Sunday, May 5, 2013

NOSTALGIA DE FUTURO






Por Nara Mansur

De su poemario Un ejercicio al aire libre (2004)


Escribo una carta sobre mi piel, una especie de tatuaje inocuo por donde se filtra mi mejor mirada, la más tolerante, la más dulce, la de los ojos con vocación de aprendizaje.
Es raro tener tiempo sólo para mí, planchar en la blandura del almidón, en la afirmación, que sí, que sí, que sí, cuando es no: un no del tamaño de mi casa.
Es raro acceder a mis sueños y asumir esto como cotidianidad, el sexo como cotidianidad, la frutabomba-mamey, el sueño desolado.
Preparo una maleta, el equipaje para dos meses de lejanía, como si esperara el objeto sin nombre y el más deseado, como si la ropa, los zapatos, el talco, cambiaran de color, de sustancia. Y convirtieran mi viaje en otra autobiografía, menos decente, en la que subo una montaña y me araño las manos y sangro y nadie me espera, pero tampoco lloro.
Hablo con mi madre, la acaricio poco. Hablo con casi todos los que amo más en mi imaginación que en la realidad. Hablo lo que hablan, repito los timbres, edito las voces múltiples en una cinta verde, satinada, que uso como pañuelo, que cubre mi garganta. Siempre mi madre dirige el concierto; pienso en la palabra poder en la que casi nunca pienso.
Abro la boca, saco la lengua, recuerdo que Marcos me dijo: “boquita” y se sonrió. Miro los labios gruesos de mi familia materna y los casi invisibles de mi padre y sus hermanas. Boquita, sueñecito de mi abertura número uno, reír, reír, junto a mi madre.
Cruzo la calle y siempre siento miedo, la línea amarilla se difumina, la línea blanca se difumina, mis pies resbalan, los autos se elevan del pavimento, parecen papalotes desorientados, son como escudos en los pechos. Arrastro los pantalones, estoy más delgada, los sentimientos son ahora mi pelo limpio o rizado o lacio o castaño cruzando junto al perro de la vecina, en sentido contrario, con la luz verde, el pelo verde, el pelo que grita a los de la acera de enfrente, con los autos volando, el corazón papalote, carnecita flácida de los inviernos difíciles, sudor con olor a Edén de Cacharel y los labios más rojos que nunca, y los globos más inflados y rojos que nunca.
Compro una pipa y aunque nunca he fumado, respiro la madera, la caoba que parece rusa. Compro una pipa para el hombre que es más mi pura intuición que mi pura verdad.
Respiro el aroma y siento la nostalgia del futuro del aroma, del tabaco o la picadura. El aroma imposible es la visión que no tengo del hombre real que fuma. Pero hay algo en ese futuro que es nostalgia y olor, soplido. La pipa me improvisa a mí una nueva respiración.
Por qué siento el deseo de acompañar a las personas y ser pan, pomada, pescado, perrita rabiosa, puñalada.



Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

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