Thursday, November 28, 2013

HEAVEN





By Ms. Dinorah


I love the song Stairway to Heaven. Anytime I hear it, the sound of the music brings me back to God. For, as the apostle Paul would say, “He raised us from the dead along with Christ and seated us with him in the heavenly realms.” Heaven is going to be breathtaking, a place for pure love, pure joy, pure life, with Led Zeppelin, and the Beatles, and Pearl Jam, and many others playing songs in the background. No more barriers in Heaven. No more physical, mental, emotional imperfections. No more fear of the unknown. He will be there! And I am going to be so pretty that he will love to look at me. In Heaven, I may even be the right person for him, or the right angel. One never knows. For now, it is what it is. Sometimes we make progress in one area, say the fruit of the spirit, and yet struggle to cope with the standards of the world. On this side of the lake, or the pond, or the door, or the sea, you will have tribulations but take heart because Jesus (in his love for us) has overcome them all.
So since Heaven awaits us, we can hold on to our faith and enjoy the journey, living with great anticipation. Oh, the power, the beauty of Heaven is so beyond belief that, while climbing our God-given stairway, we have the ability to find endless motivations to “sing for the laughter and for the tear” as our lives unfold. Yes, I am confident we will also have the best of Aerosmith in Heaven –for free. And true, we won’t deserve it. As a matter of fact, we don’t deserve any of the gifts God has freely given us, not his love, not our hopes, not the faculty to sense what is beyond belief, not the people who care about us, not the opportunity to learn from our mistakes and start all over again, to dream again. Could that be one of the ways we intuit that we have been truly blessed? Oftentimes I think how in the world did I have this incredible person as my professor, or my friend, or my brother? How did I get to be in the same family line as my grandparents?
 “God is so rich in mercy, and he loved us so much, that even though we were dead because of our sins, he gave us life,” the apostle Paul said. I say, thank you, Jesus! Thank you for not giving up on me when I thought that having people’s approval was more important than discovering my true self. Thank you for carrying me through the tough times, skin breakouts, physical and soul pains, excessive weight loss, solitude, low self-esteem, pride, despair, resentment, and into the person I will become. Thank you for all the tastes of Heaven, especially the musical ones, that consistently energize me to climb the stairway with you.





Saturday, November 23, 2013

GARABATO No.32





      Dos fragmentos de teatro de Eduardo Rodríguez Solís


      Primer fragmento: “Cerca de la luna.”


      UN VIEJO DRAMATURGO, AL CUMPLIRSE 50 AÑOS DEL ESTRENO DE SU OBRA “PASO A LA VIDA”, INVITA A SUS ACTORES (TRES MUJERES Y CUATRO HOMBRES). LA CELEBRACION SE HACE EN UN CUARTO-ESTUDIO-HABITACION, QUE TIENE EL ESCRITOR EN LA AZOTEA DE UN VIEJO EDIFICIO UBICADO EN EL CENTRO DE LA CIUDAD DE MEXICO.
      AL INICIARSE LA ACCION, EL DRAMATURGO ESTA AFUERA, COMO OBSERVANDO LAS ESTRELLAS. SON LAS NUEVE DE LA NOCHE.

     
DANIEL.- Siempre son las mismas. Son los ojos de mi vida. Se desparraman en la noche. Las hay pequeñas y las hay que no se ven… Las grandes están llenas de vida.
      Ustedes, todos los que me miran, pueden echar los ojos para arriba y pueden observar el milagro de la noche… Lo que se puede ver sin pagar.
      Espectáculo para cada uno. Algo que nos acompaña desde siempre. En las buenas y en las malas… Así son las estrellas y su noche. Ahí están, en los tiempos malos y en los tiempos buenos… Son, algunos dicen, un regalo de Dios…
      Luego, esa noche y esas estrellas, se mezclan con el silencio de las horas. La gente duerme y el silencio se engrandece… Crece hasta volverse una música suave, cristalina, tenue… Y los que pueden, sueñan ilusiones, fantasías… Y los que viven con dolores de alma, sufren las pesadillas, los sueños diabólicos…
      Yo prefiero tomar una hoja de papel y un lápiz. Borroneo palabras, frases, verbos. Invento mundos. Pequeños o grandes universos. Dejo que lo que queda del alma se derrame, se vuelque, como un río, como una caída de agua, como una cascada de líquido fresco…
      A veces las palabras se acomodan con armonía y se levantan torres que pueden llevar amor, pasión, dolor y lo que se quiera.
      Surge entonces un paraíso. Vemos colinas y ríos, y observamos el caminar de hombres y mujeres.
      ¿A dónde vas?, le preguntamos a una joven mujer que se tapa el rostro con las dos manos.
      “Busco la puerta del paraíso”, te contesta.
      Ella es el personaje de nuestra poesía, la esencia de todo lo que hemos hecho.
      “Soy la estrella mayor, la que está cerca de la luna”, grita la joven.
      Entonces lanzas tu mirada hacia el cielo, pero no hay estrellas. La noche realmente todavía no empieza…

SUENA EL TELEFONO. DANIEL ENTRA A SU CUARTO. SE DESPLAZA HASTA EL TELEFONO. CONTESTA.

DANIEL.- Sí… Hola, Antonio. ¿Dónde andabas? ¿Ya te vienes para acá? ¿Oporto? Ah, está bueno. Con un vasito revives. Bueno, eso dicen los portugueses… Pero, oye, ¿vienen los demás? No han hablado. ¿Rosita? ¿A qué horas viene? Perfecto. Apúrate. Ya son pasadas las nueve… Chau…

DANIEL CUELGA EL TELEFONO.

DANIEL.- Son siete. Tres actrices y cuatro actores. Tienen que venir. Tienen que estar aquí… Tan culpables fueron ellos como yo… Bueno, yo les di la palabra y ellos pusieron el cuerpo, el gesto, las frases dichas…
      Antonio habló. Ya viene en camino. Traerá una botella. Va a ver si encuentra Oporto. Ese vino rojo, oscuro, que levanta el espíritu, según los portugueses.
      Ahora, a los cincuenta años de aquel parto profiláctico, hay que juntarse. Lo exige el espíritu. La familia alguna vez estuvo unida y ahora se tiene que volver a reunir.
      Primera llamada. Los corazones empezaban a alborotarse. La sangre cambiaba su pulso. Todos terminaban de ponerse polvos y rayas en la cara. También, tomaban el libreto y buscaban las partes que apenas si se sabían. Porquería de actores. Indisciplinados. Flojos esqueletos rumberos.
      Segunda llamada. Algunos se ponían de rodillas y rezaban padrenuestros y Aves Marías. Los corazones como que se vomitaban. La vida como que llegaba al borde de un precipicio… Los actores se apuntaban en las manos “palabras clave”. Ave María, horribles actores desordenados.
      Y luego, cuando casi todo se volvía penumbras, venía la tercera llamada, y se recomendaba al público sentarse en sus lugares, y se terminaba diciendo “tercera llamada, tercera, tercera llamada… Comenzamos”.
      Pero se me hace que estoy brincando de una cosa a otra. Se me hace que estoy volviendo loca a mi audiencia, a este público que son todos ustedes.
      Pero volvamos a los hechos. Yo estaba casi a las puertas de un paraíso. El paraíso que es de todos y que es de nadie. Junto a mí estaba la mujer joven que se tapaba el rostro.
      Ella me decía que me callara, que no hiciera ruido, porque ya estábamos cerca de la gran puerta. Me decía que los guardianes de esa puerta siempre dormían, porque ahí, cerca del muro, tenían un pequeño cuarto con dos camastros y un calentador de carbón. Me decía que había que acercarse casi de puntas, como bailarina de ballet. El ruido estaba prohibido… Si había ruido los guardianes tomaban sus escopetas y empezaban a tirar plomazos al cielo…
      Entonces, casi sin respirar, sintiendo cada uno el calor del otro, nos replegábamos en la pared y bien que escuchábamos el ronca que ronca de los guardianes.
      Y entonces venía la bonita historia que estábamos esperando, la historia de la joven mujer que se tapaba el rostro con las manos…
      Soy la estrella más grande, me decía, la que está cerca de la luna. Nací por accidente y mis padres me aventaron al mundo. Ahí iba yo botando y botando. Brincando de un lado a otro. Sin tener una cobija propia… No había muñecas, no había juguetes, no se conocía el verdadero amor…
      Los viejos, esos dos viejos que me recogieron de ese río lento donde yo navegaba en un “Moisés” de madera y paja, me dieron el poco calor que todavía les quedaba. Me enseñaron el camino del bien y me señalaron los senderos de la gente mala.
      Por ahí puedes caminar. Por ahí te puedes meter al bosque. Por ahí puedes llegar al río. Por ahí puedes encontrar la felicidad… Los otros caminos, conócelos, pero no los uses, no los pises, por Dios…
      Y con esas locas imágenes en la cabeza, con esas palabras que me decía la joven que se tapaba el rostro… Me fui a la mesa y escribí lo siguiente:

            Aparición nocturna,
            amiga del paraíso,
            buscadora de los caminos perfectos,
            levanta la mano para observarte.
            Grita tu nombre para reconocerte.
            Aparición nocturna
            que te escondes a cada instante,
            separa las manos de tu rostro
            y enséñame el perfil que te envuelve.
            Déjame mirarte
            en esta noche que no acaba.
            Déjame mirarte
            en esta muerte que ya se acerca…

      Y yo, echaba mi cabeza para atrás, y cerraba los ojos, y suspendía el aliento, para volverte a ver… Pero todo se desplomaba, todo se lo llevaba el viento, todo se volvía nada…
      Cincuenta años es mucho tiempo. También, cincuenta años puede ser poco tiempo. Todo depende del momento en que se ve, en que se piensa. Si se trata de un nuevo amor es mucho tiempo. Si se trata de una gran guerra puede ser poco tiempo. Pero cuando se habla de lo nuestro, del trabajo de los creadores, de los que levantan los telones de la comedia, de los que ponen las luces de la tragedia, es difícil decir que es poco o es mucho tiempo… Aquí todo depende de la pasión de ese universo que hemos creado… También depende de la calidez y la calidad de los ojos que nos están viendo…
      “Paso a la vida”, aquí está. Con todas sus páginas con anotaciones de colores. Que si esta mujer dice sus cosas con facilidad o con honradez. Que si las dice fuerte, tan fuerte que se deben caer las paredes que nos rodean… Que si aquel actor debe trabajar más su memoria, porque cuando habla como que dice sus partes cayéndose de una cuerda floja…
      En fin, éste es el texto o el libreto… “Paso a la vida”, setenta y cuatro páginas, con todos los colores que se conocen, con todos los verbos que hemos inventado, con la magia de aquellos años, con la fantasía mezclada, con la realidad, con la locura de un escritor que quiere conquistar al mundo, con las razones y las sinrazones que siempre nos persiguen como fantasmas…Como sombras que están pegadas a nosotros…
      “Paso a la vida”. Esta es la obra, La celebración se centra en la vida efímera que surgió de aquí, de estos papeles casi amarillos, papeles que lloran, papeles que ríen.
     
      PAUSA. DANIEL BUSCA. ENCUENTRA UN DISCO. LO PONE EN LA VIEJA TORNAMESA. LA MUSICA SE ESCUCHA. SE TRATA DE LA SONATA PATETICA DE BEETHOVEN.
      DANIEL SE SIENTA EN EL SUELO. ABRE LOS BRAZOS. SE QUEDA INMOVIL.
      DESPUES DE UNA LARGA PAUSA, DANIEL SE INCORPORA.

DANIEL (ASOMANDOSE A LA NOCHE).- Parece que hay más estrellas. Parece que las que estaban escondidas se han animado a salir. Y esta oscuridad del cielo, con esas estrellas desparramadas, se parece a aquella noche… Esta oscuridad se parece a aquella larga noche…
      Veinte escritores competían. Una obra distinta cada noche. Se trataba del Festival de Primavera. Había cuatro premios a las mejores obras. También se daban reconocimientos a actores, actrices, escenógrafos, directores. La ciudad no era tan grande como ahora. Seríamos unos ocho millones. Casi la tercera parte de lo que somos ahora. La gente, en el mundo, era la misma. Guerras por aquí y guerras por allá, y todo, para proteger los intereses de unos cuantos.
      Bum-bum, parecen decir las estrellas, es una guerra que se inventa… Con la guerra la rabia se condensa, la rabia se satisface…

TOCAN A LA PUERTA. PARECE QUE ESTAN TOCANDO UN TAMBOR. DANIEL CAMINA HACIA LA PUERTA. ABRE. ENTRA ANTONIO. LLEVA EN LA MANO UNA BOTELLA.

DANIEL.- Hasta que llegaste. Ya era hora…

ANTONIO.- La ciudad está hecha un desastre. El tránsito patas arriba. No hay control. Todo es un caos.

DANIEL.- ¿Conseguiste el Oporto?

ANTONIO.- La bebida de los dioses. Pero hay que tomarla de poco en poco. Si se toma a lo loco no sirve de nada… Mira…

ANTONIO SACA DE SUS ROPAS DOS VASITOS PEQUEÑOS. LOS MUESTRA A DANIEL.

ANTONIO.- Un vasito diario.

DANIEL LE DA VUELTA AL DISCO. LA MUSICA SIGUE. ANTONIO DESCORCHA LA BOTELLA Y SIRVE LOS VASITOS. EXTIENDE UNO A DANIEL. BEBEN EL VINO.

   Termina el primer fragmento.


   Segundo fragmento: ‘Viaje sideral.”


NARRADOR I.- Dos jóvenes tuvieron la idea de hacer un viaje muy largo. Construyeron un avión de papel y cartón y se fueron volando…

NARRADOR II.- Llegaron así, después de una travesía muy accidentada, hasta la mitad de un desierto… Caminaron entonces y pudieron escuchar el sonido del viento…

TECNICO DE SONIDOS (DICIENDO EL TEXTO Y HACIENDO RUIDOS).- Ruido de viento…

NARRADOR I.- También escucharon los ruidos extraños de miles de insectos…

TECNICO DE SONIDOS.- Ruido de insectos…

NARRADOR II.- Y detrás de las montañas escucharon el canto de un pájaro misterioso…

TECNIDO DE SONIDOS.- Canto de un pájaro misterioso…

EXPLORADOR I.- ¿Y ahora qué vamos a hacer? Se nos está acabando la comida y casi no nos queda agua.

EXPLORADOR II.- Tenemos que resistir. Pronto vendrá un avión con provisiones…

EXPLORADOR I.- Pues yo tengo mucha hambre… Y también miedo…

NARRADOR I.- Los jóvenes exploradores estaban cansados y buscaron un lugar donde dormir.

NARRADOR II.- El sol se ocultó y aparecieron la luna y las estrellas.

NARRADOR I.- El viento ahora silbaba…

TECNICO DE SONIDOS.- Viento silbando…

NARRADOR II.- A lo lejos se escuchaba el aullido de un lobo… Era un aullido prolongado…

TECNICO DE SONIDOS.- Aullido de lobo.

EXPLORADOR II.- Pues yo me duermo… Ya no puedo más…

EXPLORADOR I.- Mañana será otro día… Mañana quizás todo cambiará…

NARRADOR I.- Los jóvenes se durmieron y tuvieron un sueño muy extraño…

NARRADOR II.- En el sueño, una nave especial se acercó a ellos…

TECNICO DE SONIDOS.- Ruido de nave especial.

      Termina el segundo fragmento.

     

Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)


Wednesday, November 20, 2013

UNDERSTANDING FLOWERS





By Ms. Dinorah


It is fascinating the way each and every person may contribute to our understanding of things. Without their examinations or insights, the notion of the object in question would be incomplete. Children, especially, have a lot to say when given the opportunity to do so. Their views are fresh and enlightening. The naturalness and freedom with which they associate ideas challenge even well-supported perceptions. Yesterday, during our sharing time, when students are invited to read their creative works out loud, I suggested that the audience asked one subject-related question to the reader. (Each second grader had written a poem about a particular noun –octopus, saxophone, drums, jaguar, flower…) So after reading her/his poem to the whole class, the writer would answer one question.
Many enquired for details, information, which motivated imaginative answers and refreshing considerations. One of the students asked, “So, then, what is a flower?” The question was inspired by a poem that expressed how the writer experienced the word flower, with regards to two adjectives of her choice, a memory, three creative comparisons entailing qualities like smell, color and form, the existence (or not) of a random attribute given by me (the teacher), and two actions beautifully developed in depth by the student herself. The question, “What is a flower?” left me out of breath. Not many people have the courage –or the brilliance- to ask that question despite the fact that they don’t have a clue about what a flower is scientifically, philosophically, artistically. In the best possible scenarios, they may have conformed to the description recorded in a Botany book, or perhaps, a dictionary. Not that a book description is wrong (although sometimes it does happen to be lifeless). I read a couple of definitions of flowers here and there, and they seemed very convincing, explaining that the flower is “the seed-bearing part of a plant” or a bloom. Some of the definitions included information that made me picture the flower as a reproductive machine.
Now here is what the little writer said, “A flower is a seed that grows, with petals and leaves.” Again I was amazed. My answer wouldn’t have been so accurate. I, and possibly many adults along with me, for that matter, might have spent a long, long time pondering why I had been asked that question, what the meaning behind it was, or what could happen if my answer was not right. In just a few poetic words, she captured the lively transformational essence of a flower. She didn’t say that the flower had seeds to be spread and multiplied. No, the flower itself, with petals and leaves, is a seed that grows… The more I teach my students, the more I want to learn from them. It is so illuminating the way children see, how they find their way through science and creative expression and the novelties they come up with. Without a second grader’s view of flowers, the book description and definition still are partial and incomplete.

Saturday, November 16, 2013

THE MESSAGE





By Ms. Dinorah


A friend of mine told me the other day I should at least write one blog a week. “Your site needs you,” my friend said. The question is…What am I going to write? Sometimes ideas come easily. Sometimes they don’t. Or, sometimes the ideas that do come are not the ones you would enjoy writing. As Joel Osteen says, “Be positive or be quiet.” Quietude may be very appropriate when you yourself recognize it as a vehicle for positivity. Assuming that positive ideas will come my way, I can make an effort and write down a few words. The question again is… What am I going to write?
There is more to writing than the message we wish to convey through words, like the sound of it, for example. What does your message sound like? What do your words sound like? I have discovered that sometimes it is a sound –I would call it a sound because It need not occur as a legible combination of words- what captures my heart. I could write about the song that has been playing in my head since yesterday. It made me smile and cry a little too. I could write about the book I am forcing myself to read, thus to imagine what its message sounds like. I could write about the peaceful view out my window, create a story, build two metaphors (his voice is my refuge, his love is my strength), express my feelings –sensations, awareness-, or wish him well.
I have no idea what to write. I guess I will try to write a sound, not a pretty one, a roar. When you have really nothing to say you start either roaring like a hungry animal or speaking in tongues through the Holy Spirit, or both. There were times, during trainings of physical theater in college, when you thought your body couldn’t resist training any longer, the professor said, “There, that is a moment of creation!” (And you just want to evaporate! But there is more to you than what you want). Your body starts acting on its own accord, or so you think, speaking in tongues through the Holy Spirit, or, again, both. This post is about producing a sound (imagine it with a strong Cuban accent if you can, almost incoherent), rather than a word, a combination of words, let alone making sense. Sometimes it’s just a bare sound what you need, a sound surpassing our own understanding, a flesh and blood feeling (I wonder if this could be possible to feel), a touch, a taste. The question is…What am I going to write?


Tuesday, November 12, 2013

GARABATO No. 31




      
Por Eduardo Rodríguez Solís


      Entre la Playa de Ipanema y la Laguna de Rodrigo de Freitas, en Río de Janeiro, Andrés se encontró un caracol azul que sonaba de muchas formas. A veces su ruido era de un mar tempestuoso, y a veces era de cascada tranquila. Pero los fines de semana soltaba sonidos diferentes.
      Los sábados llevaba la voz delgada de una soprano. Esos días, si escuchabas con atención, el caracol azul te regalaba canciones de amor. Y los domingos, te podías deleitar con una voz de tenor que cantaba aires absolutamente festivos.
      Pero un día, como que el cielo se cayó, y las aguas de la lluvia se volvieron torrentes. Todas las calles del pueblo de Andrés se inundaron y el agua turbia entró por las puertas, y el caracol azul, con sus ruidos diversos se fue con los ríos que entraban y salían.
      Entonces Andrés se puso triste. Ya no tenía su cuerno maravilloso, su caracol azul que tanto lo consolaba en sus horas de soledad.
      Cuando las aguas terminaron y todo se normalizó, gracias a los rezos de la gente (y no por los trabajos de las autoridades), Andrés se propuso localizar su caracol azul.
      Hizo un mapa de donde vivía y lo cuadriculó, numerando los espacios. Y empezó a buscar, minuciosamente, cuadro por cuadro.
      Y la vida de Andrés se iluminó. En el espacio 16, al remover unos pedazos de cartón, apareció lo que se le había perdido.
      Después de verificar la autenticidad del caracol azul, regresó a su casa.
      Grandes suspiros lanzó Andrés al escuchar, en sus siempre soledades, los sonidos del mar y las voces humanas.
      Y cuando Andrés ya no pudo seguir viviendo, y se le llevó al cementerio, llevaba entre sus manos a su caracol azul.
      --Esa fue su última voluntad –dijo una mujer vestida de negro.
      Extrañamente, quizás gracias a los sonidos de aquel cuerno maravilloso, el camposanto de ese pueblo se volvió, casi de la noche a la mañana, un jardín muy florido.
      El pueblo de Andrés, situado en la isla Bom Jesus, se volvió famoso por los tantos aromas y perfumes que salían de aquel jardín, casi conventual.



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Wednesday, November 6, 2013

GARABATO No. 30


Foto: Jesús Alejandro
     


Por Eduardo Rodríguez Solís


      El terreno estaba liso, suavecito. Parecía mesa de billar.
      Hacia donde se viera, se adivinaba la curva del horizonte.
      A veces, había calor y a veces, el frío te hacía casi meterte en la concha de un caracol.
      Pero había que empujar y la carreta estaba pesada.
      Los ocho hombres a veces se miraban entre sí y llegaban a la conclusión de que el empuje era eterno y el camino a caminar infinito.
      Una noche, con muchas estrellas nuevas, habló el primer hombre.
      Dijo muchas cosas, pero la historia de la mariposa fue lo mejor.
      Este ángel de Dios era de color dorado. Volaba con mucha facilidad y casi se confundía con el sol. Su color oro era muy brillante.
      Un día esta mariposa olvidó todos los pormenores del arte de volar. Y entonces se volvió más triste que la más triste de las princesas.
      Lloraba entonces con placer y su canto quejumbroso se escuchaba a cualquier hora del día.
      Con sus lágrimas se hizo un lago, que luego se volvió un mar de olas muy tempestuosas. Y en las aguas de esa inmensidad había tiburones y ballenas.
      La mariposa dorada, cansada de tanto lagrimear, se fue a vivir cerca de una montaña, que estaba llena de pinos.
      Ahí, y sólo ahí, conoció el amor.
      Ella, con las alas doradas. Él, con las alas azul cielo o azul rey. Ella, casi hija del sol. Él, amigo de los mares y los lagos.
      Y resulta que un día los vientos se llevaron a los amantes hasta detrás de unas rocas de colores. Ese era el territorio de la Reina de la Vida.
      Esta mujer tenía cabeza de unicornio y cuerpo de sirena. Se llamaba Esperanza Dulce y siempre se le veía arriba de las nubes. Era buena amiga de los vientos.
      Esta Esperanza Dulce se volvía a veces una mariposa. Y volaba hasta las más lejanas estrellas.
      Era frágil y delicada, pero en cada uno de sus movimientos se adivinaba seguridad.
      Una tarde lluviosa, la mariposa dorada no quiso saber más de la mariposa azul.
      Esto fue así porque descubrió que los colores de su amigo no eran naturales. Con un poco de viento, los azules se iban debilitando.
      Todo era una mentira. Hasta el color azul era una mentira.
      Entonces la mariposa dorada se arrancó sus propias alas. Quería echar el tiempo atrás, regresar al momento de su metamorfosis. Y se volvió un gusano, un bello gusano.
      Con esa nueva apariencia se fue arrastrando por un camino lleno de piedras. Y se envolvió en una tristeza infinita.
      Cerraba los ojos y a veces soñaba con los largos vuelos que hacía con su compañero. Y se imaginaba viviendo ese idilio que existió de verdad.
      Con el tiempo, los cronistas de la fábula y la poesía, intitularon esta historia como “La segunda vida del gusano dorado”.
      Los ocho hombres empujaban la carreta con mucho vigor. Iban cantando y recitando versos antiguos.
      Ellos sabían que empujando la carreta creaban una fuerza de muchos kilos. Y esta fuerza era como una flecha que tenía trayectoria definitiva.
      Pero a veces esta fuerza motora tenía que vencer los embates de ciertos vectores que empujaban al contrario. Estas fuerzas negativas eran como obstáculos en una carrera olímpica.
      Y la influencia de estas fuerzas contrarias hacía que la trayectoria principal se desviara o se retrasara en su trabajo.
      --Así es la vida –decían todos.


Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)


Sunday, November 3, 2013

WHY IT IS OKAY TO BE YOU






A Loving Message from God exclusively to Ms. Dinorah,


Dear Child,


The man of your dreams will come for you. First he has to take care of some important business that can truly change your world. Then, he will make the necessary arrangements to come and take you on a magic carpet ride. Don’t cry. You do have my spirit to comfort you and help you overcome discouraging thoughts and feelings. You are important to him.

What he is doing right now may seem a little unclear to discern but he does care about you. And while he is committed to a major cause, he knows far too well how far is too far. He knows you miss him. With his super powers, he can intervene in the whole computerized system of your being. You are transparent to him. He has not ignored you, and he is not trying to make you understand you are unworthy of his attention. How could he when you were wired right out of his body? You were created for him, not against him.

Can you hear my voice, child? Although he has a good heart toward you, he does need to protect his integrity, his privacy and his space. And you are not as selfish as you think you are for wanting him. It’s called “being in love.” You need not hide your desire for your husband. Love is a gift. No, you haven’t been in denial all this time. That is an evil thought which is not even yours. Love protects. Love cares. Love forgives. Love desires. Jesus lives in him too. Your seed fell on good soil. He does remember you. He does love you. And he will come.

Waiting a while will make you appreciate his presence even more (and his kisses too). He wants you in his life. New horizons will open for you. For not only does he have a good heart but he has become filthy rich. And by that I mean, child, he has been blessed with large amounts of money. In fact, he has so much that he will buy you a baby-at-possibility from a third world country, he will build you a school, or better yet, a gallery for your Doctors of Creativity to make their movies and inventions, and he will watch after your health.

Then, when you have become established, I want you to go, together with your husband, to a certain place from where you left many years ago, feeling hopeless, and sad, and poor. No need to go inside. (It would only serve to grieve your spirit.) Instead, you will stand at the door, shake the dust from your feet, and say, meaning each and every word, “Thank you so much for ‘selling’ me out.”

Just be patient, my child, my Daughter of Destiny. That’s your new name. The man won’t rest until he has settled things today.

Love, love, and much love,

Papá

PS. I am sending some material for you as a reminder of the power of love, hope and faith. Cheer up and remember I have always had YOU in the palm of my hand.







Friday, November 1, 2013

GARABATO No. 29





      Por  Eduardo Rodríguez Solís


      Cerca de navidad, un cocodrilo multicolor estaba muy triste. Faltaban pocos días para las fiestas y había mucha tristeza en su alma.
      No tenía dinero para comprar un arbolito, y mucho menos tenía recursos para adquirir regalos para sus hijos.
      Por eso se le veía caminando con lentitud. Iba muy serio y con los ojos llorosos. Tarareaba una vieja canción que era también muy triste.

                                                          Pan duro tenemos
                                                    Pero no pastel de chocolate.
                                                    ¿Lloramos por esa tristeza?
                                             No, porque tenemos lo que tenemos…

      Faltando pocas horas para la añorada navidad, un pájaro azul se le acercó volando en zigzag.
      El ave esplendorosa, que vivía en la torre de un abandonado castillo, le dijo al cocodrilo que en una cueva cerca de la cascada de Alí Babá, había un cofre lleno de monedas de oro.
      El cocodrilo entonces se animó un poco y decidió caminar hacia esa cueva.
      Pero antes, con su pico, el pájaro azul le hizo un mapa con muchos detalles. Puso un puente colgante, una casita de color dorado, un manzano enorme y un monte con forma de rinoceronte.
      El viaje duró tres días, pero cuando casi entraba a la cueva, el cielo se puso negro y empezó a caer un aguacero que no tenía fin.
      La cueva y la cascada desaparecieron. La lluvia inclemente arrasaba con todo.
      Cuando el cielo se tranquilizó y el sol apareció muy cálido, el cocodrilo multicolor se regresó a su casa muy triste. No había encontrado el cofre de las monedas de oro.
      Mágicamente, el viaje de regreso lo hizo en dos horas… Y, aleluya, en la puerta de su casa había un paquete misterioso.
      Dentro, estaban doce monedas de oro y muchos maravedís de bronce que le regalaba el pájaro azul.
      Y fue tal su fortuna que hubo dinero hasta para repartir entre las ardillas y los conejos del bosque. El tesoro de Alí Babá se volvía regalo de los cielos para todos.



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)