Por Eduardo Rodríguez Solís
Siempre
de los siempres, Antonio Abogado se iba caminando hasta atrás del cerro de los
Zopilotes. Ahí, en un árbol de ramas y troncos fuertes como piedra basáltica,
se subía como chango hasta lo más alto. Y, desde ahí, veía los panoramas hacia
cualquier punto. Meditaba entonces sobre
todo lo que había vivido. Pero su primer pensamiento era para Azucena, la hija
del hacendado Arturo Maizales.
Ese era
su amor perdido, ya que la Azucena nunca le correspondió en amores. Y
esto, seguramente por su raquítico
status económico.
Pero, al
estar ahí, trepado “en su árbol”, se sentía el poseedor del amor de Azucena. Y
eso nadie se lo podía quitar, ya que los pensamientos son de quien los desdobla
y los abre al sol o a la luna.
Entonces, fácilmente se encontraba con su amada, quien volaba hacia él
en forma de una paloma gris que, cuando llegaba al árbol “de los pensamientos”,
se volvía la Azucena de carne y hueso.
--¿Y
ahora, por qué lloras? –le preguntaba la mujer.
--Es que
esto es pura imaginación. Es como un cuento de hadas –decía Antonio Abogado.
--Pero
aquí estamos los dos –decía la mujer amada.
--Pero
este mundo que vivimos es falso –decía Antonio.
Y
resulta que un día, estando solo Antonio, arriba del árbol, un viejo de barba
larga se le plantó frente a frente.
Ese
viejo era el Señor Fortuna, un personaje de leyenda, que vivía en una cueva al
pie del cerro de los Zopilotes.
De entre
sus ropas, este anciano sacó un rollo de pergamino donde estaba escrita la
historia de todos los seres de la región.
Se buscó entonces el nombre de Azucena, y el
rollo se desplegó hasta abajo, hasta llegar al suelo.
Y esta
acción hizo feliz a conejos y ardillas, porque pudieron fácilmente leer en el
pergamino hechos curiosos de los seres de la región.
Y cuando
el viejo llegaba a la mitad del rollo, encontró el nombre de la amada de
Antonio Abogado.
--Aquí
dice que Azucena te tiene en su pensamiento –dijo el viejo, al momento de mostrar a Antonio Abogado una bola de
cristal.
Y ahí,
señores, se veía a Azucena escribiendo muchas veces las palabras “Antonio
Abogado”… Y luego se veía a la Azucena bordando esto, muchas veces también, en
un rectángulo de seda.
El
viejo, con su largo rollo de pergamino, desapareció y Antonio Abogado se quedó
solo arriba de su árbol.
Entonces, después de muchos suspiros que experimentaba Antonio, llegó la
paloma gris, y en el momento de la transformación, las cosas cambiaron.
Ahora,
Antonio Abogado estaba arriba del cerro de los Zopilotes, sentado en un trono
dorado. Y, de pie, a su lado, estaba Azucena, con un vestido blanco y una
guirnalda de flores amarillas.
Desde
entonces, la gente de esa región montañosa, sabe que los amores de Antonio y
Azucena se volvieron poemas y canciones que todos leen y cantan cuando la
melancolía los envuelve.
Eduardo
Rodríguez Solís (Camino Real, D.F.). Publica teatro, novela, ensayo, cuento.
Primer editor de la revista Mester, del Taller de Juan José Arreola. Tiene
premios por Banderitas de papel picado,
Sobre los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco, El señor que vestía
pulgas. Su cuento San Simón de los
Magueyes fue premiado y llevado al cine, con la dirección de Alejandro
Galindo, y con un guión de Carlos Bracho. Su obra Las ondas de la catrina ha sido representada en muchos países, y en
Broadway tuvo éxito. Radica en Houston, Texas (erivera1456@yahoo.com).
How to make money from gambling - Work Tomake Money
ReplyDeleteThe most choegocasino common method to make money from gambling is to make money from online gambling. 1xbet korean If you are หาเงินออนไลน์ a beginner or serious about gambling