Wednesday, August 1, 2012

AGIT-PROP

Foto: Isabel Pérez Lago



Por Nara Mansur

de su poemario Un ejercicio al aire libre (2004)


Hago café cada mañana y la rutina me desplaza por los espacios como si estuviera ciega. No necesito mirar la cafetera ni las tazas para hacer bien el trabajo. Las manos han aprendido el oficio más humilde y citan a Baudrillard como una forma del azúcar más grosera. Introducen la cucharilla en la taza en un gesto masculino de posesión y placer. Revuelvo el líquido carmelita casi negro con delectación de artista, como diría el Che --pero él utilizó esta palabra para referirse a la revolución, para cambiar el alma de las personas, su propia alma, mi propia arma. Mi acción es demasiado breve y estrecha (una cafetera de cuatro tazas). Hacer el café, tomarlo sorbo a sorbo o como una ráfaga. La cafetera es vieja y no tiene asa, fue útil en un hogar feliz al menos por un tiempo. Cada mañana la lavo como a la anciana de un asilo, con un poco de desprecio, sin jabón.
Cuando el café comienza a subir por la torre me viene la imagen de Ignacio diciéndome: “la princesa de la torre”. Debe haberlo dicho dos veces pero yo multiplico sus palabras y las edito al menos para que me alcancen hasta el mediodía, o al menos hasta que el café termine de colar. Cuando el café comienza a subir por la torre me viene la imagen de Ignacio diciéndome: “la princesa de la torre”, y recuerdo el verso fetichista de V.P.: “el pez de la torre nada en el asfalto”.
¿Ignacio sería el pez de agua dulce que trata de vivir en la ciudad salada?
¿Yo seguiré estando en la torre aun si no lo dijera más?
El asfalto es negro como el café, pienso. Nada comparable a la ciudad, a la sal del asfalto, al parque de Calzada. Nada en mi mente sino mi boca y la de él adheridas al cristal en un beso insensible, y en cada cara del cristal la mancha de café.




Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.

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