Friday, August 19, 2011

¿QUÉ BUSCO EN LA CIUDAD?



Por Aida Ubeto Morales


Para FOHF (Flight of Hope’s Friend)


Desde hace casi veinte años, vivo en una casa situada en la cima de una montaña y que está rodeada de elementos naturales, animales y abundante agua. No hay vecinos por allí. Sólo me ven pasar por la ciudad una vez cada seis meses, ¡sí!, cada seis meses bajo a la ciudad a recorrer sus hermosas calles, a llenarme de la frescura del valle. Disfruto caminar y saludar a otros; ahí nací y también fui víctima de un misterio que aún no logro descifrar.
Misterio, incertidumbre, dudas, son las razones del ayer, sin embargo desde niño enfrenté muchas pruebas que me sirvieron para crecer y mejorar mis relaciones con otras personas. Desarrollar la lógica y el raciocinio se convirtió en una motivación importante.
Frente a mis amigos, familiares y vecinos queridos prefería no hablar de las tormentas internas que me azotaban, lo cual me hacía sentir bien, pues uno mismo es responsable de sus propios sentimientos. Uno debe aprender a balancear las emociones, y a compartir lo que sentimos “responsablemente” con los demás, sin disgustarlos o causarles problemas, es un tipo de entereza espiritual, de fortaleza interna.
En ocasiones definía la felicidad como un estímulo inmenso pero a la vez incompleto, pues hay algo que busco desde hace mucho tiempo y que no he podido encontrar, aunque sepa que vivo momentos felices. De ahí que venga a recorrer la ciudad frecuentemente. No me importa ser viejo, ni tener cabellos largos y desarreglados, disfruto mis largas caminatas por plazas y calles empedradas, donde se exhiben objetos artísticos, y los jóvenes desbordan alegría, me llaman “abuelo” cuando desean saludarme, jajajajajajajaja.
Hoy decidí comenzar mi recorrido a la orilla de un lago, y no estoy solo, hay una pareja que quiere hacer lo mismo, son casi del mismo tamaño, piel bronceada, sonrisa franca. El chico muestra ternura hacia la joven, el fuego del amor, y ella responde sonriendo. Sus manos se mueven, sus manos hablan. Se comunican a través de señas, parece que inventan un lenguaje disfrazado. El muchacho es pausado, tranquilo, la mira intensamente. ¿Qué haría uno en situaciones de este tipo?  Me vienen a la cabeza las clases de química y lógica, física e idiomas, empero debo confesar que en la interacción de un hombre y una mujer hay espacio para la mezcla de varias materias. ¿Cómo justificar tanta afinidad, si no es a través del amor? Amor es poder. Uno percibe el amor, se manifiesta con pocas palabras, sin fórmulas matemáticas, sin un resultado definido.
Quisiera recordar siempre esa energía joven, una energía que nos ayuda a enfrentar los problemas, los prejuicios sociales, las murmuraciones de los demás. El amor es energía, buena energía, aceptación, desafío. Las parejas valientes son un rasgo típico de mi ciudad.
Disfruto ver los espacios al aire libre, donde las personas pueden bailar y ejercitarse. Veo en la distancia la Escuela de las Armas, sigue en pie, en el mismo sitio, impoluta y disciplinada presentando su espectáculo diario. Puedo encontrar diferencias entre los jardines de la ciudad, los terrenos fértiles, las calles llenas de piedras y secretos. Hay una torre antigua y enorme frente a mí, donde habitan personas desconocidas. En ocasiones, he visto algunas muchachas asomarse a la ventana, una de ellas siempre me observa detenidamente.
Camino, camino, mis recuerdos vuelven. ¿Cuál fue mi error?, ¿por qué no busqué el amor en la ciudad? ¿Una conversación? ¿Mi timidez? ¿Tuve miedo de escalar la torre? El tren está llegando, escucho su sonido.  En realidad hay dos trenes que confluyen en la estación local, y que luego continúan su marcha. El tren del tiempo. La vida. Buscar. Encontrar. Quizá haya tiempo de tomar el tren. Pero no quiero regresar tan pronto a casa. Tendría que esperar seis meses para volver a la ciudad.
Lo importante es encontrar lo que busco, energía buena, amor, visitar el lago junto a la chica de la torre. Estoy listo para el viaje, tomaré el tren. Tú también busca, comparte tu amor con las personas que tienes cerca, amigos, hijos, pareja, no lo postergues más. Agradece por la posibilidad de amar, el tiempo se duplica. 


Aida Ubeto Morales egresó de la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela y culminó su maestría en Educación para Niños con Necesidades Especiales en Fort Lauderdale, Florida. Ejerce como terapeuta educativa para mejorar e incrementar habilidades en los niños regulares o con necesidades especiales desde que nacen y hasta los tres años de edad, en el Miami Children’s Hospital. Aporta de manera filantrópica en ámbitos de la educación, capacitación docente y el desarrollo de actividades deportivas para niños. Vive en la ciudad de Homestead, al Sur del Estado de la Florida, Estados Unidos.

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