Por
Eduardo Rodríguez Solís
Ardilla Ludivina era un animalito que se alimentaba con semillas. Era
una elegante ardilla que vivía sola (o acompañada de su sombra). Tenía una cola
esponjada que, al estar hacia arriba, se veía desde cualquier punto distante.
Guardaba comida para los tiempos difíciles. Y su alacena estaba debajo
de una gran roca de río.
Corría con rapidez y podía ser muy buena para los trancazos. Entonces, y
sólo entonces, parecía discípula de Cassius Clay.
Pero un día su vida cambió. Es que el amor se había hecho presente.
Un
conejo blanco era el culpable de esa nueva vida.
Pero
los dos animalitos (la ardilla y el conejo)
se cuestionaron sobre los efectos de la cigüeña… Si tenían un hijo, ¿iba
a tener las orejas grandes y la cola esponjada? Terrible interrogante.
Pero gracias a los cielos, el regalo de la vida vino por partida doble.
Y en el nido que se había hecho se depositaron dos seres. Un conejo y una
ardilla.
El conejito se alimentó siempre con semillas
de girasol y la ardilla lo hizo con zanahorias tiernitas.
Ardilla Ludivina, la mamá de las criaturas, abrió un camino que empezaba
al principio del arco iris y terminaba al final. Ahí jugarían sus babies.
El
conejo blanco, el papá, sembró muchos árboles para tener sombra en los
calurosos veranos.
Y
los padres de las criaturas reclutaron a una escuadra de pájaros azules, para
cuidar a los niños… Y contrataron al viejo búho del bosque como maestro de las
primeras letras.
Pasó el tiempo, y la cigüeña hizo otras visitas, siempre con regalo
doble… Es que el mundo de estos animales tenía un equilibrio perfecto.
Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha
publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la
revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos
nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre los
orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El
señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha
sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos
Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido
representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive
y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)
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