Por Habey Hechavarría Prado
Las filas interminables de personas deseosas de postrarse ante la imagen de la Virgen de la Caridad, o que anhelaban la bendición de un sacerdote o de un diácono, fue la expresión más notable que la devoción popular ofreció a la Patrona de Cuba en la iglesia habanera de los Padres Pasionistas, de La Víbora. Estas manifestaciones públicas de fe, tan inusuales, transformaron el ambiente del barrio e impresionaron mucho porque contrastaron con la rutina cotidiana de sus moradores. Ellos, junto a personas de los barrios aledaños y los transeúntes ocasionales, tuvieron en los días 17 y 18 de noviembre varias ocasiones de acercarse a la venerada imagen que tantas emociones y voluntades ha movido a lo largo del país desde el inicio de la peregrinación.
Sin embargo, no bastaron las casi 20 horas que esta hermosa representación de María Santísima estuvo en el templo que atienden los misioneros pasionistas. Ni alcanzó la disponibilidad plena de los ministros para atender a tantos devotos pues, desde que, alrededor de las 10 y 30 PM del día 17, la imagen se colocó en el presbiterio, comenzó un fluido de personas que mantuvo el templo abierto durante toda la visitación. Incluso, en cierto momento de la madrugada, cuando disminuyó el paso de los fieles, todavía, y de manera esporádica, entraban personas buscando a la Madre de Dios.
Con el alba, aumentó el número de visitantes, a la vez que re-comenzaron las principales actividades parroquiales, aunque no pararon un instante el cuidado del orden, la atención a los cooperantes y peregrinos, además del aseguramiento general. A las 6 de la mañana se rezó y cantó un Rosario de la Aurora, horas después se brindó una catequesis sobre la Virgen María, más tarde hubo una reflexión sobre la devoción mariana y a las 12 del mediodía, tras el rezo del Ángelus, ante una iglesia ya totalmente llena, las oraciones dieron paso a la gala cultural-religiosa, donde, entre canciones y poemas dedicados a la Caridad del Cobre, destacaron las interpretaciones musicales de Bernardo Lichilín, Félix Bernal, Michel Toll y Ana Hechavarría. A las 2 PM, el inicio de la Santa Misa, oficiada por el párroco Evelio Rodríguez y concelebrada por otros sacerdotes pasionistas, constituyó el momento cumbre de estos homenajes.
Para entonces, apenas se podía caminar en el templo por la cantidad de personas cada vez más interesadas en acercarse a la imagen de la Virgen, concientes de que se aproximaba el momento de la partida hacia la parroquia cercana de Santa Clara. En general, nunca se detuvieron las oraciones vocales o mentales, ni el ofrecimiento de flores que repletó el presbiterio. Las mujeres embarazadas o no, los niños, jóvenes y hombres venían en ritmo creciente. Al respecto, las filas para las bendiciones (una de las cuales llegaba hasta la calle) se detuvieron solo para dar paso a la gala y a la Misa.
Un rato antes de la salida, el pueblo continuó venerando a su Patrona en el pórtico de la iglesia. Como la noche anterior, una multitud se congregó en la Plaza de los Pasionistas. No fueron entonces 5 mil personas sino menos de la mitad, pero sí el miso fervor, los mismos aplausos, aclamaciones y cánticos. Continuaron los rezos, las meditaciones sobre la riqueza insondable de amor y sabiduría que la Santísima Trinidad derrama sobre Nuestra Señora, y el pueblo asentía con un enjambre de voces, brazos y ojos suplicantes. Cuando a las 5 PM se alejaba la caravana de coches y el auto que transporta la bendita imagen se incorporaba a la Calzada del Diez de Octubre, escuché claramente, bajo tantos saludos, una voz femenina joven que susurró: ¡Virgencita, yo te quiero!
Habey Hechavarría Prado es teatrólogo y profesor en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Pertenece a los consejos de redacción de las revistas católicas Espacio Laical y Amor y Vida. Ejerce el periodismo cultural y la crítica especializada.
Muy interesante de cuba, la habana.
ReplyDeleteel pueblo de cuba siempre ha sentido afinidad hacia la virgen pidiendo la intercesion de la virgen ante Dios.
ReplyDeleteMuy buen articulo sobre la procesion, me gusta mucho que se demuestren actos de fe como los narrados por el escritor Habey. saludos
ReplyDeleteTambien me gusto mucho lo que escribio antes.
ReplyDeletesin mas