Saturday, January 26, 2013

GARABATO No. 1


Isabel Pérez: Sister Cat
 


Por Eduardo Rodríguez Solís

 
      Nosotros vivimos en casitas blandengues, que tienen una plancha delgada de cemento, que viene a ser el piso, que está casi a raíz de los pastos. Con el tiempo, el piso se ladea o se fractura. Entonces hay que llamar a los especialistas que inyectan algo abajo, para recuperar “lo plano original”.
      Teniendo esa placa de cemento, empieza la construcción de la vivienda y se hace una especie de esqueleto de madera, señalándose bien los huecos de puertas y ventanas.
      Luego, se hace un techo, generalmente de dos aguas.
      Después, se forran paredes y techo. Las paredes, con unas placas de yeso y cemento, y los techos con láminas hechizas de madera.
      Las paredes tienen recubrimiento de los dos lados.
      Ah, y los techos se recubren con unas láminas de material que tiene algo de arena mezclada con chapopote.
      Cuando hay ventiscas que a veces se vuelven tormentas horribles, los techos salen volando porque las estructuras y el todo de éstos se fijan estúpidamente con clavos, en lugar de tornillos con tuercas.
      Hay que ver a un explorador que anda por las montañas con su sombrero. Si su “hat” va nomás puesto, y llega un vientazo, pues su sombrero se lo lleva el tren. Pero si su “hat” va agarrado a la barbilla con una cinta, no pasa nada.
      (Y cuando hay incendios, todo se quema de lo lindo, porque nuestras casas tienen esqueletos de madera.)
      Cuando vienen los fríos, como el de ayer en la madrugada, se hace hielo en los techos, y se siente el frío en los interiores de las casas. Es ahí cuando el aire caliente entra en acción, y suben las cuentas del consumo de electricidad.
      Hoy, en la mañana, salí con el frío a alimentar los tres gatos que son nuestros y que viven afuera.
      En la bodega, que tiene puertita para gatos, estaba el gato vagabundo, grandulón, con cara de gángster. Éste dormitaba como Sheik, en tremendo colchón redondo, “hecho para gatos o perros”. En un rincón, aparte, estaba la hermana de este cabrón.
      Acaricié a los dos, y la maldita gatita me tiró una tarascada, y me hizo cuatro cortes en la palma de la mano derecha. El corte de la extrema derecha fue profundo, y hubo que chupar varias veces la herida. (La sangre no estaba dulce.)
      Al frente de la casa, protegida por el techo del garaje, estaba la mamá de los felinos. Ésta es una alma buena. No tira tarascadas.
      Cuando me metí a la casa, me apliqué alcohol en mis heridas y vi en un rincón a la otra gata, que se llama “Mole”. Dormía placenteramente, con su bonito aspecto de “plato de arroz con mole” (porque su pelambre es blanco en un 60%, con manchas negras y anaranjadas).
      Me llené de energía al escuchar el Concierto para (¿dos?) mandolinas de Antonio Vivaldi.
      Miré el cielo y no pasó ningún Boeing 787.
      Todos estos aviones están ya parados. Ya no vuelan. Les van a revisar una batería que se calienta y puede producir incendios. Es una batería como las de las computadoras, pero grande. En las computadoras, hay un ventilador que previene los posibles desastres. En los 787 no hay ni un abanico.
      Estos 787 no tienen estructura y recubrimientos de metal, como las naves anteriores. Son puro plástico de juguetería para ricos (material ideal para los incendios).



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Monday, January 21, 2013

SI YO FUERA UN HOMBRE Y TUVIERA FRENTE A NASTASIA KINSKI





Por Nara Mansur

De su poemario Un ejercicio al aire libre (2004)


Nasty, siempre estoy solo:
soy un solo hombre siempre solo.
Me imagino, me acuerdo, me acomodo
el pensamiento, la idea fija entre mis piernas
mis piernas imaginan la manzana quebrada
un excedente, un dulce calórico y redondeado
un excelente momento imaginativamente imaginario
para engordar, para crecer, para ser mejor
un extraño paquete de chorizo gallego.
Anastasia
de galleticas Bagley de noventa centavos.
Tengo miedo Anastasia
de la muerte de mi raza
la del hombre que no se cansa de amar, de amar, de amar.

 
 
Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

Friday, January 18, 2013

INSPIRATIONAL STORY OF THE MONTH

 
 

 
(Details Have Been Changed to Protect Privacy)


The Ethics Raising Institute


I read a very thoughtful article a few days ago. Written by a celebrated author and published in one of the most distinguished magazines I have ever seen, the article sought to make readers aware of the importance of promoting genuine care and love through the written word. The author, a strong and talented woman, is the founder of the Ethics Raising Institute, an organization that facilitates K-12 teachers to nurture their passion for teaching and to foster educational/ethical values beyond school settings by cultivating meaningful relationships with parents and friends of the schools via email.
What fascinates me most about the project is the attractive system (or model) of transparency created by the company, which successfully operates without owning a website or the popular “likes” on facebook. It seems the organization has developed a more lasting and stable platform sustained only by a reliable writing ethics. The Ethics Raising Institute serves its reading community in a quiet voice, allowing the teachers’ names to appear as hosting the edifying, inspirational emails sent to their respective recipients. Apparently, many teachers interested in understanding “education” on a deeper level and fomenting rapport with parents and friends of the schools financially support the Institute.
 “Our calling in life is never private. It is subtly linked to other people’s vocations,” I heard a speaker say one day. It is no secret that teachers need loads of help and encouragement so that they can better care for their students. Yet, some even are willing to use their finances to make the Ethics Raising Institute enriching system possible and accessible to parents and friends of the schools. These must be the most caring human beings in the whole world! The alliance between the Institute and its teachers offers us a good metaphor of the Trinity. Didn’t our Jesus pay it all before the Father so we could receive the comfort and reassurance of the Holy Spirit? I believe the Ethics Raising Institute and its devoted teachers deserve gratitude and respect because they are advancing real values in the face of misapprehension and confusion. “Let’s fall in love with people,” that thoughtful article read; “the rest is insignificant.”




 
 

Wednesday, January 9, 2013

ESAS FILAS LARGAS

Foto: Dora Amalia Pérez Díaz


Por Eduardo Rodríguez Solís


            Llegaron de muchos lugares. Vinieron del Norte y de los otros puntos cardinales. Se establecieron en forma definitiva al descubrir una mina de oro. El tesoro eran dulces, paletas semitransparentes de muchos sabores. Había de limón, de piña, de cereza, de  otras frutas. Las ponían en los mostradores del banco que estaba en Fondren Avenue. La gente que llegaba a depositar o sacar dinero podía tomar una de estas golosinas. Había que quitar el envoltorio de celofán y a la boca. Mmm. Qué sabroso dulce me regalan.
            Cuando las hormigas descubrieron esta maravilla, corrieron la voz, porque ahí en el banco había alimento dulce para una comunidad muy grande. Y cuando bajaba el sol, cuando oscurecía, se iban formando las largas filas. Y no se sabía cuántos miles de pequeños seres se movían en esas filas indias. Entraban en silencio al banco. Lo hacían por pequeñas rendijas, por minúsculos orificios que no se ven a simple vista. Mordían el celofán y se metían a las paletas, y las desmoronaban poco a poco.
            Esta acción duraba toda la noche. Y cuando empezaba a amanecer todas las hormigas tenían que desaparecer. Se abría el banco y empezaban los movimientos bancarios. Y los clientes a veces se llevaban paletas mordisqueadas por las hormigas. Pero la gente no se daba cuenta que las paletas estaban debilitadas. Quizás se pensaba que los dulces tenían sus defectos de fabricación.
La comunidad de las hormigas seguía creciendo. Y ahora había seres jóvenes que venían del Sur. Estos animalillos eran medio rebeldes.
            Un día alguien llegó al banco a hacer unos depósitos. Cuando terminó sus trámites una empleada le preguntó si necesitaba algo más. El cliente, al no ver las paletas, dijo que le gustaría una paleta. Pero que ya no había estos dulces. La empleada dijo que habían quitado las paletas por las hormigas. El cliente se sonrió y abandonó el banco.
            Qué barbaridad. La rebeldía de las hormigas jóvenes hizo que el tesoro desapareciera. Estos seres jóvenes no abandonaban el banco cuando la luz del día se hacía presente. Seguían mordisqueando las paletas y los empleados del banco habían descubierto a los pequeños ladrones.
            Cuando el cliente se fue sin dulces en la boca, y abandonó el estacionamiento, se veían en algunos lugares del asfalto filas indias de hormigas que buscaban nuevos tesoros. Esas filas largas parecían como rayos de un sol lleno de esperanzas.

 

Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)           

Tuesday, January 1, 2013

LO MEJOR PARA TI


From the small town of Palma Soriano, we want to wish you a Happy New Year!
Te deseamos un feliz año nuevo desde el pequeño pueblo de Palma Soriano!

 
 
Do you want to be with the one you love? Keep your faith alive! I almost can hear an angel whisper, “The black belt never quits, and he will do whatever it takes to acquire you.”

In the meantime, there are many exciting things you can do:


                                                                   Teach a class
Photograph by Zach Gresham


Invent a workshop




                                                              Take a fun picture
My sister likes to ride a tiger


See yourself as a masterpiece



                                                               Be a fairy godmother


                                     Imagine you are the Dippin-Dots ice cream princess
  
 
 
                                           Write haiku poems whenever you feel sad:
 
 
                                    I Really Want To –3 Haiku Poems
 
 
                                                                  dream, dream…
                                                        the sweetest morning comes:
                                                                  he never leaves.
 
 
                                                                  love him more,
                                                         rain falls, the thunderstorm
                                                              no excuses in my bag.
 
 
                                                                        forgive
                                                          in the winter, summer, fall
                                                                     and spring.
 
 
                                                         Meet great people every day