Por Eduardo Rodríguez Solís
Ella, una güerita natural (no
artificial, como hay muchas), se trepa en su VW clásico, color rojo, y anda de
un lado a otro. Pero, de repente, se dirige al supermercado, donde se va a
armar un alboroto muy especial.
Las palomas y otras aves se
vuelven como locas, porque saben que les van a aventar semillas de
girasol. Se van volando, siguiendo la
trayectoria del VW rojo.
Luego, la güerita se baja del
auto y el ejército de palomas y otras aves se queda alrededor del VW, y muchas,
las que caben, se suben al techo de ese cochecito que parece cucaracha. (Se
ponen a esperar.)
Después, la güerita se acerca con su carrito del super… Abre la cajuela de
su VW y coloca las bolsas de su compra… Luego, abriendo una bolsa de semillas
de girasol, camina por el cemento y se pone a arrojar las dichosas semillas por
doquier.
Entonces el alboroto alcanza
buenos niveles, y todas las aves picotean el suelo hasta acabar con las
semillas de girasol.
La locura que provoca la güerita
del VW rojo alcanza fama y ahora las palomas y otros pájaros vienen de otros
lugares. Y hasta alguien dice que muchas aves vienen desde Canadá y Alaska.
Y la güerita del VW rojo tiene
que hacerse de ayudantes, pues la demanda de las semillas de girasol es enorme…
Ahora, son cinco muchachas, y todas pilotean sus VW rojos, modelo cucaracha.
Pero un día, gente mala (que
abunda en nuestro planeta) hace una denuncia y la policía aparece y prohíbe la
locura de las semillas de girasol.
Entonces las muchachas de los
VW se van a un parque, y ahí arrojan las semillas (pues a las palomas y a sus
amigos, los pájaros, hay que alimentarlos de buena gana).
Pero viene el milagro que se
sospecha… Una noche, la viejita que no tiene buen corazón, y que es la persona
que hace la denuncia de las semillas, tiene un sueño muy pesado, donde se ve
perseguida por una paloma gigante… El ave la picotea con maestría y se la traga
en un dos por tres.
Y al día siguiente la viejita
está muerta, a causa de un infarto masivo al corazón.
Entonces las semillas de
girasol se vuelven a arrojar en el piso del estacionamiento del supermercado, y
la locura del tiradero de semillas de girasol se eleva hasta los cielos y las
estrellas.
Y Houston, la hermosa ciudad de
Houston, cambia por decreto su nombre. Se llama ahora Paloma City.
Houston es cosa del pasado, y
Paloma City es distintivo de gente amante de los animales que vuelan.
Eduardo
Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el
primer editor de la revista Mester,
del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El
señor que vestía pulgas. Su cuento San
Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro
Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así
como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)
No comments:
Post a Comment