Monday, April 28, 2014

GARABATO No. 59





Por Eduardo Rodríguez Solís


      El perico Dandy se carcajeaba… Jajaja… Y decía, con absoluto escándalo, “las mujeres son como los zapatos”… Y volvía a carcajearse… Jajaja… Luego, decía “con un poco de alcohol, aflojan”… Y se reía como demente… Jajaja…
      Era lo único que decía el perico Dandy… Es que no tenía educación universitaria…
      Gabriel García, el dueño del perico Dandy, tampoco tenía alta educación… Pero le gustaba la buena música… Una vez que andaba recogiendo conchitas y caracoles para hacer barquitos que vendía… Se encontró una maleta vieja con etiquetas de la Cunard White Star, que traía dentro un álbum de tres discos Long Play, con música para piano, de Schubert…
      Y cuando se hizo de un tocadiscos, se enamoró de esa música… De verdad, cuando escuchaba cualquier fragmento de Schubert, se sentía que andaba por las nubes, cerca de todos los Santos.
      Entonces Schubert se volvió una medicina espiritual para él… Y todas las noches, mientras trabajaba con sus barquitos de conchitas y caracoles, se sentía, gracias al arte de Schubert, dentro de un Jardín del Edén.
      Este Gabriel García, que casi se llamaba como un escritor colombiano, se decía llamar Gabriel García, en lugar de Gabriel García Martes, como decía a la letra su Acta de Nacimiento.
      Y un día, pasó lo que tenía que pasar… Andaba caminando por una de las playas, y vio casi en el horizonte, al mero Norte, algo que salía del mar.
      Intrigado, se trepó a una lancha pescadora, y se fue remando, poco a poco, hasta que tuvo ante sus ojos un enorme barco, boca abajo… Se trataba de un crucero, como los que circulan por las islas del Caribe… Se llamaba “Princesa Victoria”…
      Varios días después regresó al lugar del hundimiento, con su amigo Juan Pirulero y con su perico Dandy, que hacía escándalo, como siempre…
      Jajaja… Las mujeres son como los zapatos… Jajaja… Con un poco de alcohol, aflojan… Jajaja…
      Con una estaca enorme los dos amigos empezaron a mover ese barco que estaba boca abajo, y lo fueron girando… Hasta que, milagrosamente, lo pusieron derecho…
      Luego, lo jalaron con su lanchita hasta un rompeolas, y ahí lo estuvieron (varios meses) reparando.
      Hasta que un día, rompieron una botella de tequila Sauza contra el Crucero, y declararon con gritos que su aventura empezaba…
      El perico Dandy, que los observaba en silencio, hizo de repente su escándalo tradicional…
      Jajaja… Las mujeres son como los zapatos… Jajaja… Con un poco de alcohol, aflojan… Jajaja…
      Viajaron nuestros amigos por todo el Caribe, y en cada puerto, se bajaban a vender sus barquitos de conchitas y caracoles, pues daba hambre y sed, y se necesitaban cacahuates y agua de coco.
      Pero su desgracia surgió cuando, estando en Aruba, una islita cercana a Maracaibo, su crucero Princesa Victoria desapareció mágicamente.
      Entonces, nuestros amigos, Gabriel García Martes y Juan Pirulero, como ya nadie quería sus barquitos de conchitas y caracoles, se pusieron a trabajar en un molino viejo (tipo holandés). Se volvieron meseros en ese lugar, donde había un restaurante italiano.
      Pero la costumbre de las noches, de oír la música de Schubert, siguió toda la vida.
      Y la locura del perico Dandy, continuó por los siglos de los siglos…
      Jajaja… Las mujeres son como los zapatos… Jajaja… Con un poco de alcohol, aflojan… Jajaja…



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picadoSobre los orígenes del hombreDoncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

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