Sunday, March 25, 2012

UN TESORO ESCONDIDO

Foto: Jesús A. Pérez Rementería
 



Por Eduardo Rodríguez Solís

     


       Faltaban dos días para la navidad, y Roberto no tenía dinero para comprarle algo a su único hijo, Diego… A él lo contrataba un paisano mexicano para cortar pasto en algunas casas. Pero ese trabajo casi no existía por las heladas de diciembre… Entonces, Roberto se paraba en una esquina, esperando que alguien le diera trabajo… Y eran muchos los paisas que se juntaban en ese lugar… Y los contrataban, si es que tenían suerte, a ocho dólares la hora… Y la labor era cargar, o poner ladrillos con mezcla, o limpiar pisos, o lo que sea… Pero ni siquiera ese trabajo había… La cosa estaba muy difícil…
      Entonces se fue a un Dollar Store… Alguien le había dicho que ahí iba a encontrar algo para su hijo… Había de todo… Y todo costaba un dólar, más el impuesto…
     Ahí encontró unos animales, de hule, a dos por uno. Había jirafas, tigres, rinocerontes, osos panda, de todo… Y pensó que lo mejor era un tiburón y un jaguar… Eran animales chiquitos… Medían como cuatro pulgadas…
      --Este es un buen regalo para Diego –se dijo.
      Llegó al pequeño departamento de una recámara, donde vivía con su esposa, que a veces limpiaba casas, y con su pequeño hijo, Diego… Ese departamento lo compartían con tres muchachos, que a veces trabajaban en lo que fuera. Estos muchachos pagaban la mitad de la renta, cerca de doscientos dólares…
      Roberto consiguió un poco de papel plateado para envolver el tiburón y el jaguar… Y luego, al bulto le puso una etiqueta con el nombre de Diego…
      El regalito lo colocaron al pie del minúsculo árbol de navidad, que tenía foquitos de colores, que se apagaban y prendían…
      Llegó la navidad y Diego abrió su regalito… Y quedó encantado con su tiburón y su jaguar… Eran, para él, los mejores animales del mundo…
      Se bebió y se cantó cosas de los pueblos que quedaron allá, muy allá. Unos se pusieron impertinentes, como buenos borrachos, y otros lloraron, como niños chiquitos. El Mesías estaba llegando, o ya había llegado, para componer las cosas del mundo… Y Diego, el único niño del grupo, jugaba con sus animales.
      Su imaginación se desbordó. El tiburón comenzó a nadar en busca de comida, desesperado. Tenía ansias de meterse algo en sus entrañas… Se lo estaba pidiendo casi a gritos su organismo.
      Hasta que por fin, el tiburón encontró a una tortuga joven… Se lanzó sobre ella y partió ferozmente su caparazón. Todavía se movían las piernas de la tortuga, cuando el tiburón logró saciar su hambre, que ya era de varios días.
      Por otro lado, el jaguar estaba en la cima de un monte. Observaba el panorama y se limpiaba su piel, toda llena de rosetas, con un punto ancho y negro al centro… El jaguar miraba lo que había a los pies del monte, y recordaba, si es que es posible eso, los treinta y cinco días que caminó detrás de su madre, desde que vio la primera luz…
      Quizás un poco inseguro y temeroso, anduvo morando por todos lados…Y pudo jugar con conejos y ardillas, sin que éstos tuvieran miedo, y se fue así hasta detrás de las altas rocas que limitaban el valle… Cuando se hizo de noche, encontró un hueco entre las piedras y allí se durmió…
      Al día siguiente, el jaguar llegó hasta una playa, que tenía enfrente una isla encantada… Y vio al tiburón…
      El jaguar descubrió un rompeolas hecho con rocas… Caminó hasta el final, mar adentro… Y se detuvo frente al tiburón…
      Así era como Diego jugaba con sus animales de hule… Así era como se divertía, mientras los adultos seguían con el escándalo que les provocaba el alcohol.
      --Recoge tus animales y vete a la cama –dijo su mamá.
      A regañadientes tomó al tiburón y al jaguar, y se fue a meter a las cobijas… Pero su imaginación siguió rodando… Diego y sus amigos llegaron a una cueva, que tenía su entrada de mar… El tiburón se desplazaba con lentitud y él, Diego, le hacía compañía al jaguar… Estaba en la tierra, a orillas del agua salada.
      --Me convertiré en tigre o rinoceronte, o ustedes se transforman en animales marinos –dijo el tiburón.
      Acordaron que todos se transformarían cada vez que fuera necesario para jugar tanto en la tierra como en el mar. Un tigre, un niño y un jaguar; luego, un caballito de mar, un delfín y un tiburón… Lo importante era disfrutar…
      De pronto, la madre de Diego ordenó colocar los juguetes debajo de la almohada y el niño tuvo que cerrar los ojos para dormir.
      El sueño fue profundo, absoluto… Con toda claridad, Diego se vio en aquella isla encantada… En unas rocas, donde rompían amablemente las olas, tres sirenas cantaban… Las tonadas eran dulces y los versos hacían recordar los tiempos de los piratas… Se acercaban los bergantines con sus banderas negras y con sus tripulaciones casi salvajes… Gritaban los hombres de caras sucias… Eran maldiciones las que salían de sus bocas desdentadas… Maldiciones por aquí y por allá…
      Uno de los piratas, el que vestía de rojo, se subía a lo alto de uno de los palos de un bergantín… Miraba hacia todos lados y daba instrucciones… Había que desembarcar en la isla, para saquearla…
      Pero los desgraciados piratas no sabían que ahí no había oro, ni plata, ni alhajas… Todo estaba más pelón que el más pelón de los pelones.
      Para entonces, el niño Diego y sus amigos, el tiburón y el jaguar, ya estaban a espaldas de las sirenas. Nadie los podía ver… Y se quedaron cerca del mar, para que el tiburón pudiera nadar.
      Dieguito y el jaguar se treparon a una roca puntiaguda, y dejándose salpicar por las olas…Se quedaron ahí, acompañando al tiburón.
      Los piratas, encabezados por el que vestía de rojo caminaron, casi marchando, como si fueran soldados, sobre la arena. Iban con los ojos bien abiertos buscando rastros de tesoros… Algunos, con sus espadas al viento, hacían rodar cocos sobre la arena… Se tomaban el agua y devoraban la masa fría.
      Se concentraron los malandrines debajo de unas palmeras, e hicieron fuego, calentaron una sopa que habían bajado de un bergantín. Era sopa de pollo, muy condimentada, un alimento que podía resucitar a los muertos.
      Cantaron, recitaron y bailaron distintos ritmos. Estaban felices los piratas, y pensaban, de verdad, que iban a descubrir un tesoro escondido.
      De pronto, un gran escuadrón de cuervos se acercó a la isla. Iban volando a gran velocidad, pero al ver la mancha de piratas que se movía en la arena, se lanzaron sobre ellos, como si fueran enemigos de siempre…
      Los piratas se dieron cuenta del peligro y corrieron a esconderse bajo unos lanchones…Pero los cuervos los obligaron a lanzarse al mar y nadar como locos hasta los bergantines…
      Diego y sus amigos, el tiburón y el jaguar, respiraron… El peligro que representaban los piratas se había alejado… Cantaron felices, y las sirenas se unieron a la celebración…
       Diego soñaba y a veces se daba vuelta sobre su cama…
      Muy arriba de las montañas, cerca de donde habitaba un gigante, había un castillo que tenía muchas torres. Ahí vivía la princesa Soledad, una muchacha que era amiga de todos los seres alados.
      En la punta de cada torre había un nido de aves… Se creía que las aves, como volaban bajo el cielo, estaban cerca de Dios. Y mucha gente pensaba que aquel castillo era un lugar de santidad… Y cada día del año se veneraba a un santo distinto…
      Un día llegó por allá Diego. Lo acompañaba su amigo, el jaguar… Y llevaban los dos una gran tinaja llena de agua de mar… Ahí iba el tiburón…
      Cuando se abrió el portón del castillo para que entraran los viajantes, muchos criados y una pequeña corte, les dio la bienvenida… Y en un gran trono dorado, estaba la princesa, rodeada por muchos pájaros.
      --Bienvenidos sean –dijo la princesa.
      Enseguida, ocho criados empujaron una gran pileta, que tenía ruedas… La colocaron al centro de la gran explanada del castillo… La llenaron de agua…Y colocaron con cuidado al tiburón…
      --Que empiece la fiesta –gritó la princesa… Diego y el jaguar se sentaron a la gran mesa imperial… Y la princesa, al centro de todo, dio instrucciones para que empezara el gran convite.
      Se sirvieron las mejores viandas que uno se puede imaginar, y nunca se olvidaron de llevarle algo al tiburón.
      Llegaron malabaristas, que aventaron al aire pelotas de colores. Y un cuerpo de baile danzó alrededor de los comensales… Luego vinieron los payasos y los magos, y todo fue una felicidad nunca antes vista…
      Al final del espectáculo, pusieron un gran cañón de oro y metieron ahí a un hombre vestido con plumas de colores… Tronó la pólvora y salió volando el proyectil humano hacia no se sabe dónde…  Y hubo gritos y aplausos que no tenían fin… Y alguien dijo que la bala humana había caído en la pura cabeza del gigante…
      Cantó un gallo, sonaron dos despertadores y Diego abrió los ojos… Metió las manos debajo de su almohada y sacó a sus amigos, el tiburón y el jaguar… Diego, inútilmente trató de reconstruir sus sueños, pero se dio cuenta que no tenía caso hacer eso, ya que la vida tenía que continuar… Los sueños, sueños eran… Y la vida, era la vida…
      Se echó un poco de agua en la cara y se puso rápidamente su ropa… Salió al balconcito de su departamento y sintió el calor del sol… Luego se regresó a su cama y recogió a sus amigos, los animales… Y el sol los acogió a todos…
      Al tiburón le empezó a gustar su nueva vida. Volteó hacia el sol y sintió que el sol le hacía un guiño…
      --Aquí estoy yo y voy a ser tu amigo –se imaginó que decía el sol.
      El jaguar se sintió también a gusto en su nueva vida. Y volteó hacia el tiburón y hacia el niño Diego. Y se dijo afortunado por haberse topado con el alma buena de Diego.
      ---Amigos hasta el final –dijo el jaguar.
      El niño Diego estaba muy contento. Se sentía lleno de vida. Y pensaba que sus regalos eran los mejores regalos del mundo…
      Con el tiempo, esos pequeños regalos (el tiburón y el jaguar) terminaron en una vitrina donde había muchas piezas de porcelana y una pareja de novios de dulce, de cuando se casaron los papás de Dieguito.
      Con el tiempo, las cosas caras, las cosas que queremos tanto, se vuelven casi insignificantes… Casi se borran de la vida… Y se tornan pequeños recuerdos… Son las cositas que nos van quedando de la existencia… Son las piedritas que hemos recogido en el camino…
      Con el tiempo, a veces las tiramos a la basura, o a veces las echamos a un baúl…



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)

Saturday, March 24, 2012

CULTURA Y POLÍTICA




Los libros elegidos para ser estudiados en esta crónica presentan amplios temas de discusión sobre la vida cultural, social y política de América Latina. Los críticos e investigadores brindan un panorama profundo y exhaustivo que abarca desde la propia concepción de cultura popular, las transformaciones ocurridas en los procesos de modernización, los periodos de crisis, las movilizaciones de masas y organizaciones civiles, la democratización cultural, las alternativas de desarrollo humano, el transnacionalismo e incluso la posibilidad de desmitificar la limitada visión que existe sobre países como Costa Rica o Argentina.
La estructura del ensayo será establecida de acuerdo a los temas paradigmáticos desplegados en los volúmenes. Cada sección incluirá revisiones teóricas, citas relevantes de algunos autores, y otros comentarios. La reseña va a privilegiar sobre todo la bibliografía que combina argumentos teoréticos de envergadura sobre aquellos elementos históricos que coadyuvan a clarificar de manera crítica el contexto político-cultural del continente y que al mismo tiempo se ofrece a dialogar de una manera abierta y espontánea con el lector contemporáneo.


Sobre Cultura Popular en Latinoamérica    

Uno de los temas más sobresalientes en el escenario latinoamericano es la formulación teorética de lo que constituye la cultura popular. Néstor García Canclini ha escrito una sustanciosa serie de libros que ahondan en las bases filosóficas, sociales, y políticas de nuestras expresiones culturales, sus fundamentos y contradicciones.
Canclini junto a Rafael Roncagliolo edita el volumen Cultura Transnacional y Culturas Populares donde agrupa artículos de varios estudiosos de la temática cultural como José Joaquín Brunner, Robert A. White, Bernardo Subercaseaux, y Rosa María Alfaro, entre otros. En el prólogo del libro, los editores aclaran que las ponencias formaron parte de uno de los seminarios auspiciados por el IPAL (Instituto Para América Latina) y por el CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular). Seguidamente, Canclini presenta las bases metodológicas para la investigación en las que se analizan estudios antropológicos y folcloristas así como la idea de entender lo popular como un concepto alternativo. Brunner presenta el socorrido término de “cultura nacional popular” para explicar la teoría de Gramsci sobre la lucha hegemónica y el surgimiento de una “nueva concepción del mundo.”
Aquí se hace referencia a la coexistencia de dos culturas que se encuentran relacionadas a través de un proceso de subordinación. Brunner llama la atención sobre el papel que deben jugar las entidades estatales en relación con las políticas culturales, sugiriendo la manera en que se da tratamiento a la idea del “folclore.” White focaliza su ponencia en la fomentación de espacios culturales que representen la vida popular mientras que Subercaseaux menciona elementos de contradicción entre “la lógica artística” y “la lógica política” en Chile. El papel de la radio como espacio público y medio que viabiliza la lectura de la estructura social y cultural en Perú es rigurosamente analizado por Alfaro Moreno. La autora utiliza el concepto de la radio como pretexto para examinar el funcionamiento de las culturas populares y hegemónicas en los medios masivos de comunicación (1988, 204). Hacia el final del libro se incluyen otros textos que se inmiscuyen en el ámbito de la vida cotidiana en Centroamérica y la labor de las instituciones culturales.    
De la misma forma, Las Culturas Populares en el Capitalismo presenta una estructura teorética de lo popular. Se analizan las estrategias de mercado, las interpretaciones de la sociedad cultural, la idea de la transnacionalización del capital, y se examina detenidamente la función de la tienda artesanal, las boutiques y los museos en estrecha relación con las artesanías. El estudio detallado que hace el autor nos ayuda a comprender el sentido ético y valor estético que alcanzan objetos similares en instituciones dedicadas a su promoción y conservación.




En Hybrid Cultures. Strategies for Entering and Leaving Modernity Canclini traza una ruta desde los inicios de la modernidad que le facilita observar el comportamiento y transformación de las culturas populares. Este es probablemente uno de sus mejores libros, donde el autor cuestiona el impacto que los adelantos del mundo moderno tienen en las tradiciones culturales de los pueblos, generando formas de acción y sensibilidades colectivas. Canclini se detiene a examinar elementos propios de la modernidad como el crecimiento urbano y los desplazamientos que devienen en las principales causas de los procesos de hibridización, deterritorialización y expansión de géneros, haciendo énfasis en la necesidad del mercado cultural con la presencia de nuevas tecnologías de comunicación y el surgimiento de movimientos políticos (1995, 55).
Pop Culture Latin America! Media, Arts, and Lifestyle es uno de esos libros sin pretensiones teóricas pero que atrae al lector por su coherencia y esmerado módulo de dispositivos relacionados a la cultura popular latinoamericana. Shaw y Dennison no estructuran una metodología de estudio sobre fenómenos particulares dentro del marco de lo popular sino que compilan información sobre los más variados temas (música, movimientos sociales y políticos, deportes, literatura, lenguaje, religión), presentándolos a manera de enciclopedia. El volumen funciona como un sumario, brinda nombres de investigadores dedicados al estudio de la cultura popular y presenta pequeñas reseñas que dan una idea general de las expresiones populares, pero no hay aquí argumentos que reflejen la posición y proyección de las culturas populares. 


La Crisis de lo Cultural: Modernidad-Postmodernidad

             On Edge: The Crisis of Contemporary Latin American Culture es una colección de ensayos que grosso modo analizan como la globalización ha influido en el re-cuestionamiento de nociones culturales como modernidad, posmodernidad y sentido de la concepción pluralista como un arma de la ideología neoliberal (Yúdice et al. 1992, ix). Aquí se estudia cómo el proceso de la modernidad se convierte en un periodo incompleto con el arribo de lo postmoderno y las crisis económicas y de representación política, siendo quizá lo cultural con énfasis en un contenido ético lo que reflejaría problemas como la inflación, la especulación, y el tráfico que tan profundamente afectan las condiciones de vida de los ciudadanos latinoamericanos.





En “Reconversión Cultural”, García Canclini explora como las reformas neo-conservativas repercuten en las pólizas culturales, sobre todo en los países de la periferia (1992, 31). La posibilidad de emigrar hacia los Estados Unidos y Europa en busca de mejoras económicas se convierte en la única esperanza para muchos, trayendo como consecuencia una desarticulación cultural que como dijera el autor “no puede atribuirse solamente a la dominación imperialista” (38). Jean Franco dedica su artículo a la labor de los movimientos liderados por mujeres dentro del contexto político, prestando atención a dos factores en particular: la imposición de los regímenes militares de los 70s y las consecuencias extremas traídas con la deuda externa y las prácticas neoliberales que despojan a la estructura estatal de toda potestad para efectuar cambios que mejoren la vida social.
Winant examina el proceso de formación y remodelación racial en Brasil, cuestionando si una posible ruptura con el clientelismo tradicional y el autoritarismo populista podría estimular una política alternativa llevada a cabo por los movimientos sociales. ¿Puede hablarse de una democracia racial en Brasil?, o acaso este término necesita ser transformado en uno nuevo que logre desafiar las establecidas identidades raciales, dice el autor. Kathleen Newman habla de una redemocratización de la cultura en Argentina durante los años 1978-89. La autora examina el papel jugado por las expresiones artísticas en el proceso de representación y divulgación de los problemas sociales, a través de ideas satíricas que estimulan el conocimiento colectivo sobre las torturas y crímenes cometidos durante la dictadura militar. Juan Flores explora la cuestión del Insularismo en la cultura puertorriqueña, con sus bases elitistas, etnocéntricas y patriarcales. Aquí son mencionados conceptos que tienen que ver con procesos de descentración, deterritorialización y crisis de representación en la reconfiguración de la problemática de la frontera, pues como diría Flores “la cultura puertorriqueña está sujeta a un ir y venir entre dos zonas que se entremezclan” (1992, 201).
Las formas en que se presenta la crisis de la modernidad en Latinoamérica constituye el motivo central de No Apocalypse, No Integration: Modernism and  Postmodernism in Latin America, la serie de ensayos de Martin Hopenhayn. El autor cuestiona como la privatización y la exclusión de las clases trabajadoras son fenómenos que influyen en el entendimiento de la postmodernidad y la degeneración de la llamada “utopía moderna.” ¿Puede hablarse de una revalorización y al mismo tiempo desvalorización del contexto democrático en el contexto ideológico postmoderno? Si bien es cierto que América Latina ha logrado establecer e incluso mantener una política de gobierno que podría considerarse como democrática, por qué no se ha logrado erradicar de una buena vez la fragmentación social. La mera idea de la modernización constituye una paradoja. No es que uno esté en contra de la modernización, ¿pero hasta qué punto la modernización nos beneficia? Vemos alzarse las industrias y los grandes edificios, y al mismo tiempo, somos testigos del crecimiento ineludible de la marginalidad, el deterioro, el desempleo, y la “persistencia de los sectores de trabajadores informales” que no por trabajar pueden considerarse menos pobres que aquellos que no laboran. Como diría el propio Hopenhayn, la integración nos desintegra. ¿Y al final de cuentas a qué nos estamos integrando cuando hay tantos proyectos que no cuajan en nuestro itinerario?




El volumen de Hopenhayn contiene una alta dosis de contenido metafísico, a pesar de que analiza cuestiones reales que afectan la sociedad Latinoamericana. Sin embargo, uno reconoce que su intención fundamental radica en traer a colación la poesía de la idea, la inquietud, y no en proveer respuestas para los problemas políticos y sociales de nuestro continente. Hopenhayn deja un espacio para dibujar lo que debe ser la democracia: “un ámbito donde los conflictos pueden ser resueltos a través del diálogo y que promueve la participación de todos los individuos para crear una cultura de ciudadanía,” y que luego se descompone en múltiples fragmentos; la dirección se pierde, crece la incertidumbre, y la idea del progreso y la utopía se transforma en una burla.
Puede hablarse entonces de una crisis ideológica que produce un sentimiento de cinismo despiadado hacia las instituciones políticas y culturales promovidas por el gobierno. El autor habla de una “cultura hegemónica” -que tiene que ver con patrones transnacionales y de integración- y del proceso de “subculturización,” donde se encuentran los miembros del sector informal, grupos étnicos y, desde luego, los marginados. Finalmente se llama la atención sobre el hecho de que las naciones que conforman el continente Latinoamericano sustentan y promueven una política de la democratización, reflejado en la elección de los gobiernos populares (2001, 143).
Y es que quizá uno no puede evitar ser un romántico, condición inevitable de nuestra formación cultural: necesitar creer en utopías, el sueño de tener un presidente que represente los intereses del pueblo, y la construcción de una sociedad donde todos somos iguales, los privilegios se acaban y podemos acceder a los beneficios económicos, la seguridad social y los derechos del ciudadano.


Diálogos y (des)conexiones entre Cultura y Política

Cultures of Politics, Politics of Cultures: Revisioning Latin American Social Movements propone re-teorizar las dimensiones culturales de la política de América Latina a través de la acción de los movimientos sociales. Aquí se incluyen trabajos que devienen en resultado de un largo proceso de actividad multidisciplinaria entre antropólogos, sociólogos, críticos y especialistas en Ciencias Políticas (Álvarez et al. 1998, xi). “Lo cultural” y “lo político” como categorías se entremezclan produciendo una nueva lógica de entendimiento sobre el embate democrático en la esfera pública, sustentado por los grupos sociales. Los autores incluidos en el volumen revelan la manera en que los estudios culturales viabilizan la comprensión de los asuntos políticos, desde una perspectiva otra que permite enfatizar las tácticas de identidades colectivas y otras estrategias puestas en marcha por los sectores de masas, con el fin de ganar un poco de autonomía y espacio dentro del circuito del poder gubernamental. La condición cultural se amplifica de este modo, es un elemento que puede facilitar la comprensión de las contradicciones políticas y sociales que nos rodean y que forman parte de nuestras raíces históricas. Ahora que estamos condenados a vivir una poética de la (des)integración, emigramos de un lado a otro para obtener beneficios económicos o producimos recursos materiales que no nos benefician pero que actúan activamente en el asentamiento y desarrollo de una economía global, resulta casi imposible la idea de la especialización. Se mezclan argumentos políticos, filosóficos, antropológicos, y socio-culturales para tratar de encontrar una explicación lógica y coherente de la realidad.





La pluralidad de intereses puesta de manifiesto en la sociedad latinoamericana que desvirtúa las dinámicas políticas y culturales constituye uno de los focos más discutidos en este volumen. Evelina Dagnino, por ejemplo, analiza como la emergencia y avance de los nuevos actores sociales y los grupos de izquierda trajeron consigo una reinterpretación del concepto hegemónico gramsciano, que se vincula directamente con el proceso de renovación de la esfera civil. En este sentido, dice la autora, la nueva percepción de la cultura como sujeto político contribuye a expandir la concepción general de la arena política en sí misma (1998, 45). Para ilustrar sus argumentos, procede a discutir el papel desplegado por los movimientos sociales en el transcurso de la democratización en Brasil así como su incidencia política –intervenciones populares en el campo estatal. Aquí se discuten elementos que tienen que ver con la concepción de la ciudadanía, enfatizando derechos, ideales, y valores sociales, así como la constitución del orden y la responsabilidad pública a todos los niveles (52). Uno de las demandas más contundentes de los sectores sociales radica en la eliminación del rezago clientelístico que todavía persiste como criterio electoral y la adopción de mecanismos de control sobre los individuos que representan al pueblo (56).
   Una temática similar puede encontrarse en el artículo de María Celia Paoli y Vera da Silva Telles, quienes se sumergen a desentrañar los conflictos y negociaciones que permean los derechos sociales del Brasil contemporáneo. Para situar la labor de los actores sociales, las autoras comienzan haciendo un recorrido desde los años 80s, periodo en que se creía en el milagro de la democracia, pero que incrementó los niveles de pobreza y desigualdad, abriendo un oasis imposible de salvar entre la “modernidad” y la “modernización”. Irónicamente, con la instalación de la democracia no se logró eliminar las jerarquías sociales ni responder a las necesidades y derechos de los ciudadanos, pero al menos se pudo crear un espacio de lucha de consciencia, donde se reconoció el derecho a tener derechos (1998, 65). Se organizaron movimientos implicados en diversas esferas de la vida social que no sólo se limitaban a reclamar mejoras económicas sino también el reconocimiento legalizado de demandas concernientes a asuntos de identidad. Se abogaba por una mejoría en la calidad de vida, la eliminación de la discriminación racial y de género, así como la manera en que podía darse al traste con la violencia y violación de los derechos humanos (70).
Los grupos de trabajadores comienzan a movilizarse para resolver problemas que afectan a la sociedad, buscando soluciones alternativas, creando espacios de discusión y mediación, cargando sobre sus hombros la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, ya que el estado se muestra incapaz de remediar las permanentes condiciones de pobreza e indigencia. Con el arribo de las reformas neoliberales, se continúan promoviendo estos espacios que no se rigen por un formato definido ni homogéneo sino que tratan de incidir en el campo público desde una perspectiva “pluralista” y democrática, respetando la diversidad de voces que demandan atención. Hacia el final del ensayo, se demuestra como estudios recientes corroboran el gran impacto de los experimentos realizados por organizaciones laborales que pugnan por establecer un “contrato de trabajo colectivo” que sirva para promover las negociaciones entre el Estado y la sociedad civil (82).
En la configuración de las nuevas relaciones entre las formas estatales y la sociedad civil, las organizaciones que abogan por la igualdad de derechos de la mujer han influido largamente. Si algo positivo puede asociarse con las reformas neoliberales es que de una forma u otra han logrado despertar la inquietud de superación y profesionalización del sector femenino. Verónica Schild retoma el análisis del proceso de construcción de la ciudadanía bajo los efectos del proyecto de modernización en Chile, para dar a conocer la posición que ocupa la mujer en la sociedad en relación con las condiciones políticas circundantes. La autora provee argumentos que sustentan la convergencia de las acciones llevadas a cabo por las asociaciones de mujeres activistas y los esfuerzos renovados del estado chileno en la redefinición de la comunidad nacional (1998, 95). Se revelan importantes cambios que explican la capacidad de renovación de los movimientos femeninos y los estudios de la mujer así como acciones operantes que informan sobre estrategias de movilización. La autora menciona ejemplos concretos que demuestran la efectividad de las “redes” encargadas de establecer contacto con mujeres de todo el mundo para incitarlas a replantearse cuestiones relacionadas con la salud y la violencia doméstica, la creación del Servicio Nacional de la Mujer, las Oficinas Municipales de la Mujer, la Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Mujer, entre otras iniciativas (101-103). Por último, se habla de los métodos de concientización que emergieron durante la época de la dictadura, los cuales son reconocidos como un ingrediente vital del trabajo actual que realizan las instituciones dedicadas al desarrollo y crecimiento integral de la mujer.
La segunda porción del libro se dedica a explorar las políticas culturales que incluyen criterios de raza, género y etnicidad. Aquí se agrupan artículos de Jeffrey Rubin, Kay B. Warren, Libia Grueso, Carlos Rosero, Arturo Escobar, Olivia María Gomes da Cunha, Miguel Díaz-Barriga y Jean Franco. Rubin examina el origen y funcionamiento de la Coalición de Obreros, Campesinos y Estudiantes de Isthmus (COCEI), movimiento que sostuvo una labor activa durante quince años de ocupación militar en la ciudad zapoteca de Juchitán en el sur de México. El autor presenta una visión crítica del movimiento, enfatizando la falta de institucionalización y el hecho de que las mujeres nunca pudieron ocupar posiciones como líderes o participar en actividades artísticas y literarias que eran consideradas como un elemento indispensable en el proyecto cultural(1998, 153-157). Warren critica el carácter ambivalente del activismo indígena y la variedad de sus intereses políticos. Su análisis se centra en el movimiento Pan-Maya de Guatemala, que de acuerdo con las palabras de la autora busca conseguir el reconocimiento de la diversidad cultural dentro de la nación, un espacio amplio para difundir la política indígena, una reconsideración de la desigualdad económica, y la distribución más amplia de los recursos culturales como la educación y la literatura en sus lenguajes autóctonos (1998, 166). Grueso, Rosero y Escobar se centran en las comunidades de color, grupos étnicos que surgen en la Costa del Pacífico en Colombia, haciendo énfasis en los principios sobre los cuales se construye su identidad en relación con nociones territoriales y cuestiones como la biodiversidad, la cultura y el desarrollo (1998, 197).
La globalización, el transnacionalismo y la sociedad civil son las temáticas generales que ocupan la tercera parte de este libro. Sonia E. Álvarez habla de la proliferación de espacios donde las mujeres han logrado imponer su presencia y difuminar sus discursos logrando una reconfiguración de sus identidades; su inferencia en el terreno de las instituciones culturales; y el proceso de descentralización que se ha experimentado en los movimientos feministas, trayendo como resultado una expansión de su campo de acción en esferas políticas y socio-culturales (1998, 295). Lins Ribeiro nos muestra “una política de lo cibercultural en el mundo transnacional,” focalizando su disertación en la literatura de la ciudadanía global, el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación, las ideologías, y utopías desde una perspectiva latinoamericana (1998, 325). 
Se analizan las organizaciones que emergen dentro de las comunidades imaginarias y sus relaciones con las instituciones de poder así como de las conexiones entre lo público y lo privado que devienen en fuentes obligadas para un análisis certero del transnacionalismo (326). De la globalización cultural y la nueva sociedad civil habla George Yúdice, quien muestra como la dominación neoliberal con su política de libre comercio, la privatización, la reducción de servicios sociales subsidiados por el estado, y los bajos salarios, ha contribuido a operar un cambio en los grupos de izquierda hacia materias que afectan los derechos humanos y la calidad de vida (1998, 353). Yúdice presenta el caso de los Zapatistas quienes se han opuesto abiertamente a la causa neoliberal, que tantos efectos adversos trae para la mayoría de la población, abogando por la organización de un proyecto cultural internacional que ataque la cultura del neoliberalismo (367).
La última parte del volumen está dedicada a exponer reflexiones teoréticas y algunas metodologías sobre la condición cultural y política en los movimientos sociales latinoamericanos. Elizabeth Jelin comienza haciendo un recorrido por los años 70s y 80s, periodo que generó la creación de nuevas formas de acción colectiva en Latinoamérica. Según la autora, con la instauración de la democracia y su lógica de gobierno, estas formas no logran acaparar el interés de las esferas intelectuales como antes (1998, 405). Jelin reflexiona sobre la histórica relación entre la acción de los movimientos sociales, la desigualdad reinante y la democracia en América Latina, para situarnos en el contexto donde las transformaciones ocurridas con el establecimiento de las economías de mercado abren nuevas posibilidades de remodelación de los grupos sociales -que continúan defendiendo sus identidades colectivas mientras desafían el orden institucional establecido (413). 
El libro concluye con oportunos comentarios acerca de la naturaleza de los ensayos incluidos y su certera visión “realista” en torno a los problemas que afectan la democracia y la condición del “ciudadano” en nuestro continente. Más que nada, este volumen nos induce a replantearnos la cuestión cultural y lo político desde otra (no necesariamente homogénea) perspectiva, que tiene que ver con la propia proyección plural y fracturada de America Latina.


Hacia otra idea de la Composición de la Fragmentación

La realidad latinoamericana está construida por fragmentos que pueden fusionarse de manera coherente e incoherente. Si la Historia nos presenta una sucesión de eventos cronológicos,  no hay por qué esperar que dentro de esta concepción tenga que existir obligatoriamente una lógica de los acontecimientos. Tenemos democracia, economías que parecen fortalecerse bajo el proceso neoliberal, pero no hemos podido establecer un mínimo estándar de vida para los latinoamericanos. A estas alturas del juego, seguimos padeciendo de males como la inflación, la corrupción, el desempleo o empleo informal, el tráfico ilegal, la prostitución sexual y partidista. Mientras más tratamos de integrar, globalizar, empastar los fragmentos de nuestra realidad, los altos niveles de descreimiento, frustración, inseguridad social, cinismo hacia cualquier tipo de ideal o acción política, nos dividen sin remedio. Aunque parezca contradictorio, somos parte de un rompecabezas que fusiona patrones históricos y culturales. 




The Costa Rica Reader: History, Culture and Politics presenta al lector un escenario similar, fragmentado e integrado al mismo tiempo. La antología recoge testimonios, historias y notas escritas que ofrecen un panorama general del fenómeno costarricense, donde la oficialidad promueve la idea de una sociedad multicultural en la que confluyen diversas etnias regionales y periféricas, en el proceso de abandonar la visión tradicional del país como un territorio de “blancos” únicamente (Palmer & Molina 2004, 230). Se construye la estructura del volumen desde la época de la conquista, pasando por diferentes etapas de evolución (o involución) económica, el enigma democrático, la polarización de la esfera política, el sueño de las mejoras sociales, el apadrinamiento de la isla, ideas sobre patriotismo y racismo, el trabajo en la comunidad, cuestiones migratorias, la situación del medio ambiente ligado con el trabajo de las instituciones administrativas, el plan de desarrollo social con recursos limitados, la corrupción, la propaganda turística, los efectos de la privatización con las reformas neoliberales, y la crisis de identidad masculina como resultado de la irrupción de un número considerable de posibilidades de trabajo para las mujeres que afectan considerablemente las relaciones de género en la isla.
El volumen se presenta como un mosaico, una especie de catálogo donde pueden localizarse diferentes interpretaciones de la realidad histórica del país sin mucha (o ninguna) profundización teórica. Atención especial merece el diccionario del patriotismo costarricense de Álvaro Quesada que nos brinda una idea jocosa de la necesidad de redefinir ciertos términos –políticos, económicos y sociales-  de acuerdo con su uso histórico y su inserción en el nuevo contexto. Quesada resignifica la concepción de la democracia: “gobierno de empresarios, por los empresarios y para los empresarios” asociado al régimen capitalista donde el valor del hombre y sus actos está determinado por el dinero que produce o posee. En un régimen democrático, dice el autor, el gobierno y el pueblo se subordinan al servicio de los empresarios (1987; 2004, 226).
Un mosaico de imágenes más complejo es el volumen The Argentina Reader: Politics, Culture and Society editado por Gabriela Nouzeilles and Graciela Montaldo. Aquí se ponen en tela de juicio conceptos relativos a la homogenización de la sociedad, presentando un retrato histórico del país que se reconoce como un producto incompleto del proceso de modernización, un sueño utópico que se ha visto truncado por múltiples procesos de desilusión y resentimiento (Nouzeilles & Montaldo 2002, 1-13). La antología incluye artículos que reflexionan sobre el pasado colonial, la construcción de la nación, los procesos revolucionarios e inmigratorios, la creación de la vida política en el país, la fundación del estado, el surgimiento de una identidad nacional, los tiempos modernos que ofrecen una visión nueva de lo popular, la emergencia del populismo como manifestación política, la utopía revolucionaria, la violencia desplegada en todas las esferas de la sociedad y el surgimiento de las prácticas democráticas acompañadas de las reformas neoliberales.




También se ofrece un bosquejo de la sociedad argentina en la era de la globalización -nuevos conceptos de ciudadanía, derechos humanos, acciones sociales y la necesidad de generar una poética de la memoria que permita a los ciudadanos adoptar una postura crítica ante las injusticias sociales, los actos terroristas, y los crímenes cometidos por la dictadura. Las editoras ofrecen un resumen final acerca de la globalización y el neoliberalismo que “contribuyen a debilitar las tradiciones políticas y culturales de la nación,” y su análisis recrimina la cultura de la postmodernidad, donde el predominio del mercado cataliza el derrumbe del pensamiento intelectual, fomentando el desencanto político y la emergencia de los espectáculos promovidos por los medios de comunicación que propician la indiferencia generalizada y la alineación en la sociedad (507).


Palabras de cierre

Las temáticas exploradas en estos libros nos permiten acercarnos al fenómeno cultural y político que es hoy Latinoamérica, una entidad contradictoria que, por un lado, se ve forzada a responder activamente a los intereses de una economía global, y por otro, se reconoce incapaz de resolver los problemas internos de sus propias prácticas democráticas. Muchos de los textos se nutren de la reserva filosófica de Gramsci y Habermas para tratar de vislumbrar el futuro político (y cultural) de nuestro continente. El reposicionamiento de la cultura popular -como motivo de enfrentamientos entre espacios que se relacionan a través de procesos de subordinación y que a la vez aparecen mezclados, integrados en un mismo circuito de categorización- posibilita observar las demostraciones llevadas a cabo por los grupos y movimientos sociales desde diferentes perspectivas. La remodelación de lo cultural en la era postmoderna nos permite entender así mismo la necesidad de resignificar elementos que se ven insatisfechos con las concepciones impuestas por la modernidad. Vuelven a retomarse temas como los derechos del ciudadano, la apertura comunicacional, la importancia de las nuevas comunidades virtuales, el asentamiento de una teoría migratoria y la emergencia de una cultura de la fragmentación. (Fragmentación de códigos que se regeneran constantemente: proyecciones políticas de izquierda, derecha y centro; jerarquías que delimitan las clases sociales existentes; identidades de todo tipo –indigenista, homosexual, feminista, campesina).
Necesitamos la interdisciplinaridad teorética para poder descifrar con claridad la amalgama de contradicciones y reordenamientos que se avecinan. Se requiere además la fórmula que logre despertar en el individuo común un poco de añoranza, la esperanza utópica abaratada por la avalancha postmoderna y las crisis sociales que emergen con el neoliberalismo. El desencanto y la insatisfacción no nos llevan a ninguna parte ni en la esfera cultural, ni en la esfera social, ni en la esfera política. Uno tiene que creer en la posibilidad de una sociedad mejor para poder armar los patrones de representación necesarios en el proceso de construcción de esa sociedad. Y desde luego hay que dar prioridad a los ciudadanos para que se integren a la conformación de los nuevos espacios de intercambio y discusión de los problemas que nos afectan actualmente. Debemos replantearnos además como revivir la democracia desde adentro sin tener que recurrir a la idea de satisfacer aspiraciones extranjeras, y sobre todo evitar las soluciones drásticas que casi siempre afectan a los desvalidos. Hay que pensar concretamente en reconstruir, remodelar los barrios pobres, invertir en la educación pública y la salud, fortalecer la implementación de las leyes jurídicas, y limpiar los circuitos políticos de la resaca clientelística que todavía persiste. Latinoamérica necesita sacudirse de las ataduras formales con el exterior y sentar las bases para movilizar a todos y cada uno de los miembros de la sociedad.


Bibliografía  

Álvarez, Sonia E., Evelina Dagnino y Arturo Escobar. 1998. Cultures of Politics/Politics
of Culture: Revisioning Latin American Social Movements. Boulder (Colorado): Westview Press.
García Canclini, Néstor y Rafael Roncagliolo. 1988. Cultura Transnacional y Culturas
Populares, Lima: IPAL (Instituto Para America Latina).
------------------. 1995. Hybrid Cultures. Strategies for Entering and Leaving Modernity, Minneapolis (MN): University of Minnesota Press.
-------------------. 1981. Las Culturas Populares en el Capitalismo, Ciudad de La Habana:
Casa de las Américas.
Hopenhayn, Martin. 2001. No Apocalypse, No Integration: Modernism and  Postmodernism in Latin America. Durham y London: Duke University Press.
Nouzeilles, Gabriela y Graciela Montaldo. 2002. The Argentina Reader: History, Culture and Society. Durham: Duke University Press.
Palmer, Steven Paul e Iván Molina Jiménez. 2004. The Costa Rica Reader: History, Culture, Politics. Durham (N.C): Duke University Press.
Shaw, Lisa y Stephanie Dennison. 2005. Pop Culture Latin America!: Media, Arts, and Lifestyle. Santa Bárbara (CA): ABC-CLIO.
Yúdice, George, Jean Franco y Juan Flores. 1992. On Edge: The Crisis of Contemporary
Latin American Culture. Minneapolis: University of Minnesota Press.


Otros materiales:

 Arantes, Antonio Augusto. 1981. O que e cultura popular. Sao Paulo: Editora Brasiliense.
Cohen, Jean L. y Andrew Arato.1992. Civil Society and Political Theory. Cambridge
(Massachusetts):  The MIT Press.
Htun Mala. 1999. “Women in Latin America: Unequal Progress toward Equality” en
Current History (March).
Landi, Oscar.1981. “Crisis y Lenguajes Políticos” en Estudios CEDES. Issue # 4 v. 4,
Buenos Aires
Larrain, Jorge.1999. “Modernity and Identity: Cultural Change in Latin America” en Latin America Transformed. Globalization and Modernity, ed. Robert N. Gwynne et al. London: Arnold.
Rama, Angel. 1996. The Lettered City, ed. John Charles Chasteen. Durham (NC): Duke University Press.
Soja, Edward W. 1996. Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places. Malden (Massachusetts): Black Publishers Inc.
Warren, Kay B. y Jean E. Jackson. 2002. Indigenous Movements, Self Representation, and the State in Latin America. Austin: University of Texas Press.
Yashar Deborah. 1999. “Democracy, Indigenous Movements, and the Postliberal Challenge in Latin America” en World Politics 52.1


Monday, March 19, 2012

PLANETA MAMÁ


Liliam Domínguez: Mecedora familiar, C-Print
http://www.liliamdominguez.com./




Por Nara Mansur


Así me vi: la acompañante lacrimosa
la que no pregunta los datos sobre la ecografía,
y las fechas ahora aparecen
escritas sobre una lluvia de estrellas.
Se reproducen las estrellas y guían el espíritu de mi fiesta
estrellas de la ingesta feliz,
brillantes y rápidas en su desplazamiento,
hábiles en el consuelo de la hija y de la madre.


La cita que debía confirmar se me olvida
y también completar
el puzzle de la última página de la revista.
Más que cantar --me digo-- lo mío es un susurro,
un sonido como lava volcánica
sin pensamientos demasiado claros
ni imágenes definidas: son sólo dieciocho semanas.
“Mi posible acción salvadora que los aleje de mí,
de mi condición”.


Te alejas hacia la oscuridad
porque oyes la desagradable letanía de mi angustia
o de mis recuerdos o mis genes
--lo dices en otro tono y como si fueran lo mismo.
Me alejo y me abrigo la garganta
porque la carta todo lo que dice es cierto
y quiero complacer a mi padre.
(En esta carta me lo repite, me lo escribe siempre
y en el papel parece que me toca su gesto,
la mano de mi padre me abriga,
me pone la bufanda y me la anuda.
Estamos en invierno.)


Una estrella medio rota nos alumbra de todas formas
inspirada y melancólica...
Al parecer tendremos que estudiar algo de carpintería
y electrónica, algo para volvernos ingenuos otra vez.
¿Podremos asistir a la muerte física de lo que hemos sido,
la que antecede al hospital, al nacimiento?
¿Nos podremos despedir de nuestra hija en un tiempo hermoso?


Nara Mansur es poeta, autora de textos para la escena y crítico teatral. Ha publicado los poemarios Mañana es cuando estoy despierta (2000) y Un ejercicio al aire libre (2004). Recibió el Premio Nacional de Poesía Nicolás Guillén 2011 por su cuaderno Manualidades así como el Premio de la Crítica Literaria 2011 por su libro Desdramatizándome. Cuatro poemas para el teatro. Sus textos Ignacio & María y Charlotte Corday. Poema dramático han sido llevados a escena por los grupos Teatro D’Dos y la Guerrilla del Golem. Actualmente es colaboradora del Estudio Teatral El Cuervo que dirige Pompeyo Audivert en Buenos Aires.


Friday, March 16, 2012

EXTREMA LIBERTAD A LOS PAQUIDERMOS






Por Eduardo Rodríguez Solís

(UN ACTO)

 Personajes por orden de aparición:
El payaso . . . . . . . . . . .
El cazador . . . . . . . . . .
Esperanza, hija del cazador . . . . . .
La reina de los elefantes . . . . . . . .


ENTRA EL PAYASO. HACE EVOLUCIONES. BRINCA. SE RIE DEL PUBLICO. DESEMPEÑA UNA RUTINA…DESPUES HACE COMO QUE MIRA HACIA ABAJO. HACE SEÑAS. SE HACE NOTAR.

PAYASO (GRITA)
Por acá, mis amigos. Aquí fue el lugar de los hechos. Aquí arriba está el sol. Muévanse, mis amigos.

 DE PRONTO, UNA RED SE LEVANTA Y ATRAPA AL PAYASO. LO ELEVA POR LOS AIRES.

PAYASO
Eh, qué pasa. Yo no soy ningún tigre de Bengala. Yo no soy el rey de la selva.

A POCO, APARECE UN CAZADOR... OBSERVA AL PAYASO SUSPENDIDO DENTRO DE LA RED.

 CAZADOR
Esta es una propiedad privada. Aquí no se puede entrar así como así.

 PAYASO
Si usted me dejara explicarle.

CAZADOR
Aquí no hay nada que explicar. (AL PUBLICO) Esto es intolerable. Uno busca la soledad, y llegan los intrusos. Uno busca la tranquilidad, y se presentan los payasos de cualquier circo.

PAYASO
Oiga, no me trate así, que usted no conoce mi dinastía.

 CAZADOR
¿Dinastía? No me haga reír.

PAYASO
Nosotros somos miembros del Circo de la Esperanza. Hemos venido a aclarar las cosas... Y usted nos paga con esta moneda...

CAZADOR
Yo quiero mi soledad. Y ésta es mi colina.

PAYASO
Pues yo me quedaré aquí, recostado, hasta que lleguen mis amigos. Ya van subiendo. ¿No los ve usted?

CAZADOR
No podrán subir. Nadie puede subir.

 PAYASO
Pues yo lo hice.

CAZADOR
Usted subió porque así está escrito en el juego.

 PAYASO
Vendrán. Claro que vendrán. Ya me vieron. Ya saben el camino... Además, vienen a levantar un acta... Usted sabe a qué me refiero.

CAZADOR
Pero ellos no llegarán... A menos que descubran el mecanismo de los espejos.

 PAYASO
Qué barbaridad. Uno se pinta la cara de blanco y se traza en el rostro gestos de felicidad, y uno llega y es atrapado y alzado por los vientos... Esto también es intolerable.

CAZADOR
Cállese, por Dios.

PAYASO
Es que el acta se tiene que levantar. Es necesario. Sólo de esta manera la Compañía de Seguros nos traerá del África lo que hemos perdido... Nos han robado, ¿entiende usted?

CAZADOR
Claro que entiendo. ¿Cree usted que soy un estúpido?

PAYASO
Por eso todos tienen que subir. Este es el lugar de los hechos. Se tienen que tomar fotografías. Usted tiene que entender.

CAZADOR
Yo entiendo lo que me conviene. Y sólo echo trampas en el bosque, y echo para arriba, para el cielo, lo que no me conviene. Y luego, si la presa entiende, le doy la libertad.

PAYASO
¿La libertad? ¿Y qué es la libertad?

CAZADOR
Podríamos hablar mucho del concepto. Usted mismo, entre las redes, entre mis redes, está disfrutando de ella. Con decirle que está cerca del cielo.

PAYASO
Pues ahora que suban, lo van a poner en su lugar.

CAZADOR
Aquí nadie sube.

PAYASO
Si subí yo, alguien más tendrá que subir.

CAZADOR
Cállese la boca. No diga tonterías y déjese balancear entre las redes...

PAYASO
El acta se tiene que levantar.

CAZADOR
Mire, los árboles y los animales incrédulos de este bosque nos miran extrañados. Decirme usted que perdió algo que vino del África. No nos haga reír. Mejor dígame que aquello que vino del África encontró su libertad. Porque eso fue lo que pasó.

PAYASO
Usted no entiende. Nuestro Circo de la Esperanza tenía sus payasos, sus malabaristas, su mago, y su gran atracción que vino del África. Y ahora sólo nos hemos quedado con las narices de bola, con los platos que vuelan hacia el infinito, y las gasas que desaparecen a cinco centímetros de nuestros ojos. Pero la gran atracción...

 CAZADOR
Podríamos decir que encontró la libertad...

PAYASO
Por eso es necesario que se levante el acta. Yo le juro que no se trata de encontrar al culpable, sino que la Compañía de Seguros nos reponga lo que hemos perdido.

CAZADOR
Como siempre, la historia se repite... Pero ya es hora de ponerle el punto final. Para eso estoy aquí, sobre esta colina.

PAYASO
Óigame, óigame, no me diga que usted...

CAZADOR
Pues le digo que sí. ¿Cómo la ve?

PAYASO
¿Y por qué lo hace?

CAZADOR
Porque es necesario. Porque la libertad es un derecho. Simplemente por eso.

PAYASO
Es usted un delincuente.

CAZADOR
Usted también lo es. Y todos sus amigos. Ustedes han vivido de robarse las rutinas de otros circos. No hay nada nuevo en sus pistas. Ustedes se roban la creatividad de todos.

PAYASO
Ahora sí que me dejó con la boca abierta.

CAZADOR
Eso de tomar las cosas y pasarlas de generación en generación es un robo. Por eso yo digo que ustedes roban.

PAYASO
Pues yo me meceré aquí, tranquilamente, entre mis redes, hasta que lleguen mis amigos... Y se levante el acta.

CAZADOR
(AL PUBLICO) En esta colina, de este planeta desconcertante, siendo la hora que ustedes quieran, yo, el agente del ministerio público universal, afirmo haber atrapado a un payaso que se ha robado las rutinas de todos los payasos que han pisado este planeta, para después canjearlas por pan y leche para subsistir, asunto que debe considerarse como un delito federal.

 PAYASO
¿Federal? Hum, entonces todos somos unos delincuentes. Porque si yo como como comía mi abuelo, y si yo hago el amor como lo hicieron Adán y Eva, estoy en pecado... Concluyendo, todos somos una basura... Somos unos imitadores...

 CAZADOR
Ustedes se roban del África lo que es del África; y yo me robo lo que ustedes traen del África... Ante esto, dígame, ¿quién es más ladrón? ¿Ustedes que roban para sacar provecho o yo que robo para otorgar libertad?

 PAYASO
Pero si esto... Pero si este planeta es un infierno.

CAZADOR
Pero, amigo mío, yo otorgo la libertad que puedo otorgar.

PAYASO
Pues yo no entiendo.

CAZADOR
Ahora, ahí le va algo que le va a hacer temblar.

PAYASO
¿Qué cosa?

CAZADOR
¿Cuántas veces han venido por estos lugares?

PAYASO
Bueno, nosotros somos gente que va de pueblo en pueblo.

CAZADOR
Pero aquí, debajo de esta loma, ¿cuántas veces se han situado?

PAYASO
Mire usted. Cuando yo tenía unos quince años estuvimos por primera vez. Que si me acuerdo de ello... Después, año tras año...

CAZADOR
Y usted le anda pegando a los treinta años, ¿no es así?

PAYASO
Exactamente.

CAZADOR
¿Tiene usted buena vista?

PAYASO
Tan buena, que cuando vine la primera vez descubrí rápidamente a la muchacha más bonita del lugar.

CAZADOR
Bueno, pues hagamos la prueba. ¿Qué ve usted detrás de aquel arroyo?

PAYASO
El horizonte.

CAZADOR
Abra bien los ojos. ¿Qué ve usted?

PAYASO
Bueno, unas ovejas, un perro y un pastor.

CAZADOR
Tome usted estos binoculares. (SE LOS DA) ¿Y ahora qué ve?

 PAYASO
No es posible.

CAZADOR
Claro que sí.

PAYASO
Diez, once, doce, trece, catorce, quince... Y a todos los reconozco, por la E que llevan en los costados. Es la E de la Esperanza; del Circo de la Esperanza.

CAZADOR
Están ahí, gozando de la libertad.

PAYASO
Pero, señor, usted nos perjudica. Nos hace perder público.

EL PAYASO REGRESA LOS BINOCULARES AL CAZADOR.

CAZADOR
¿Sabe una cosa? Le voy a dar un poco de libertad. Lo voy a liberar de esa red.

PAYASO
Hágalo, y de esta forma no se meterá en tantos problemas cuando vengan los demás. Cuando vengan a dar fe del lugar de los hechos. Cuando vengan a levantar el acta.

CAZADOR
Ya le he dicho que no subirán.

PAYASO
Pues ya saben el camino.

CAZADOR
Pues yo lo liberaré a usted.

EL CAZADOR SALE DE ESCENA Y EL PAYASO EMPIEZA A BAJAR. A POCO, EL PAYASO SE LIBERA DE SUS REDES... REAPARECE EL CAZADOR.

CAZADOR
Bueno, ahora haga sus alharacas, haga sus dengues, para que sepan dónde está usted.

PAYASO
Eh, amigos. Por acá está el sol, el lugar de los hechos. Ya falta poco. Apúrense

CAZADOR
Ellos se han perdido. Es el eco, ¿se da cuenta? Usted grita aquí y el eco lo sitúa del otro lado del valle. Tome, observe el panorama con binoculares.

LE DA LOS BINOCULARES.

PAYASO
Oiga, se van alejando. Ellos creen que estoy sobre aquella loma.

CAZADOR
¿Y ya observó lo que hay sobre la loma?

PAYASO
(FIJA EL OBJETIVO) No es posible. Ahí hay un payaso igual que yo.

CAZADOR
¿Y ya observó las otras lomas?

PAYASO
(FIJA LOS OBJETIVOS) No es posible, más payasos.

CAZADOR
Por eso le digo que no lo encontrarán.

PAYASO
¿Y cómo lo hace? Es algo así como un espejismo.

EL PAYASO REGRESA LOS BINOCULARES.

CAZADOR
Muy sencillo. Es a base de espejos. La técnica es sencilla, pero la ejecución no es tan fácil... En realidad no son otros payasos. Es usted, que se refleja por todos lados. Es como su arte, como su oficio. Igual en todos lados.

PAYASO
¿Y los elefantes? ¿Los elefantes están después del arroyo?

CAZADOR
Ahí sí no le puedo asegurar nada. ¿Será espejismo, será realidad? Un gran enigma.

PAYASO
Óigame, entonces la Compañía de Seguros ya no tendrá la obligación de regresarnos aquello que vino del África.

CAZADOR
No. Ahora, si el Circo de la Esperanza quiere otro elefante, tendrá que comprarse otro elefante.

PAYASO
Pero, somos muy pobres. Apenas si estamos respirando.

CAZADOR
¿Qué se puede hacer?

PAYASO
Eh, amigos. Por acá es el camino. Aquí está el lugar de los hechos.

CAZADOR
Ya cállese. Es inútil. Va a acabar usted con su garganta.

EL CAZADOR CONSULTA LA HORA.

CAZADOR
Qué raro. Ya debería estar aquí.

PAYASO
¿Quién?

CAZADOR
Esperanza. ¿Quién más podría venir?

PAYASO
¿Y quién es Esperanza?

CAZADOR
Esperanza es mi esperanza.

PAYASO
¿Su esperanza? Ah, ya entiendo.

CAZADOR
¿Entiende?

PAYASO
No. No entiendo. Hablo por hablar.

CAZADOR
Mire, como yo no debo permitir que usted cometa alguna tontería, le voy a poner este grillete en la pierna. Usted entiende, ¿verdad? (LE PONE EL GRILLETE) Yo tengo que bajar hasta el arroyo. La libertad debe controlarse. Los elefantes se pueden ir. Y eso es malo. Aquí se quedará. Esperanza está por llegar. Y no se desespere... El juego es así. ¿No se lo dijeron?

EL CAZADOR SALE DE ESCENA.

PAYASO
Ahora sí que nos pagan con la misma moneda. Estamos así, con un grillete, como si fuéramos un elefante. Un elefante del Circo de la Esperanza. Somos así, la atracción principal de este circo. Pero, ¿qué les parece? El cazador tiene todos los elefantes. De haberlo sabido, la Compañía de Seguros lo habría mandado a prisión. Porque han sido muchos los delitos que ha cometido. Quince robos. Quince elefantes.

ENTRA ESPERANZA.

ESPERANZA
Yo soy Esperanza.

PAYASO
Ya lo sé.

ESPERANZA
Y usted es el payaso del circo.

PAYASO
¿Se me nota?

ESPERANZA
Claro que se le nota. Yo también fui niña.

PAYASO
¿Y hasta dónde va a llegar este juego?

ESPERANZA
Hasta donde usted quiera.

PAYASO
¿Y usted trabaja con el cazador?

ESPERANZA
Yo soy su hija.

PAYASO
¿Y qué pretende el cazador?

ESPERANZA
El cazador quiere otorgar libertad a todo el mundo.

PAYASO
¿Y qué me dice usted de esta cadena?

ESPERANZA
Mire, señor payaso. Si a usted se le soltara se le podría ver corriendo hasta donde están sus amigos. Entonces, usted les señalaría el camino verdadero hacia acá, hacia el lugar de los hechos.

P A U S A.

PAYASO
¿Sabe que su cara se me hace conocida?

ESPERANZA
Todos somos iguales. Tenemos dos ojos, una nariz, una boca.

 PAYASO
Al verla, me acuerdo de un episodio de mi vida... Es que el hecho fue aquí, en los linderos de San Sebastián.

ESPERANZA
Y no me diga que nosotros dos fuimos los protagonistas.

PAYASO
Pues, parece que sí.

ESPERANZA
Usted me dice esto para que le quite la cadena.

PAYASO
No. Se lo digo porque es la verdad.

ESPERANZA
Déjeme ver. Déjeme ver.

DE ARRIBA CAE UN LIBRO GRUESO. SE DESPRENDE, GRACIAS A UN CORDEL.

ESPERANZA
Si hay algo, aquí debe estar escrito.

PAYASO
Yo siempre fui payaso.

ESPERANZA
Entonces busquemos en la P... Padre... Paleontólogo... Payaso... Aquí está... Hace diez años... Un 10 de abril... Un payaso me regaló una flor...

EL LIBRO DESAPARECE.

PAYASO
Efectivamente... ¿Ve cómo no me equivocaba? Al terminar la última función, yo me fui detrás de usted. Y en el camino corté una margarita.

ESPERANZA
Claro. Una margarita. Claro que sí.

PAYASO
Al día siguiente, ya sin vestimenta y maquillaje de payaso, me le acerqué en el parque.

ESPERANZA
Oiga, aquí, en San Sebastián, se ve muy mal que un desconocido...

PAYASO
Yo no soy un desconocido... Ayer le regalé una flor...

ESPERANZA
Pero la gente nos está mirando.

PAYASO
Yo soy el payaso del circo...

ESPERANZA
Y esa noche desapareció el elefante. Pero eso ya no era noticia, porque todos los años se repetía la historia.

PAYASO
Y si usted sabía quién se robaba los elefantes, ¿por qué no me dijo nada?

ESPERANZA
Ah, simplemente porque mi padre es mi padre.

PAYASO
Bueno, siempre hay una Compañía de Seguros que repone el elefante.

ESPERANZA
Pero, usted, ya no regresó al circo.

PAYASO
Bueno, hubo otros payasos... Siempre vistiendo igual... Con el mismo maquillaje... ¿Yo? Yo tuve problemas. No regresé por ahí.

ESPERANZA
¿Qué le pasó?

PAYASO
Fui demandado. Porque copié las rutinas de los payasos de otros circos. Y estuve en prisión.

ESPERANZA
Como si fuera un elefante.

PAYASO
Pues sí. Como si fuera un elefante.

ESPERANZA
Pero ahora ya no habrá reposición del elefante. Es que la vida no es tan fácil. Y usted debe imaginar lo difícil que es cuidar y mantener a quince elefantes.

PAYASO
Pero, nosotros, sin el número espectacular del elefante, nos iremos a la ruina.

ESPERANZA
Si tuvieran ingenio, podrían encontrar una sustitución ideal.

PAYASO
¿Sustitución ideal?

ESPERANZA
¿Ve usted aquel pico que se eleva por allá? Pongan un alambre de aquí para allá... Y caminen entre el espacio.

PAYASO
¿Y quién va a ser el loco que haga eso?

ESPERANZA
Usted podría ser.

PAYASO
Yo no estoy tan loco.

EL PAYASO Y ESPERANZA SE QUEDAN EN PENUMBRAS. EN ALGUNA ZONA DEL PROSCENIO CAE UNA LUZ CENITAL. EN ESA AREA APARECE EL CAZADOR, OBSERVANDO A TRAVES DE UNOS BINOCULARES.

CAZADOR
Todo está tranquilo. Los compañeros del payaso están totalmente descontrolados. Nunca llegarán al lugar de los hechos. No habrá reposición del elefante... Y así las cosas, podremos echar a andar el proyecto... Tres días de viaje por el río, y veinte, atravesando el mar... El África lejana... Qué distancias tan grandes nos separan...Pero, yo, el cazador de estos bosques, debo decir a ustedes que esos elefantes que han visto deben regresar a sus territorios. Así tiene que ser. De tal forma podré justificarme ante los árboles, ante las nubes, ante el sol, ante la luna...

EN OTRA ZONA DEL PROSCENIO, APARECE LA REINA DE LOS ELEFANTES. ESTA, LLEVA UN DISFRAZ CIRCENSE, ESTILIZADO.

REINA
Cazador del bosque, no es necesario que viajes con nosotros. Simplemente empuja la barca y deja que la corriente nos lleve consigo.

CAZADOR
Lo he estado pensando. Pero, ¿si hay algún problema técnico?

REINA
No hay que preocuparse. Hay que ser optimista.

CAZADOR
¿Sabes, Reina de los elefantes? Me he puesto a meditar sobre la idea de que viajen ustedes solos... Pero... ¿Cómo podría saber si la expedición fracasó a medio camino? ¿Cómo podría saber si tocaron las Costas del África?

REINA
Alguien se tiene que quedar a cuidar los bosques.

CAZADOR
Y quiere decirme que Esperanza no lo puede hacer... Pues, sí, tienes razón... Ella tiene el alma demasiado blanca...

REINA
Tú empuja la barca y deja que la corriente nos lleve...

CAZADOR
Y ustedes irán bajando hacia el mar... Y llegará un momento en que mis binoculares no puedan más... La barca se volverá un punto y después desaparecerá en el horizonte... La curvatura de la tierra nos hará decirnos adiós.

REINA
No pasará nada.

CAZADOR
Un momento. No hables más. Una idea da vueltas en mi cabeza.

REINA
¿El payaso?

CAZADOR
Sí, el payaso.

REINA
Pero, él tendrá lo suyo. Tendrá su mujer, sus hijos...

LA LUZ SOBRE EL PROSCENIO SE VUELVE PENUMBRAS. Y LOS REFLECTORES QUE ILUMINABAN AL PAYASO Y A ESPERANZA VUELVEN A ENTRAR EN ACCION.

PAYASO
Así, la soledad ha hecho que me esconda detrás de un payaso.

ESPERANZA
¿Y la libertad?

PAYASO
Pintarte la cara de blanco y ponerte estas ropas de colores es como colocarte detrás de unas rejas.

ESPERANZA
¿Y si te ofreciéramos la libertad?

PAYASO
No sé. Quizás me quedaba con lo que tengo... Uno llega a amar lo que le ha tocado...

SE ESCUCHA EL SONIDO DE UN CORNO. ESPERANZA SEÑALA HACIA ABAJO.

ESPERANZA
Es el cazador, mi padre. Se acerca con la Reina de los elefantes.

PAYASO
¿Vienen hacia acá?

ESPERANZA
Sí. Caminan con ritmo. Vienen muy animados.

PAYASO
¿Y qué van a hacer conmigo?

ESPERANZA
Hay que tener paciencia. Hay que esperar a que sucedan las cosas.

PAYASO
¿Y lo nuestro, Esperanza?

ESPERANZA
Llénate la cabeza de paciencia... Cuando les toque vigilar, seguiremos con lo nuestro.

PAYASO
No creo en tus palabras.

APARECEN EL CAZADOR Y LA REINA DE LOS ELEFANTES.

CAZADOR
Esperanza, toma los binoculares y observa lo que está pasando cerca de la cañada. Y si ves algo extraño, danos una señal con este corno.

ESPERANZA OBEDECE LAS ORDENES. SALE DE ESCENA.

 PAYASO
Señor cazador, ¿quiere que le diga una cosa?

CAZADOR
Estás encadenado, pero puedes hablar.

PAYASO
He hablado con tu hija, con Esperanza. Y resulta que una vez...

CAZADOR
Ya sé lo que me vas a decir. La historia de la flor del campo, de la margarita.

PAYASO
¿Y cómo lo sabes?

CAZADOR
Cuando venías subiendo, ella te señaló, y me contó la historia... El amor es algo serio.

PAYASO
Esto que me dices me hace enmudecer...

CAZADOR
Pues así están las cosas.

PAYASO
¿Y cuándo me vas a soltar?

CAZADOR
Cuando el circo se vaya. Cuando el circo esté tan lejos, tan lejos... que ya no lo puedes alcanzar.

PAYASO
¿Y qué va a ser de mí?

CAZADOR
Entonces, si quieres, podrías disfrutar de una extrema libertad.

PAYASO
¿Extrema libertad?

SE ESCUCHA EL SONIDO DEL CORNO. EL CAZADOR SALE DE ESCENA.

REINA
Te he estado observando.

PAYASO
¿Y te acuerdas de los malos tratos?

REINA
Me hacías caminar en dos patas. Y me hacías dar tres vueltas a la pista. Y yo lo tenía que hacer, porque si no, no había comida.

PAYASO
Eras el número estelar del circo. Gracias a ti, comíamos todos.

REINA
Recuerdo bien un día que me golpeaste con una barra.

PAYASO
Es que a veces no querías colaborar. Y el público había pagado su boleto.

REINA
Ahora, tú estás encadenado y yo disfruto de la libertad.

PAYASO
¿Y cuál es tu libertad?

REINA
Poder caminar hasta el arroyo. Subir la montaña que se quiera. Respirar el aire...

PAYASO
Pero estás muy lejos de lo tuyo.

REINA
Pero ya hemos construido una barca. Nos iremos al África. Allá está lo nuestro.

PAYASO
¿Y cómo es que ahora nos podemos comunicar? ¿Por qué podemos sostener un diálogo?

REINA
Porque ahora experimentas el cautiverio. Tú tienes la cadena y yo puedo correr hasta el arroyo.

PAYASO
¿Por eso?

REINA
Por eso.

PAUSA Y SUTIL CAMBIO DE LUZ.

PAYASO
Pues, Reina de los elefantes, ahora que tú estás mirándome y yo estoy aquí, encadenado, me veo sin esta cara blanca, sin esta nariz redonda, sin estos trapos enormes... Y veo acercarse a mi pueblo un grupo de carretas. Es el circo. Al final de la comitiva, hay un camello, un elefante y un león enjaulado. Todos nosotros, con los ojos abiertos de vida, corremos hasta la gran explanada. Y ahí estamos ayudando a los hombres del circo. Levantamos los postes, recorremos las cuerdas, cargamos las lonas. Después, armamos las gradas y echamos agua sobre la pista... Nos enamoramos del circo... Y vamos tras él, de pueblo en pueblo...

REINA
Yo, ¿qué puedo decir? Yo no conocí el África. A mí me tocó nacer de este lado de los mares. Al principio, trenzaba mi trompa a la cola de mi madre. Pero un día llegaron los hombres que me llevaron lejos, muy lejos. Y tuve que aprender a hacer monerías. Ese era mi cometido. Y ahora, que el cazador me brindó la libertad, he regresado con los míos...

 PAYASO
Y se quieren ir para el África.

LA LUZ SE NORMALIZA.

REINA
Te invitamos a la aventura.

PAYASO
¿Al África?

REINA
Sí, al África.

PAYASO
¿Y qué puede hacer en el África un payaso?

REINA
En el África hay muchas cosas que hacer.

REAPARECE EL CAZADOR.

CAZADOR
Bueno, no era nada importante. La gente del circo y quienes venían a levantar el acta del robo del elefante, de pronto observaron el vuelo de una paloma que venía hacia acá. Todos señalaban hacia el cielo. Pero eso fue todo.

REINA
Menos mal.

CAZADOR
Bueno, ya que estamos aquí, vamos a hablar de lo que nos importa.

PAYASO
Señor cazador, yo no me puedo subir a un barco. Yo no tengo idea dónde está el Sur y dónde está el Norte.

CAZADOR
La cuestión es bien sencilla. Cuando se navegue de día hay que llevar la embarcación hacia el nacimiento de las nubes... Por allá está el África... Cuando las estrellas surgen, queda un lucero en ese lugar... La cosa es bien sencilla...

PAYASO
¿Y si hay tormenta?

CAZADOR
Si hay tormenta, hay que dirigir la barca hacia el lado contrario de los vientos...

PAYASO
El nacimiento de las nubes, el lucero, lo contrario de los vientos...

CAZADOR
Exacto. Así se encuentra el camino.

PAYASO
Yo... lo podría hacer... Pero a mí me gustaría...

CAZADOR
Estoy adivinando su pensamiento... Usted quiere llevarse a mi Esperanza...

PAYASO
¿Qué dice?

CAZADOR
Que usted quiere llevarse a mi Esperanza.

PAYASO
Usted adivinó el otro lado de mi pensamiento...

CAZADOR
Momento. No me revuelva las cosas. Usted dijo... “Yo... lo podría hacer... Pero a mí me gustaría...” Complete usted su parlamento, por favor.

 PAYASO
A mí me gustaría… de animarme a hacer el viaje… ir con la cara limpia, utilizando la ropa que utiliza todo el mundo.

 CAZADOR
¿Olvidar su oficio? ¿Dejar de ser payaso?

PAYASO
Sí.

CAZADOR
Pero...

PAYASO
Es un oficio hipócrita... Uno ríe, cuando está llorando... Uno llora, cuando está riendo... Si me voy, que termine la representación de esta farsa.

CAZADOR
¿Y qué me dice del otro lado de su pensamiento?

PAYASO
Bueno, mire, para contarle la historia tendría que caminar por un sendero con margaritas de los dos lados... Bueno, usted debe entender... Usted ya pasó por esto...

CAZADOR
Bueno, pero ¿usted se anima o se nos echa para atrás?

PAYASO
Si mis dos condiciones se cumplen...

LA REINA DE LOS ELEFANTES, QUE HA OBSERVADO LA ESCENA, VA HASTA EL PROSCENIO Y HABLA AL PUBLICO.

REINA
Dos grandes dilemas se nos plantean a nosotros, los elefantes, y al cazador. ¿Olvidar la esperanza de llevar con nosotros a un payaso? ¿Quedarse el cazador solo, sin su Esperanza? ¿Y no será que el payaso se defiende a su manera? ¿No será que definitivamente no quiere ir? Quizás haya que poner de nuevo la trampa, la red, con el objeto de atrapar a otro hombre... Un hombre que quiera seguir siendo lo mismo que le ha tocado ser.

LA REINA DE LOS ELEFANTES SE INTEGRA AL GRUPO.

REINA
Señores, hemos tenido una larga junta, nosotros, los elefantes, y hemos decidido aceptar al payaso sin su disfraz... Nos da lo mismo... Por tanto, la palabra la tiene usted, señor cazador...

CAZADOR
Yo no puedo elegir el futuro de mi Esperanza, de mi hija. Ella lo tendrá que decidir...

PAYASO
Pues sólo falta que se cumpla la otra condición.

ESPERANZA APARECE.

ESPERANZA
Todo está bajo control.

CAZADOR
Es la hora de juntar a los elefantes. Después habrá que hacer una ronda del otro lado del río.

ESPERANZA LE DA LOS BINOCULARES Y EL CORNO AL CAZADOR.

CAZADOR
(SALIENDO DE ESCENA) Reina de los elefantes, ven conmigo.

EL PAYASO Y ESPERANZA SE QUEDAN SOLOS.

PAYASO
¿Sabes que me voy al África, con los elefantes?

ESPERANZA
Pero si tú no sabes navegar.

PAYASO
Si es de día, hay que llevar la embarcación hacia el nacimiento de las nubes... Si es de noche, habrá un lucero que me guíe... Y si hay tormenta, habrá que ir en el sentido contrario a los vientos.

ESPERANZA
¿Y has aceptado así como así?

PAYASO
He puesto dos condiciones... La primera ha sido aceptada por los elefantes...

ESPERANZA
¿Y cuál es esa condición?

PAYASO
Quitarme este blanco de mi rostro y vestir la ropa de todos los hombres...

ESPERANZA
Pero tú eres un payaso...

PAYASO
Es un oficio hipócrita... Ya estoy cansado de él...

ESPERANZA
¿Y la otra condición?

PAYASO
La otra es... que vengas conmigo... Que me acompañes al África.

ESPERANZA
¿Y qué ha dicho el cazador? ¿Qué ha dicho mi padre?

PAYASO
Que eso lo decides tú.

ESPERANZA
¿Y cuándo nos vamos?

PAYASO
¿Qué dices?

ESPERANZA
Que cuándo nos vamos.

PAYASO
Pero es que tú te tienes que resistir... No puedes decir sí tan tranquilamente.

ESPERANZA
¿Por qué?

PAYASO
Porque le destrozarías el corazón al cazador. Y eso no es justo. Él ha hecho lo que ha hecho por ti. Tú eres su Esperanza.

ESPERANZA
¿Y qué podemos hacer?

PAYASO
Algo muy sencillo. Tienes que representar un drama. Algo terrible.

ESPERANZA
¡Una mentira!

PAYASO
Una mentira buena.

 ESPERANZA
¿Una mentira buena?

PAYASO
Por ejemplo, di que tu sacrificio lo haces por los elefantes, por la libertad de todos.

ESPERANZA
Pues yo estoy lista

ESPERANZA DA TRES PALMADAS Y DE ARRIBA SE DESPRENDE UN CORNO.

PAYASO
¿Y ese corno?

ESPERANZA
Es para las emergencias.

ESPERANZA HACE SONAR EL CORNO... EL CORNO DESAPARECE.

ESPERANZA
(MUY DRAMATICA)  Pero, ¿cómo voy a dejar al cazador? ¿De dónde voy a sacar fuerzas para dejarlo? ¿Hasta dónde ha de llegar esta tragedia?

EL CAZADOR ENTRA RAPIDAMENTE.

ESPERANZA
Pero, ¿cómo voy a dejar al cazador? ¿De dónde voy a sacar fuerzas para dejarlo? ¿Hasta dónde ha de llegar esta tragedia? Pero, sí. Todo ha de hacerse por los elefantes, por la libertad de todos. El sacrificio lo vale... Mi querido payaso, estoy dispuesta...

CAZADOR
He escuchado tus palabras, mi Esperanza. Y me gusta tu gesto. Qué bueno que crees en la libertad.

ESPERANZA
(EN SECRETO, AL CAZADOR) También lo hago, porque ése es tu anhelo.

PAYASO
Señores, estoy listo para mi última rutina.

EL CAZADOR LIBERA AL PAYASO. EL PAYASO REPITE LA RUTINA DEL PRINCIPIO. Y CUANDO CASI TODO CULMINA, DETIENE SUS ACCIONES Y GRITA A SUS COMPAÑEROS DEL CIRCO...

PAYASO
Nunca llegarán hasta el lugar de los hechos. Nunca se levantará el acta. Quince elefantes son demasiados elefantes. La Compañía de Seguros no repondrá lo que vino del África. Y si quieren otro elefante lo tendrán que comprar.

MIENTRAS EL PAYASO GRITA EL PARLAMENTO ANTERIOR, EL CAZADOR Y ESPERANZA SALEN DE ESCENA, PARA REGRESAR, EL UNO, CON UNA CANASTA, CONTENIENDO EL NUEVO VESTUARIO DEL PAYASO; LA OTRA, CON OTRA CANASTA, CONTENIENDO CREMA, ACEITE Y UNA TOALLA.

CAZADOR
Bueno, ahora a quitarnos el maquillaje...

ESPERANZA
A quitarnos el maquillaje...

MIENTRAS EL PAYASO SE TRANSFORMA Y SE PREPARA PARA INICIAR SU VIAJE HACIA EL AFRICA, LA REINA DE LOS ELEFANTES, APARECE SOBRE EL PROSCENIO, HABLANDO AL PUBLICO.

REINA
Mis queridos amigos… Pronto iniciaremos nuestro viaje hacia nuestra tierra, hacia el África. Primero, surcaremos las aguas tranquilas de un río y luego nos meteremos al inmenso mar... Quisimos llevarnos de guía a un payaso, pero éste ha renunciado a su oficio definitivamente. Se va con nosotros (pero debo decirles, en secreto: Dentro de su alma habitará siempre un payaso). Él será el que señale el nacimiento de las nubes, la posición del lucero o el sentido contrario de los vientos... Allá, en el África, nos espera la verdadera libertad... Y acá, del otro lado de los mares, habrá siempre un cazador alerta, siempre alerta...

LA REINA DE LOS ELEFANTES DESAPARECE... A UN COSTADO DE ESPERANZA Y EL CAZADOR, ESTA UN PERSONAJE QUE ALGUNA VEZ FUE UN PAYASO.

CAZADOR
Es muy sencillo. El sendero lo conoce Esperanza. Cuando lleguen al arroyo váyanse hacia el oeste. Después de dos mesetas encontrarán el río. Ahí está la barca... Hay que levantar las velas... Y mañana, por allá llegarán los elefantes... Suelten las amarras con cuidado... No se vayan a lastimar los dedos...

EL PAYASO Y ESPERANZA SE TOMAN DE LA MANO E INICIAN SU MUTIS.

CAZADOR
Y no se preocupen. Algún día encontraré otra Esperanza. Y, también, pronto tendremos por acá otro circo... Esas cosas nunca se acaban...

EL CAZADOR SE HA QUEDADO SOLO... LA LUZ VA BAJANDO SU INTENSIDAD.

CAZADOR
El sendero lo conoce Esperanza... Cuando lleguen al arroyo, váyanse hacia el oeste. Después de dos mesetas encontrarán el río. Ahí está la barca. Hay que levantar las velas...

OSCURO... TERMINA “EXTREMA LIBERTAD A LOS PAQUIDERMOS”.


MEXICO, D.F. 14 de Julio de 1981
Fecha de esta revisión: 5-05-08 Houston



Eduardo Rodríguez Solís (D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho. Su obra de teatro Las ondas de la Catrina ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York. Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)