Sunday, March 23, 2014

GARABATO No. 53




Por Eduardo Rodríguez Solís


      Ella, una güerita natural (no artificial, como hay muchas), se trepa en su VW clásico, color rojo, y anda de un lado a otro. Pero, de repente, se dirige al supermercado, donde se va a armar un alboroto muy especial.
      Las palomas y otras aves se vuelven como locas, porque saben que les van a aventar semillas de girasol.  Se van volando, siguiendo la trayectoria del VW rojo.
      Luego, la güerita se baja del auto y el ejército de palomas y otras aves se queda alrededor del VW, y muchas, las que caben, se suben al techo de ese cochecito que parece cucaracha. (Se ponen a esperar.)
      Después, la güerita se acerca con su carrito del super… Abre la cajuela de su VW y coloca las bolsas de su compra… Luego, abriendo una bolsa de semillas de girasol, camina por el cemento y se pone a arrojar las dichosas semillas por doquier.
     Entonces el alboroto alcanza buenos niveles, y todas las aves picotean el suelo hasta acabar con las semillas de girasol.
     La locura que provoca la güerita del VW rojo alcanza fama y ahora las palomas y otros pájaros vienen de otros lugares. Y hasta alguien dice que muchas aves vienen desde Canadá y Alaska.
      Y la güerita del VW rojo tiene que hacerse de ayudantes, pues la demanda de las semillas de girasol es enorme… Ahora, son cinco muchachas, y todas pilotean sus VW rojos, modelo cucaracha.
      Pero un día, gente mala (que abunda en nuestro planeta) hace una denuncia y la policía aparece y prohíbe la locura de las semillas de girasol.
      Entonces las muchachas de los VW se van a un parque, y ahí arrojan las semillas (pues a las palomas y a sus amigos, los pájaros, hay que alimentarlos de buena gana).
      Pero viene el milagro que se sospecha… Una noche, la viejita que no tiene buen corazón, y que es la persona que hace la denuncia de las semillas, tiene un sueño muy pesado, donde se ve perseguida por una paloma gigante… El ave la picotea con maestría y se la traga en un dos por tres.
      Y al día siguiente la viejita está muerta, a causa de un infarto masivo al corazón.
      Entonces las semillas de girasol se vuelven a arrojar en el piso del estacionamiento del supermercado, y la locura del tiradero de semillas de girasol se eleva hasta los cielos y las estrellas.
      Y Houston, la hermosa ciudad de Houston, cambia por decreto su nombre. Se llama ahora Paloma City.
      Houston es cosa del pasado, y Paloma City es distintivo de gente amante de los animales que vuelan.


 Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

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