Thursday, November 24, 2011

LA TELEVISIÓN


  

Por Eduardo Rodríguez Solís


La televisión, enemiga del libro, enemiga del teatro (porque ya nadie lee y nunca vamos al teatro), podría servir para equilibrar espíritus traviesos. Pero no sirve para nada y es aliciente para la desunión familiar. Es como tener dentro de la casa a un pequeño hijo de Satanás, y nos obliga, con la machacosa publicidad, a comprar o consumir lo que no necesitamos.
En algunos países, a la televisión se le llama “la caja tonta”, porque es un aparato que no te deja pensar. Es una invención que decide qué debes usar, qué debes consumir, o a qué partido debes apoyar. Es casi casi un dios que te señala lo bueno y lo malo. El mundo sería distinto si se implantara, permanentemente, “un mes sin televisión”. Y después, “dos meses…” Hasta casi reducirla a cero. La tele está haciendo mucho daño. Es un invento que pudo haber servido. Pero lo hemos malogrado.
Pocas cosas sirven de la televisión. Los noticieros van de la mano con los intereses de las televisoras. Y quizás lo único verdadero que se encuentra ahí, son algunos (pocos) programas culturales y los deportes. Todo lo demás es un torrente de cosas enmarcadas en la publicidad. Bueno, también se salvan ciertas películas, cuando se transmiten sin cortes comerciales… Las televisoras deberían estar al servicio de la comunidad. Podrían ser un instrumento muy valioso… El anhelo de los inventores se ha desdibujado, se ha perdido… Cada quien tiene la televisión que se merece… Esa es la ley…



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

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