Wednesday, July 13, 2011

LOS INCLASIFICABLES




Por Eduardo M. Barrios, S.J.

             Todos los terrícolas desafían las clasificaciones. Pero los observadores clasifican y generalizan en aras de la  sistematización a sabiendas de las excepciones.
            ¿Es justo decir que los andaluces y napolitanos son alegres  mientras que los catalanes y turineses son seriotes? Sí y no.
            Pontificaba la cajera de una tienda miamense: “Me gustan los cubanos de ahora, sencillos y humildes, pero no los que llegaron primero, arrogantes, prepotentes y que se las dan de aristócratas”. ¿Acertó la cajera? Sí y no.
            Se habla de un exilio histórico, el de cubanos que salieron, según ellos, por amor a Dios y a la democracia. ¿Es cierto? Imaginemos un discurso hipotético de Castro en 1960: “La Revolución controlará la Educación con énfasis en el materialismo ateo; también tendrá dominio sobre los medios de comunicación y el ejército, y habrá un solo partido. Pero las fincas, industrias y comercios quedarán en manos privadas”. ¿Habrían emigrado tantos empresarios que afirman haberlo hecho por ideales democráticos y religiosos?
            También se dice que los cubanos recién llegados vienen sólo porque no pueden subsistir en un país arruinado. ¿Es cierto que a los cubanos de ahora les importa un bledo la religión y la democracia?
            ¡Qué arriesgado es generalizar y clasificar!



Eduardo Barrios es escritor y sacerdote de la orden jesuita. Ha trabajado como consejero en el Colegio de Belén y celebrado misas en varias parroquias de la ciudad de Miami. Actualmente oficia en St. Raymond Catholic Church en Coral Gables y escribe artículos controversiales para El Nuevo Herald. (ebarriossj@gmail.com)


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