Por Nara Mansur
“Charlotte Corday llega a la capital
Todas las ventanas están adornadas
Todavía del viaje está un poco cansada
Pero nada de echar un pestañazo en el hotel
Al despuntar el alba va al Palais-Royal
Donde le han recomendado un vendedor de puñales.
Bajo las arcadas en las vidrieras
Ve mil clases de esencias y cosméticos
Por todos lados la abordan y la invitan
Trucos le ofrecen contra la sífilis
peras, esponjas, frascos, condones
todos los quincalleros la acosan.
Pero ella es sorda a las seducciones
Va derecho a la tienda
Y compra un puñal de mango blanco.
Oye el canto de los pájaros en las Tullerías
Y el perfume de las flores llega hasta ella
Pero aún así sin una mirada a las perfumerías
Se engolfa resueltamente por las callejuelas
En donde el olor de las flores se mezcla al de la sangre
Donde todo el mundo silba aplaudiendo
El desfile de las altas carretas
Colmadas con sus fantoches gigantescos”.
Peter Weiss, Persecución y
asesinato de Jean Paul Marat, representados por el grupo de actores del
Hospicio de Charenton bajo la dirección del Marqués de Sade (Marat-Sade).
El Documento
Cuando
Charlotte Corday asesinó a Jean revolucionario francés Paul Marat, ella se
convirtió en una mártir de una causa perdida.
Llevada
en una familia aristocrática en 1768, Charlotte Corday creció para arriba con
las lecturas de Rousseau y de Corneille. Algunos eruditos creen que encontraba
en esos libros antiguos el amor, que la hicieron trabajar de una manera blanda
su cerebro que se moldeó en una idealista desesperada, aislada de la realidad
del día y de la noche. Ella creyó que un solo acto violento podía restaurar el
orden a Francia. Si su acción fue justificada o no, nadie niega que su belleza,
tranquilidad y estoicismo la hacen una figura intrigante de la Revolución
Mundial.
Aunque
mucha gente ha visto la pintura startling de Jacques Louis David de la muerte
de Marat, personalmente ella puede que no sepa, que no haya sabido a lo que
condujeron las circunstancias de su fallecimiento sangriento. Junto con
Robespierre y Danton, Marat demandó que solamente la Revolución podría crear un
nuevo Estado y así que extartilló con dinamitrión el reinado del terror,
durante el cual los aristocrats y los republicanos resolvieron igualmente su
sino en la guillotina. Determinando al instante la sangre de sus ciudadanos y
compañeros. Corday accedió al hogar parisiense de Marat bajo la máscara de que
ella tenía información fideligana con respecto a las sublevaciones. Tres veces
tocó a su puerta en la rue des Cordeliers. Marat se bañaba casi todo el tiempo,
tenía todo el cuerpo cubierto de llagas, de musgo de playa, estaba inflamado y
se sabe que no se defendió cuando Corday hundió
el cuchillo en su pecho.
Diez días estremecen al mundo,
Charlotte Corday pone en cortocircuito su vigésimo quinto cumpleaños, asciende
al andamio de la fama con el pelo corto y un tinte ecológico. El verdugo
después de bendecir su cabeza con su propia orina espumosa separó para algunos
miembros de la audiencia mechones del pelo de Corday, que después usaron los
pacientes de escarlatina del hospital más cercano. Algunos de los que
asistieron al corte de cabeza de la asesina y contrarrevolucionaria, dicen que
un chorro de agua sobrevino al sol de aquel día de julio. La historia dice que
ella es un mito, una desconocida que se convirtió en la asesina más célebre de
un político cualquiera. En la matanza de Marat, Corday le dio un giro irónico a
las circunstancias de la causa revolucionaria, dio excusas a los opositores y
repartió el terror como terrón de azúcar para los que toman té como lo más
natural del mundo.
Charlotte le apuñaló:
-- “La terrible desgracia que tengo
me da derecho a pedir vuestra amabilidad... hoy 13 de julio de 1793... me da
derecho a pedir vuestra cabeza”.
-- “Dispondréis esta asignación para
esa madre de cinco hijos cuyo marido murió en defensa de la patria...”.
En el suelo se ve el puñal caído.
Una sombra clara asciende en diagonal evocando la huida de la vida del cuerpo
agonizante.
Después de que
Charlotte Corday matara a Marat en su baño fueron a su habitación y encontraron
la Biblia abierta en la historia de Judith, y sus palabras que por conocidas no
debemos olvidar aquí: “Vivo para
cometer el crimen que salve a la Revolución de los humildes, por los humildes y
para los humildes”.
El
Poema Dramático
1
Estamos reunidos en la funeraria. Mis abuelos han
muerto. Estamos reunidos mi madre, mi padre, mi hermano y yo.
Creo que nunca hemos estado en los
Estados Unidos (de Ánimo).
Nunca antes habíamos sido tan
tolerantes unos con los otros.
Nunca antes sentí que necesitáramos
tanto
Por suerte alguna única muerte.
Tan solos los cuatro juntos en la funeraria.
Hoy es un día del año 1990.
(Apagón.)
El
farol con el que mi abuelo hizo la campaña de alfabetización
alumbra
la pequeña sombra del ataúd.
La
señora que limpia la funeraria nos trae café. He sentido ganas
de
preguntarle a los muertos en las capillas algo del pasado.
Mi
amiga me pinta las uñas para consolarme: llegó ayer.
Trajo
un álbum de 402 fotos y me lo muestra.
Especialmente
me gustan las fotos del río que separa
Boston
de Cambridge, el campus de Harvard.
Especialmente
mi mirada se llena del paisaje agrícola, agrio,
de
Afganistán, y sus muertos, y más muertos y muertes.
Pero también soy un poco feliz de mi
familia, de mi farol.
Que ninguno de nosotros haya estado
allá.
Prefiero que mi abuelo haya muerto
así
Sin saber nada, sin noticias.
HABLA CHARLOTTE CORDAY:
2
Charlotte Corday, originaria de
Caen, provinciana y un poco noble
Lleva un lindo vestido y zapatos
última moda
A juicio de los historiadores
es una persona muy presentable...
Honorable público:
Excrecencias, majestades de todos
los países
uníos los unos a los otros
Hoy 13 de julio de 1793 vais a ver
la gran noche caer sobre el héroe en
su bañadera:
“Nuestro espectáculo será el de Jean
Paul Marat y su agonía
la cual como todos sabemos tuvo
lugar en su bañadera
bajo la mirada vigilante de
Charlotte Corday”.
Estoy aquí preparando el arma,
ajustando mi corsé
Masturbándome con el futuro destello
de la llamarada
sueño con el cadalso, con mi tálamo
nupcial.
3
¿Qué país es este donde el sol es
espeso y sólido
como el de los mataderos?
¿Quiénes son ustedes?
¿Por qué bailan, qué es esa risa que
los sacude?
¿A qué aplauden?
¿Qué país es este
donde la carne robada yace en el
pavimento,
qué caras son estas?
Cuantos más extranjeros vi, amé más
a mi Patria.
4
Antes pensaba en la impresión de mi
persona
ese momento de exposición de mi
naturaleza
descomponiéndome.
La verdad es que casi nada antes
había estado
organizado
compuesto
orquestado.
Antes pensaba en la impresión de mi
país sumergido
en los campesinos, en las calles, en
la basura.
Antes pensaba en la impresión de mi
dentadura
en un sandwich de queso azul.
Antes solía encontrar a los
revolucionarios en la escuela
Antes
Antes.
5
Debo recoger las firmas de los
interesados en asistir al ajusticiamiento. Los verdugos han afilado bien la
cuchilla. Los condenados rezan sus últimas plegarias, quieren papas fritas,
huevos fritos, jamón. La cercana muerte los libera del colesterol acechando.
Debo recoger la firma del que se autopropone para, para, para....
Debo, debo, debo, debo, debo
Quiero, quiero, quiero, quiero
La revolución enseñó que las flores
a veces son arrasadas por los tanques. Qué significa una bañadera de sangre
frente a la sangre que falta por derramar. Al matarlo a él salvo a miles de
hombres. El clamor está dentro de mí. Lo que debo decirle a él, no puedo
escribirlo, no puedo cuchichearlo, quiero hundirme con mi puñal de mango
blanco. Los monarcas son buenos papás a cuya sombra todos vivimos en paz.
Además, por qué hablar de la falta de respiración. Hablemos de las colectas de
ropas, de las sopas populares, del auxilio médico, de los dulces favores de
nuestros padres espirituales, del libre pensamiento en las funerarias. La
revolución enseñó que las flores son arrasadas por los tanques. A veces. No
digo la sociedad, digo la revolución. Digo “la revolución de la revolución de
la revolución”.
Somos los inventores de la revolución pero todavía no
sabemos utilizarla.
Oh, padre. Pater. Patético. Padre
patético. Paternidad patética. Papá desempleado. Papa. Patata. Papilla.
Papa móvil. Pa lo que sea Fidel pa
lo que sea.
Pa pa pa pa pa pa pa pa pa
(onomatopeya de ráfaga de AK-M)
6
Para distinguir lo falso de lo justo
hay que conocerse
Yo
yo no me conozco.
Cuando pienso que descubrí, que
conocí algo
una joya, es decir, una persona
es decir, el amor
al punto dudo.
Y enseguida trato de olvidarlo
destruir la ilusión para que no me
destruya a mí.
La única verdad es mi torcedura,
como una puta, una veleta encima de
un molino
no sé si soy el verdugo o la víctima
el instrumento de tortura o la
enviada de Dios.
7
Soy una asesina
pero esto no es una identidad
como si algo fuera una identidad
En realidad, nací en Latinoamérica
comí muchos frijoles mágicos desde
niña
chícharos verdes
me recibí de enfermera, estoy lista
para curar
si se quiere, si se mira
con cristales polarizados de policía
¿existe alguna relación entre
enfermeras y policías?
¿entre enfermedades y políticos?
¿entre la policía política y los
enfermos flores?
¿entre usted y yo?
Soy una donación de sangre
voluntaria
soy una principiante
soy una heroína
Tengo miedo de enfermar de cáncer de
útero.
Ahora
¿qué significa la complicidad civil?
Sólo tendré reposo el día que
encuentre al hombre
que sepa ironizar mi crimen:
Marat parece entender mi lado
neurótico.
¿Quién es la muchacha de seno húmedo
y vientre húmedo, echada boca arriba
que se pone a soñar con refajos
de tela basta?...
¿Quién es la que ve la cabeza
rodando de Marat
cuando menstrúa su muerte?
Siempre he sentido un profundo
resentimiento
hacia los de mi clase que no se conforman
y quieren patear aún más
a los ninguneados de abajo
con la guardia en alto.
Siempre me he sentido la extraña
que de una manera extraña
nunca ha tenido el mismo tipo de
trabajo
nunca ha pertenecido a nada preciso:
un cuarto de hotel
un perfume
¿En qué consiste mi impostura?
¡ Igualdad, libertad, fraternidad !
Era la hermana de mi hermano
tenía con él una historia común
una especie de trágica añoranza
común
con mi hermano
las mismas cosas de la infancia
las mismas comidas
los mismos juegos con mi hermano
los mismos muertos
Cuando era adolescente llegué a
pensar
en un matrimonio perfecto entre mi
hermano y yo.
Me sentí deplorable, me sentí una
novelita de deshecho
una novelita rosa es una rosa es una
novelita es un deshecho
En medio de los escombros de la
guerra
semejantes pensamientos, ¿para qué?
Mi hermano y yo cada domingo
preparamos
un almuerzo revolucionario
mojamos el pan en el huevo frito
Amanecíamos jugando en la cama de
nuestros padres
y la revolución aparecía de manera
rápida
en la televisión, en la esquina
caliente.
8
¿Qué hago con mi padecimiento?
¿le pongo dorador?
La playa me cura de mi fantasma:
el asesinato que voy a cometer.
Mi crimen me libera de la enfermedad
que me aqueja
una insolación, un deseo criminal de
desolación.
Sólo podré recordar un “matisse”
Una mutilación inocua de mi memoria
¿por qué, por qué, por qué?
un fragmento de una conversación
telefónica
Recuerdo, subrayo, marco la frase
final:
Muerte a Marat. Muerte a Marat. Muerte a Marat.
9
Convéncete de eso. Morir. Su muerte
nos devolverá la paz.
Restaura el comportamiento
democrático
a nuestros ciudadanos
A
nuestros antiguos compañeros, permíteles
un armisticio, un balbuceo, un
ardid.
El muy ladino todavía quiere hacer
creer
que el terror será breve
pero sabemos lo que es para él la
grandeza de nuestra nación.
Charlotte Corday, suprime ese
heroísmo
Mófate de Francia y de todas las
naciones.
10
El exilio para mí no ha comenzado
aún.
Aún sueño con mi país. Aún sueño con
mis juguetes. Aún sueño
con tu cuarto. Aún sueño con mi abuelo.
Aún sueño con una asamblea. Aún sueño con una votación no unánime. Aún sueño
con mi mejor foto. Amanezco creyendo que Notredame está en tu cuerpo.
Mi nombre, Charlotte. Y quiero estar
ahí.
Muerte a Marat, Charlotte.
Sí, yo soy Charlotte Corday. (Salida de Cecilia Valdés, en la zarzuela
homónima.)
Convéncete de eso, camarada Corday.
Nos debemos a la libertad.
Nuestro deber es instaurar un
régimen de amante subjetividad.
11
Todos los hombres sueñan lo mismo:
llegas a la cama con ellos
llego a la cama con él
y comienzan a representar: ( ¡Ah, los actores! )
Yo
soy el Lobo y tú, Caperucita Roja
ahora llego de improviso a tu
ventana
eres una virgen encerrada en una
nevera
eres una puta de salón, soy un nuevo
cliente
eres muda, eres retrasada mental,
tienes hemorroides
Soy El Gran Gatsby
Tengo un dispositivo equino.
Y una pone su cara y su mente
y yo pongo casi todas las velas y mi
lencería recién comprada,
tan incómoda
para creer en el mejoramiento humano
mis sábanas planchadas...
Después de tantos “si mágicos” debe
llegar
el amante, el héroe, el cómico
Oh no
otra vez la supuesta inmensa dicha
se posterga.
Exijo que se abran los graneros para
aplacar el hambre
Exijo que las tiendas pasen a
nuestra posesión
Exijo la movilización inmediata de
todos para poner fin a la guerra
que sirve de máscara a la
especulación y luto en nuestras familias
Exijo que los culpables corran con
los gastos
Exijo que nadie se declare inocente
Exijo que se borre de nuestros
espíritus
la idea de un gran ejército, de un
equipo olímpico,
que la revolución dura lo mismo que el orgasmo:
en un minuto el rayo cae, consume y
deslumbra
12
Querido amigo mío:
Tampoco es seguro que yo esté tan
cerca de Notredame
pero la muerte de Marat es un hecho.
Antes debo velar porque mis padres
puedan camuflarse
en una jubilación decente o en otra
cédula de identidad
e ir a criar ovejas allí donde los
campos han sido segados
exquisitamente.
Querido amigo mío:
La muerte de Marat es un hecho
el crimen está a punto de ebullición
Cuando vuelvas a Notredame
no preguntes por quién doblan las
campanas
doblan por mí.
13
Pero yo sé que mi crimen no mejorará
nada
pero yo sé que mi crimen hará
estallar lo más podrido
pero yo no sé qué me pasa.
Yo vi correr a las mujeres llevando
en sus manos ensangrentadas
los sexos cortados de sus esposos,
al volver de la guerra en África.
Yo sé que Marat es el menos culpable
pero mi mano criminal
es demasiado breve para alcanzar a
tanto simulador,
hombrecitos con pretensiones y
torturadores
que no le hablaron a Jean Paul Marat
como a un hombre
simplemente como a un hombre.
Marat es un hombre, un perro, un
desinfectante
demasiado
caprichoso
demasiado padre de quienes no son
sus hijos
demasiado entusiasmado por chistes
apócrifos
no supo instaurar la boutique
de la internacional revolucionaria.
14
¿Qué país es este donde el sol es
espeso y sólido
como el de los mataderos?
¿Quiénes son ustedes?
¿Por qué bailan, qué es esa risa que
los sacude?
¿A qué aplauden?
¿Qué país es este
donde la carne robada yace en el
pavimento,
qué caras son estas?
Muy pronto se agruparán en torno mío
contra mí esas caras
con sus ojos, con sus bocas, con sus
lenguas
vendrán a prenderme.
Cuantos más extranjeros conozco, amo
más a mi Patria.
¿Y yo? ¿Por qué llevar el ramo de
flores al Rey
para volar juntos hasta una fosa
común?
¿Por qué auto -- destruirme?
¿Por qué auto -- exponerme?
¿Por qué auto -- grafiarme?
He pensado en lo que sé hacer
he pensado en lo que puedo hacer
para ganar dinero:
¿cómo puedo vivir con el sudor de mi
frente?
un oficio, un negocio,
alguna habilidad extraordinaria
Pero no sé coser a máquina, no sé
manejar un auto
no sé latín, no sé cocinar
me cuesta llegar, no sé exactamente
a dónde.
Entonces,
me proponen para mensajera de la
muerte.
Soy la que debe morir después del
asesinato,
porque después no sabré hacer más
nada que matar.
Además, cada vez que sirvo café
un poco del líquido se derrama en el
plato
y entonces queda nadando
la taza sobre un agüita carmelitosa.
Algo así es un impedimento
definitivo para ser
por ejemplo, secretaria, pantrista,
espía.
Además, quiero liberarme de mi
mirada sobre mí
no quiero ser más el personaje y la
espectadora de mis actos
simultáneamente.
Quiero estar libre de mi mirada
doble
quiero estar libre de acusarme,
felicitarme, maltratarme, esperarme.
¿Y después?
¿Y el pasado y el presente?
No
me siento una asesina cuando arreglo el escaparate
y ordeno el patrimonio sobreviviente
Siempre
extraño mi casa, los muebles
la ropa de verano, la ropa de
invierno
los sombreros, las mantas
cuántas ganas de comprar todo el
maldito tiempo.
Si hubiera podido dedicarme por
entero a un oficio
quizá hubiera sido repostera
una vez preparé “Islas flotantes”:
Más
allá de las islas flotantes:
“Bata seis claras de huevo a punto
de nieve y agrégueles
poco a poco seis cucharadas de azúcar.
Hierva la leche con canela,
limón y sal. Cocine las claras
batidas en la leche caliente.
Cuele la leche que le quedó y
mézclela con la maicena y las yemas.
Cocine hasta que se espese. Sirva la
crema en una dulcera
y póngale encima las “Islas de Merengue”
de modo que queden
flotantes sobre la natilla, que no
debe quedar muy espesa.
Polvoree las “islas” con canela a la
usanza antigua.
Rinde para once millones de
raciones.
Me cuesta demasiado esfuerzo tener
claras
tener llenas/yemas las relaciones con los objetos
por ejemplo:
Mi afán por el cuchillo y por la
batidora Osterizer
Amo ambos objetos por igual
uno produce la sangre muerte; la
otra, las dulces islas.
Las Islas flotantes son las
sobrevivientes
de la devastación de la tierra
sólida
Las Islas salvadas...
Los
sobrevivientes flotan en el Golfo de México
La muerte de Marat se hunde en el
tiempo.
15
Soy una impostora, es una lástima
Mi abuelo, cuando triunfó la
revolución
ya tenía olor a naftalina
así decían que olían los comunistas:
Roberto, hueles a naftalina
a ropa guardada, a cucaracha vieja.
Roberto era mi abuelo,
un militante del Partido Socialista
Popular
un hombre enamorado
que lloraba con lágrimas del alma
y no con lágrimas de pura estética.
Como la bañadera en que siempre
aparece Marat
Con sus llagas ardientes y su
respiración fatigosa
en una agonía eterna, escribiendo lo
mismo siempre
sus discursos sobre la electricidad
y la corteza cerebral
...
es un error
adentro de la bañadera no hay agua.
Está el alma en el cerebro.
Las putas de Pigalle traen sus joyas
para que se rasque.
Los ejércitos del hijo de Córcega
extienden el botín.
Marat ama la sonrisa de los niños,
de las vírgenes
dicen que algo así sienten los
verdugos
una especie de alegría ingenua,
indolora
irresponsable
por estar a salvo de gente como
ellos mismos.
Marat, qué han hecho de nuestra
ilusión
Marat, mañana será muy tarde para
esperar
Marat, seguimos siendo los pobres
diablos
Marat, qué ha sido tu vida en tu
bañadera.
Para mí hasta la alegría duele,
el placer duele
El Gran Besador duele.
El Gran Mutilador muere.
Por fin un día se realizará la
armonía del hombre
consigo mismo y sus semejantes.
Un, dos, tres, cuatro, treinta y
tres años de dolor.
HABLA JEAN PAUL MARAT: DISCURSO A MI
PAÍS
Soy
más robusto que la mayoría de los que transita por la pasarela
Me atrevo a mostrar el bulto de mi entrepierna.
Muestra soldado, tu herida
Muestra tu deformidad
Muestra soldado, tu herida
Muestra tus trofeos de guerra
Muestra tu verruga, tu barriga, tu
vergüenza
Muestra tu deslizamiento, muestra tu
herida
pueblo de Francia.
Querido ciudadano,
Tus rodillas fornican sin el ímpetu
juvenil
Muestra a los otros que puedes ver
las cosas más sencillas
Muestra el precio: no compres, no
vendas
Mantén esa especie de firmeza
paranoica, agazapada
Muestra la organización del tedio,
ciudadano.
Muestra, demuestra, muestra
Muéstrame pueblo,
Muéstrame Francia, tu pecado, tu
culpa, tu promesa.
Querida Revolución,
Muestra la sanguinolencia de tus
abrazos
el estado de ánimo de los compañeros
¡ Libertad, fraternidad, igualdad !
Este hecho, estos hechos, estas
pulsaciones
serán el fin de la traición
de cualquier posible resurrección.
Queridos pedagogos:
Es preciso enseñar el francés
como una cuestión de vida o muerte,
nuestro idioma debe adherirse a la
lengua
brotar de la carne espinosa y
estallar.
Gritar, vociferar, eludir
cualquier síntoma extranjero
sobre nuestra bandera tricolor.
Francia, oh, tú, mi país
Enjuaga tu estigma de modistos y
cortesanas
Sobre este papel estampamos nuestra
fe.
Muestra
Francia, tu arte, tu ansiedad
Es preciso mostrar
Muestra Francia, la huella
el mar que te separa del mundo.
Muestra país, tus perfumes
Huele Francia, mi aliento
aquel residuo de mi eyaculación
mis esperanzas
Muestra tus souvenirs.
Muestra hombre libre, tus sospechas
Muestra ciudadano de a pie, tu ojo
sensible
Mi único objetivo es mostrar
hoy
“cuando por fin parece que estamos
de acuerdo
en que queremos otro país,
y enjuiciar a los que nos robaron
tan descaradamente.”
“No podemos desperdiciar este
momento.”
HABLA CHARLOTTE CORDAY POR SEGUNDA
VEZ:
1
A los treinta y tres años quiero
desembarazarme totalmente, de una vez, del concepto de política, porque me
parece fatal e inutilizable. He fundado una Organización para la Democracia
Directa, que se refiere muy directamente a la vida y a la muerte en este país,
al declinar o a la ascensión.
He venido para entregar una carta:
Muestro compañero, mi venganza
Yo, ciudadana de a pie, muestro mi
ojo sensible, mi catarata
Mi único objetivo es mostrar
Hoy
cuando por fin parece que estamos de
acuerdo
en que queremos otro país,
no puedo desperdiciar este momento.
¿Marat, conservas todavía toda tu
memoria
en el fondo de tu bañadera?
Marat
te amo, te amo, te amo
(Ejecución del crimen: Charlotte Corday asesina a
Jean Paul Marat)
2
Uno pudiera hablar de la ética de
los parques
de viejos árboles cercenados
de una especie de virilidad diluida.
Uno pudiera hablar de la ciencia y
de la técnica.
Uno pudiera desnudarse una misma y
mostrar el horror de una misma.
Uno pudiera perdonar a Marat
un día como hoy compartir la culpa. (Picar el cake.)
Frente a su retrato uno pudiera
cambiar de opinión,
es
decir, no asesinar a Jean Paul Marat hoy 13 de julio de 1793.
Y dar comienzo al cabaret o al
guateque campesino... (Música.)
Y dar comienzo a los improvisadores
para que propongan la alegría futura
la canción incierta:
Uno se pregunta si las personas sin
alegría
podrían construir algo, la
revolución, por ejemplo.
El Cancionero
Quiero un vestido.
Quiero
un destino.
Quiero un castillo.
Que no haya mucho frío
que el sol no me queme
ni me arrugue la apetencia
de decirte mi delirio
mi solsticio revolucionario.
En julio como en enero
un invierno, un paraíso
una bañadera con gel.
Bañarte con agua de rosas
bañarme con agua de tu boca.
Así murió Marat
enamorado
flechado
incrustado
voilá.
¿Decía?
Adiós a las armas.
Adiós a los náufragos.
Adiós a la guillotina.
A los paredones.
A los barbudos.
A los bandidos.
A los malhechores.
Es la hora, Marat.
Ha llegado tu hora Marat
de darte un beso
de darte un plato de sopa
de darte tu merecido.
Mariposa que retoza
mi canción junto a tu boca.
Marat, Marat, Marat.
Un héroe sacrificado.
Una vida resucitada.
Un personaje, una revuelta.
Una clase, un panfleto.
Un bombín de Barreto.
Ponte pa’ tu cartón (de huevos).
A dónde iré después de la locura
después del hospital
de la cura que no me cura.
Un doctor, un cirujano, una pastilla
para olvidar que lo maté.
Te maté Marat, te voy a matar Marat.
A liquidar.
A enemistar.
A maldecir.
A desmembrar.
A descorchar.
A acribillar.
Te maté Marat, te voy a matar Marat.
A estornudar.
A amonestar.
A amonestar.
A desvestir.
A maquillar.
A destupir.
Te maté Marat, te voy a matar Marat.
Porque mi gente quiere comer
en una mesa grande langosta
camarones, mariposas, estricnina.
Y voy a darle lo que ellos quieren
porque yo soy lo que tenían que tener.
La que se entrega, la que más ama
la que no pide, que se despide
la puta más compañera
la compañera más puta
del solar, del penthouse, de La Timba
pan con guayaba y queso crema.
Para los niños, y la esperanza
de que ellos crezcan sin cortapisas.
Que viva la revolu.
Que viva la re-voltaire.
la revoltosa revuelta revolucionaria
pa’ lante, pa’ lo que sea, pa’ que me aguanten
pa’ luchar los combatientes.
Hasta la victoria siempre.
Hasta la victoria siempre.
Hasta la victoria siempre.
Nara Mansur es
poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los
poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un
ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía
Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el
Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome.
Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte
Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos
Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio
Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires y recibió el
Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar 2013.