Por Eduardo Rodríguez Solís
De buenas fuentes, supe que un
amante de los muñecos de nieve provocó grandes cambios en los días y los años
de nuestro sistema. Con sus locuras, que ya se están reportando en las enciclopedias
de nuestro globo, se empieza a saber el por qué ahora los días tienen doce
horas y los años, la mitad de trescientos sesenta y cinco días.
Este hombre, que nació en el
pueblo de Metepec, cerca de la ciudad de Toluca (nombre que quiere decir “lugar
del dios de cabeza”), por cuestiones de herencia, se volvió, hacia sus quince
años de edad, un alfarero de envergadura.
Con sus habilidades
transmitidas a él por sus antepasados, pudo hacer con el barro piezas
artesanales muy hermosas.
Hizo Árboles de la Vida esplendorosos.
En esas piezas supo colocar al lado de Adán, a Eva y a la serpiente legendaria.
Y una vez que hubo una gran
helada en Metepec hizo una bola de hielo que causó sensación, al alcanzar la
altura de un volcán de fama.
Y resulta que una navidad, su
locura de artesano, ahora del hielo y de la nieve, le provocó la idea de hacer
una réplica más alta de la Torre Eiffel. Para esto trabajó con la ayuda de
muchos niños de la región.
Pero mientras fue elevando la
altura de su obra maestra, algo extraño pasaba. El tiempo de la vida y del
planeta se acortaba.
Por causas extrañas, casi
mágicas, la torre de hielo y de nieve se petrificó.
Nunca se le agradecieron los
alcances de su obra. Ni siquiera a una calle de su pueblo se le puso su nombre.
Pero la gente, los árboles y
los animales empezaron a vivir doble.
El mundo se quedó para siempre
con su torre transparente, que apuntaba a todos los puntos cardinales del
universo.
Y a nuestro mundo se le llegó a
conocer como el Planeta de la Torre Transparente.
Eduardo Rodríguez Solís
(D.F.) ha publicado libros de teatro, cuento y novela. Fue el primer editor de
la revista Mester, del Taller de Juan
José Arreola. Ha recibido reconocimientos nacionales por Banderitas de papel picado, Sobre
los orígenes del hombre, Doncella vestida de blanco y El señor que vestía pulgas. Su cuento San Simón de los Magueyes ha sido
premiado y llevado al cine por Alejandro Galindo, con guión de Carlos Bracho.
Su obra de teatro Las ondas de la Catrina
ha sido representada en muchos países, así como en Broadway, New York.
Actualmente vive y trabaja en Houston, Texas. (erivera1456@yahoo.com)
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