Sunday, November 27, 2011

PERO NO ERA UN JUEGO




Por José Manuel Domínguez

(De su novela El hombre incompleto)


Llevo varios días esperándote. El viento me trae los acordes de una vieja orquesta, y es como si algo me atrapara en la cobardía de siempre, en no decir que de repente me puse a pensar en ti.
Hace unos días hablaba con Omar de cualquier cosa, del momento de llegar otra vez aquí. Entonces, de repente, mientras yo tocaba los restos del pan sobre la mesa, me acordé de ti.
Mira que he buscado esta música en mi mente, y ahora, sin quererlo la vuelvo a escuchar… Bailar, beber, vivir. Todo era una misma cosa en aquellos años. Ah, como era sentir el olor de cada uno de los amigos. Todos olíamos tan dulce en aquella época. Ah, esa canción que interpretaba Annie Lennox, ¿cómo es que se llamaba? A Whiter Shade of Pale… A Ares se le ocurrió decir que hablaba de una muchacha muerta…
Pero no era cierto. Digo, creo que no. Nunca he podido entender muy bien la letra, pero tal vez sí, con esa mezcla de frío nocturno y cipreses… Tal vez se trate solamente de algún amor perdido…
¿Cómo era que decía esa canción? No, no A Whiter Shade of Pale, la otra, la que estaba sonando hasta ahora mismo… ¿Nadie se acuerda? No puedo seguir. Yo sé cómo fue todo, aunque no pueda contarlo ahora. Yo sé que las canciones se acaban, y esta canción que está sonando ahora ya no me trae recuerdos. No la conozco. Es la misma orquesta pero no la bailamos y entonces es como si nunca hubiera existido. Hace un tiempo tocaron por última vez algo hermoso, un último intento, pero no sucedió nada después. Tal vez aquí ni se enteraron. Seguro que ni la pasaron en la radio. Bueno, cuando llegues te la tarareo y me dices si la pusieron o no. ¿De acuerdo? A ver si recuerdo cómo decía... Y ahora está sonando otra vez esa canción, la que nos gustaba bailar a todos. Cada vez que la ponían, nadie se quedaba sentado, había que bailarla. ¿Te acuerdas?
¿Alguna vez podremos contar estas cosas? ¿Alguna vez podré decirle a mi hijo lo que sentíamos en aquella época? ¿Alguien lo entendería? A quién contarle de las noches frescas de la playa. ¿Recuerdas la noche que sentí celos del mar? Seguro que la recuerdas. Te acercaste caminando hasta la orilla y te quedaste allí de pie, orando. Las olas te lamían los pies y los tobillos, y te ibas hundiendo suavemente en la arena y yo pensaba que el mar quería llevarte, que te quería para él, te miré y vi que no te dabas cuenta o pensé, tal vez le gusta, entonces corrí hasta donde estabas, te cargué en silencio y te arranqué de tu sueño. Los amigos se reían, decían que yo estaba loco, que nunca habían visto nada igual, porque así de inseguro era yo pero a mí me daba lo mismo. Claro me daba lo mismo cuando me lo decían ellos o tú, pero no cuando me quedaba solo con mis pensamientos, preguntándome por qué había hecho esto o aquello. Entonces la vida ya no era sólo bailar, y beber y vivir. Hasta que llegaba la noche o el fin de semana y volvíamos a vernos para ir al cine o a alguna otra parte; y dormir en el hombro de cualquiera de aquellos grandes amores; y comerme un mango al amanecer, contemplándote desde el balcón en sombras, mientras tú dormías. Era como jugar a ser hombre y que bien se sentía jugar a ese juego y hablar del futuro y de los hijos y de mudarnos a una casa más grande, porque allí no cabrían.
¿Dónde estás tú ahora? ¿Por qué no vienes? Todo sería tan fácil, ¿no crees? Y los amigos, ¿dónde están todos? Ah, esa pregunta tiene ya tantos años. Los amigos empezaron a ausentarse temprano, ¿no? Se desprendían como racimos maduros. A algunos no los volvimos a ver nunca. Todos sonreíamos en las fotos de aquella época, como si el juego no fuera a acabarse nunca; pero no era un juego. ¿Por qué no vienes, eh? Tienen que haberte dicho que estoy acá. Alguien tiene que habértelo dicho porque las buenas noticias también llegan pronto, ¿no es cierto?

 
 
José Manuel Domínguez es director de teatro, poeta y narrador. Estudió dirección y actuación en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Se estableció en Miami, Florida, en el año 2000. Le acompañan en su vida dos mujeres extraordinarias: su esposa Marángeli y su mamá Loli, así como su perro Sombra.

1 comment:

  1. Excelente texto, muy bien escrito y con sentimiento.

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