreso
lo he dejado todo atrás
las lágrimas, el mapa, un perro callejero
a cambio me he traído la sensación de vacío
de cuando se han hecho demasiadas preguntas
de cuando uno sabe que la ciudad resiste
que no hay nombres en las calles, ni gente en las ventanas
nadie que cante o que silbe por la acera
nadie para hablar de la vida
en la inmortalidad de una esquina cualquiera.


La ciudad se perfumó de ruidos familiares
limón del limonero exprimido en la sopa
la gracia de las frutas, el agua de la fuente
mujeres que me golpearon con el aroma de otras tierras
y me volteo a verlas, a seguirlas de lejos
para probar mi pericia y mis dotes aprendidas
que me enseñaron amigos de otras ciudades y otros poemas.


Mi noche tiene un nombre y mi ciudad es un sitio,
o viceversa
un muro, una puerta, señales que acaricio
las ramas que despeino, la sonrisa que no llega
el banco de un parque inundado por la lluvia
la luz amarillenta que tiñe las aceras
las cosas que imagino, mi viaje tan temprano
la voz que me susurra: es temprano para viajar tan lejos.


No hay nadie al final del viaje
otra vez solo
otra vez tormentas
me quedé sin escuchar los latidos
sin conocer los labios de la ciudad sin nombre
su lengua calle oscura, mi refugio en su garganta
me traje los deseos sin luz ni sombra de farolas
sólo preguntas
deseos, inconcebibles deseos.


La ciudad es nueva, secreta, indiferente
mi dolor es el mismo, sin embargo.
 
 
 
José Manuel Domínguez es director de teatro, poeta y narrador. Estudió dirección y actuación en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Se estableció en Miami, Florida, en el año 2000. Le acompañan en su vida dos mujeres extraordinarias: su esposa Marángeli y su mamá Loli, así como su perro Sombra.
 
 

Wednesday, April 24, 2013

JOSEPH BEUYS RESTAURADOR


 
 
 
Por Nara Mansur
 
De su poemario Un ejercicio al aire libre (2004)
 
 
Allá voy
la gente reunida en torno al barroco tropical come pizza.
Allá voy
me fumo mi autobiografía
en un cigarro popular Hollywood
camello de mi corazón roto
intuyo la pérdida y la restauración de mí por otra
decir sí, decir no, no saber a quién, por qué
la casa vacía, la casa vieja, la casa nueva
la casa que vendrá, la casa que vuela
la casa apuntalada
que se cae, invadida, en fuga, no está.
Salvar la piel, sin atributos,
los ladrones tocando la aldaba, el cartel que dice
lo que nadie quiere que diga.
Quiero separarme de todo:
de mi autobiografía, de mi curriculum
de las historias que conozco y repito
de los objetos robados en tantas casas, a tantas familias.
Quiero olvidarme de la falta de atención
de la falta de memoria, de que la historia debe ser clara
de que existe “Guernica”.
Todo ha sido tirado al agua
no basta con prender el fósforo
la madera de los cuerpos desaparece en el agua
agua salada, la guerra líquida, el estallido.



Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

Monday, April 22, 2013

GARABATO No. 8


 
Foto: Eduardo Rodríguez Solís
 
 
 
Por Eduardo Rodríguez Solís


      Cuando nacemos, Dios o los dioses antiguos nos dan cinco sentidos para andar por la vida. Con la vista notamos lo que pasa alrededor. Con el olfato olemos lo que está en el entorno. Con el gusto reconocemos los sabores. Con el oído captamos los sonidos. Con el tacto identificamos las cosas cuando las tocamos.
      A veces, el destino o lo que sea nos quita uno de estos sentidos. Y cuando esto sucede los otros sentidos a veces se agudizan, para lograr un equilibrio.
      Yo conocí a un compositor español que no podía ver. Se trataba de don Joaquín Rodrigo, autor de obras musicales clásicas (el Concierto de Aranjuez y la Fantasía para un gentilhombre, ambas bellas obras para guitarra y orquesta). Pude ayudarlo con el pago de sus derechos autorales, cuando en México, la Ford promocionaba en la televisión un coche llamado Cordova, sin acento en la primera “o”, con un fragmento de la Fantasía para un gentilhombre. Creo que la Ford pensaba que la obra musical que estaban usando pertenecía al dominio público.
      Tiempo después un amigo viajó a España, diciéndome que iba a visitar a don Joaquín. Le mandé entonces saludos… Y cuando mi conocido regresó de Europa me entregó un regalo que me mandaba el maestro Rodrigo. Se trataba de una de sus corbatas que sacó de un ropero.
      En aquellos tiempos yo laboraba con la Orquesta Sinfónica del Estado de México, que dirigía el maestro Enrique Bátiz.
      Con nosotros trabajaba Luis Fernández de Castro, quien tampoco podía ver, pero que era una maravilla de persona. Nos quedábamos de ver en un lugar muy complicado y él se las ingeniaba para llegar primero. Y una vez que me ofrecí llevarlo en mi coche a su casa, me dirigió como si tuviera sus cinco sentidos.
      “Cuando llegues a la esquina, donde hay una cantina, te das vuelta a la derecha y caminas tres cuadras, hasta donde está un edificio verde con blanco. Ahí mero es donde vivo”, dijo Luis.
      Antes de entrar a la Sinfónica, Luis Fernández de Castro escribía crítica musical y teatral en un diario. Y cuando le tocaba hacer una reseña de teatro, su esposa tomaba nota de muchas cosas… Y luego Luis hacía un texto maravilloso, con pelos y señales del evento teatral.
      Era también un excelente pianista. Tocaba las teclas con mucha pasión.
      Una vez llegó a la oficina y pasó cerca de un muchacho que se llamaba Cuauhtémoc. El joven no lo saludó para evitar que Luis lo mandara a comprar cigarrillos. Cuando iba rebasando el sitio donde estaba Cuauhtémoc, volteó y dijo en voz alta: “Buenos días, Cuauhtémoc”.
 
      Este Luis era un superhombre.

 

Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Thursday, April 18, 2013

BAJO EL ARCOÍRIS



 
 
Por José Manuel Domínguez
 
A Eva Cassidy
 

Espero las gotas que bajan,
rocío de lágrimas cayendo en colores
subiendo a tu paso, al paso de Eva
la tarde en los troncos, posada en la hierba, volando hacia mí
dejándome quieto, descalzo, dormido
debajo estoy yo,
me caen las gotas de un bosque, de un árbol las hojas, las ganas,
la lluvia cayendo, cayendo
cayendo
dulzura cayendo
costura de gotas, sinfín de dormir
la luz en pedazos que se desmorona
el tiempo y la diosa se vuelven rocío, la nada del tiempo, del agua
muriendo a su ritmo, volviéndose luz
cayendo, viajando, vacío de ti
de ti, de ti
de ti, de ti.




 


José Manuel Domínguez es director de teatro, poeta y narrador. Estudió dirección y actuación en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Se estableció en Miami, Florida, en el año 2000. Le acompañan en su vida dos mujeres extraordinarias: su esposa Marángeli y su mamá Loli, así como su perro Sombra.
 

Monday, April 15, 2013

FEDERACIÓN DE MUJERES CUBANAS




Por Nara Mansur


Mujer rubia de ojeras, mujer que termina el viaje tan cansada.
Mujer narrativa que lo cuenta todo esperando que abra la tienda.
Mujer anécdota triste, mujer en la cola del pescado.
“Si me pides el pescao’ te lo doy. Te lo doy, te lo doy, te lo doy.”
“Acuérdate de abril, recuerda”.
Y vuelve a hacer sus maletas. Volver a empacar. Volver a desempacar.
Volver a ser mujer. Volver a descansar para que se me quiten las ojeras.
Mujer que se vuelve a casar. Mujer que se vuelve a cansar.
Y vuelve a hacer sus maletas
“para llegar a un sitio donde no es bienvenida”
porque las emigradas nunca son bienvenidas.
Las emigradas siempre buscan refugio.
Las cubanas son peligrosas con sus visas
las convierten en otra cosa mariposa
en algún sitio en estado de sitio.

“Eso lo sabe todo el mundo, lo saben los refugiados, principalmente
la historia lo ha certificado tantas veces”.

¿Por qué me quiero ir a morir en tierra extraña
si puedo hacerlo en mi casa hoy, con mi madre y mi padre
los tres abrazados, cansados, con hambre?
El viento moderno y corrupto del mundo me expulsa:
es demasiado ligero el viento para elevarme sobre mi último amante.
Son demasiado ligeras mis piernas para no correr, para no protegerme.
¿Dónde están los otros?
Los que el viento arrastra
de idea en idea
de castillo en castillo
de un relato a otro, de una familia a otra.


Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

Saturday, April 13, 2013

GARABATO No. 7


 
 
 
 
Por Eduardo Rodríguez Solís


      Este aguacero de Houston es un enanito al lado de los verdaderos chaparrones que caen en la ciudad de México. Ahí llueve a cántaros y las calles se vuelven ríos como el Sena o el Rin.
      Me acuerdo que cerca de la casa, en Chapultepec Morales (que se llama así por estar cerca del cerro de los chapulines; Tepec, cerro; Chapul, grillo o chapulín), se armaban unas lagunas tremendas y parecía que la ciudad era Venecia, por las tantas aguas.
     La ciudad creció como un pulpo y nunca de los nuncas ha tenido sus problemas solucionados. La corrupción tradicional nuestra y la desidia han dejado esa bella ciudad, así, con sus tantos malestares.
      En el área metropolitana habitan más de veinte millones de personas, y muchos viven en casitas de cartón y palos o en cuevas, que el hombre hizo para sacar material para construcción. Otros, duermen en esquinas basurientas con cobijas hechas con periódicos viejos. Así son las grandes ciudades de nuestro planeta. Qué le vamos a hacer.
      Recuerdo que en temporada de aguaceros el agua no se metía en las farmacias o salchichonerías o panaderías o tortillerías o qué sé yo, gracias a barricadas de ladrillo y cemento. Entonces la gente caminaba con botas de hule (si tenía dinero) o pagaba unos centavos para que lo atravesaran a uno por las lagunas tremendas.
      Y me acuerdo bien de un amigo, que era artista del circo y se paraba de manos y caminaba así hasta los establecimientos, para comprar algo. Las locuras que hacía uno.
      El aguacero de Houston, que trajo agua para la natura, ha sido bienvenido. Se necesitaba este líquido, que es la vida. Hubo lagunetas, pero todo, gracias a los drenajes, ha quedado seco.
      Cuando estaba dura la caída de las lágrimas de los que están en el cielo, los gatos buscaron refugio seguro. Esos animalillos saben cuándo va a llover y son verdaderos radares de los fenómenos naturales. No hemos aprendido nada de ellos. Somos unos burros.
      Hay que saber vivir con la natura y con los animalitos que andan por todos lados. Hasta las cucarachas tienen derecho de vivir.



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Thursday, April 11, 2013

THE CASE OF DIEGO DE UCEDA


Photograph by Isabel Pérez Lago


John E. Longhurst’s book Luther and the Spanish Inquisition: The Case of Diego de Uceda, 1528-1529 reminds us of Jorge Luis Borges’s short story The Garden of Forking Paths in its treatment of texts used to capture the reader’s attention to the displayed conflict. Considered as an example of anti-narrative, Borges’s story is told through a sequence of fragments from newspapers, letters and other documents that, in reality, do not exist. The Argentinean writer uses real dates, names and events within his work so as to make his reader wonder about the realistic character of the story. At one point, the reader can’t even state clearly whether he is reading a fictional story with verifiable elements included or a truthful article containing an intense dose of creative images. Likewise, Longhurst’s work proposes an intriguing way to tell us about the case of Diego de Uceda during the Spanish Inquisition, using a postmodern literary presentation of the facts that are divided into setting, denunciation, double jeopardy, frustration, the burden of proof, crisis, purification, and an epilogue.
In the first chapter, the reader is situated within the time and space of the conflict narrated: the trials set up by the Inquisition tribunals against those who ideologically opposed some Catholic doctrines, inspired by Martin Luther in the 1500s. One of these figures was Diego de Uceda, “an enthusiastic devotee of the teachings of Eramus of Rotterdam,” which tried to find a middle ground between Catholicism and Lutheranism (8). Here are mentioned many of the people imprisoned by the Catholic Church due to their heretic practices, that is for believing in Lutheranism, Illuminism, or Erasmism. The idea of confessing to God alone -not to the priests- plus the need to avoid adoring dead images, which were considered a resemblance of the idols of the pagans, became two of the main reformist thoughts defended by Luther, and, of course, they were radically condemned by the Inquisition.
The subsequent chapters refer to the recollection of evidences that incriminated Diego de Uceda, bringing him to the Inquisition chambers (18). Although he clarified that his only wish consisted of living and dying in the Catholic faith, Diego was submitted to an extensive trial that ended up in torture. Diego had said that the most important thing in confession was for the sinner to repent inwardly and to promise to mend his ways in the future (28). Later, he added that ignorance combined with an unwillingness to learn is the basis of many evils, including the misunderstanding of words (28). In a letter written after having spent days of solitary meditation in his cell, Diego de Uceda confessed that he also denied a miracle of Our Lady of Guadalupe, and he begged for mercy to the Catholic Church (35). As Longhurst affirms, Diego’s life, fortune and honor were at stake while he tried to convince the Inquisitors of his piety and orthodoxy (50). Diego stated that priests were instituted as arbiters between God and men, making oral confession the only vehicle to the absolution of sins (54). Put to be tortured, Diego had to tell the Inquisitors what they all wanted to hear: words (which he might not even have believed) in support of the Lutheran disregard of confession and the adoration of images as well as the idea that contrition alone was enough for the believers to be saved (62-63).

Sunday, April 7, 2013

MUERTE DEL POETA EN LA REVOLUCIÓN


 
Liliam Domínguez: Pest, C-Print
http://www.liliamdominguez.com./
 
 
Por Nara Mansur


Sólo vi aquella boca
aquella boca moviéndose
aquella boca llena de dientes de perro
con los desprecios como alfileres en las encías
aquella boca dudando con la peor de las dudas
en aquella habitación tan hermosa
como si fuera la de un escritor hermoso
como si ahí se escribiera poesía.
Sólo vi aquella boca que hizo a mi revolución difunta.

No te refugies en la inseguridad del mundo
no te refugies en tu cólera divina
no te sientas noble ni sabio ni correcto.
No soy correcta. No quiero ser una persona correcta.
A veces me voy y no me despido
no digo adiós ni esta boca es mía.
A veces vengo ¿Viniste? ¿Lo dijiste?

No soy una exiliada, no tengo alas para volar
los pasajes aéreos son demasiado caros
no emigré, no me refugié.

“Me ha llevado el ciclón tropical
como a la hoja de un árbol podado.
En mi país se ha levantado una apatía sin nombre
una desidia llena de fuego y violación.
Y un día que no recuerdo, ¿un martes?
que no me atrevo a enumerar
me ha llevado el entusiasmo”.


Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

 

Thursday, April 4, 2013

GARABATO No. 6


 
 
 
 
Por Eduardo Rodríguez Solís


      En las noticias del Internet leí una nota donde hablan de que Shakespeare no es tan glorioso como lo imaginamos. Dicen que él era un negociante no muy honrado y no pagaba impuestos.
      Aseguran que el dramaturgo y poeta tenía un granero, y en las épocas difíciles (el terrible invierno, con la nieve, y demás), vendía grano no muy legalmente.
      La verdad (la verdadera verdad) es que alguna vez compró un granero, porque quería hacer otro teatro. Pero nunca pudo realizar ese proyecto. Entonces el viejo granero recibió una buena  manita de gato, y ahí fue almacenando grano para las épocas difíciles, cuando la gente no iba al teatro. Y entonces se ponía a vender su grano a la mitad de precio de los graneros del área. Y con esos dineros resistían Shakespeare y algunos de sus actores esos tiempos malos.
      El gobierno y sus amigos no veían con buenos ojos las actividades escénicas de Shakespeare. Incluso, pensando que el teatro que hacía el poeta no era muy correcto, pues los actores vivían todos amontonados “y sabrá Dios lo que hacían en sus horas de ocio”, se lanzó un bando donde se prohibía que las mujeres participaran en los espectáculos teatrales.
      Ante esa prohibición, Shakespeare siguió representando su teatro y, por ejemplo, cuando se tenía que hacer “Romeo y Julieta”, el papel de Julieta y los otros roles femeninos eran desarrollados por actores y no por actrices.
      Si eras pobre y vivías casi de milagro, te cobraban impuestos por cada ventana que tenía tu casita. (Si no podías pagar, pues cancelabas con madera la ventana). Y si necesitabas agua, cuando las tinajas se te secaban, tenías que ir muy de noche al río, porque si lo hacías con la luz del sol, los dueños de los castillos próximos te cobraban un impuesto.
      Y no se diga si tenías que usar un río para transportar algo. Te cobraban impuestos porque decían que el río también pertenecía a los dueños de los castillos próximos.
      En el pueblo natal de Shakespeare hay una estatua del poeta. En una de sus manos lleva una bolsa con grano.
      Hay que ver el teatro de William Shakespeare, pero también hay que leer la extraordinaria poesía que escribió. Versos inteligentes y soberbios. Palabras que hablan de la grandeza de un artista del mundo. Un gran artista que dependía del mágico grano para las épocas difíciles.
      Hoy Shakespeare es una gloria de Inglaterra, y gracias a su extraordinario prestigio, su pueblo natal vive bien por siempre y para siempre. Las visitas a su pueblo y los souvenirs son como los granos sagrados de las épocas difíciles.



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Tuesday, April 2, 2013

MEANINGFUL WEIRDNESS


We all have acted weirdly sometimes, haven’t we? The good news is that it’s never too late to rectify mistakes and make better choices. What happens, however, with our supposed “weirdness” later on in life? Does it simply disappear? I don’t think so. In fact, I believe it always stays with us. Could it be that that assumed “weirdness” is actually what makes us special, different from other people? If so, what can we do with it? I think one can use that weirdness to help, to hurt, or to hide. Out of their very exclusive and unique weirdness people may develop desires to either love, crush or be indifferent to those around them. But, who could really witness the pains, fears, other deeper issues bursting in their minds and hearts?
As a wonderfully weird singer says, “we all do what we can.” We are not to judge but to love. Very often, in my writing class, my students and I divide the whole group into four teams to debate a particular topic. So, each team gets to propose an argument, providing at least two good reasons in support of what they believe in relation to the given theme. I love that they don’t feel they have to think like I do. Because they are respected, not manipulated, they can flourish. Yes, sadly, my students, as each and every single person on the planet, will have to deal with tricky people, random individuals who will be willing to mislead them into believing what they want. Some may grow cold. Others, mad. But, many will remember where their true value comes from, as well as the priceless, exceptional meaning of their “weirdness.” I am sure these will have no need to defraud anybody, not even for the sake of Love.