Foto: Eduardo Rodríguez Solís |
Por Eduardo
Rodríguez Solís
Ese gato negro es muy extraño. A veces lo
veo blanco, pero generalmente se le ve negro. A lo mejor se llama Al Jolson,
recordando al cantante blanco que se pintaba de negro… Ese gato negro es un
misterio. Maúlla como soprano, pero creo que es macho. Pide y a veces exige que
se le sirva de comer. No trae ninguna tarjeta de crédito y se cree el dueño del
mundo. Camina muy derecho, como si fuera guardia del Palacio de Buckingham, en
Londres. (A lo mejor en él hay sangre real. A lo mejor.)
Con ese gato negro, que parece se está
estableciendo afuera de la casa, al lado de una gata-madre, una gata-hija y una
gata que se le ha bautizado como Maureen O’Hara, ya el zoológico de gatos
aumenta a cuatro, sin contar aquí a Mole, que es una gata multicolor, que vive
dentro de la casa.
Pero no hay problema, el gasto de la
comunidad felina seguirá siendo el mismo. Donde comen tres, pueden comer
cuatro.
Y que la vida siga adelante, y que no vaya
a suceder una locura gatuna, como la que puede nacer si un día, al despertarme
y al verme en el espejo del baño, me he vuelto un gato chato, barato, con pelo,
orejotas y bigotes largos.
Eduardo Rodríguez Solís
(D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de
la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido
reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre
los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El
señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha
sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos
Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido
representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive
y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)
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