Foto: Isabel Pérez Lago |
Por Nara Mansur
♫ No, no hay que
llorar, que la vida es un carnaval
♫ y es más bello
vivir cantando,
♫ y las penas se
van cantando.
Mamá debe dejar
de llorar
dejar su energía
ultrautópica detrás
aceptar esta zona
tibia donde vivimos
confiar más en
papá,
dejarme dormir y
no irme a ver cada dos por tres.
Mamá no debe
meterse en la cuna conmigo para saber
si yo respiro, si
Emilia está vivita y coleando.
Es que viste a
una actriz hacer eso y te dan ganas
de actuar aquí en
la casa.
Porque mamá es
una actriz de su casa,
le gusta hacernos
reír entre otras cosas.
Tampoco debe
preocuparse tanto porque a papá
le preocupe que
se le caiga el pelo,
debe dejarlo un
poco así, mirándose
en el espejo del
ascensor de vez en cuando.
Como se deja a
ella misma mirarse
las nalgas en el
ascensor, a ver si algo ha cambiado
para bien o para
mal o para igual.
¿Seguirán siendo
dos?
¿Seguirán estando
ahí las nalgas de mamá?
¿Será que de
verdad se acabó una idea de política para todos?
¿Se acabó toda
política posible?
Y el modo en que circula el dinero, mamá
cómo se gana, para qué sirve, contra qué se cambia.
Y el modo en que circula el dinero, mamá
cómo se gana, para qué sirve, contra qué se cambia.
Nara
Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha
publicado los poemarios Mañana es cuando
estoy despierta (2000) y Un ejercicio
al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén
2011 por su cuaderno Manualidades así
como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por
los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora
del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.
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